Capítulo 10: Estás loco.

11.9K 1.3K 413
                                    

Okay, aquí les dejo esto... Es más corto que los anteriores, pero es que a veces así deben ser las cosas... (?)

_____________________________________________________

¿Por qué lo negaba? ¿Por qué le gustaba hacerme perder la cabeza? Estaba preparándome un sándwich cuando sentí sus manos sosteniendo mi cadera. ¿Cómo sabía que eran las suyas? Porque era el único que estaba en casa conmigo... Debo admitir que mis rodillas comenzaron a temblar, y no supe cómo, pero pronto estaba encarándolo, sintiendo su respiración chocando con mi nariz. Tragué saliva.

-Lou... -comencé, pero su mano se posó sobre su boca y negó, mandándome a callar.

-Se supone que tú no debías saber de lo que pasó antes. –dijo seriamente. Estaba cerca, muy cerca y sentía sus piernas pegadas a las mías, como si quisiera enredarlas juntas.- Si, si te besé, pero olvídate de eso. Olvídalo, porque no me gusta que los demás sepan de mis secretos. Y ese, amigo mío, era un secreto.

Alejé su mano de mi boca y me alejé de él, chocando la espalda contra el refrigerador, que se tambaleó un poco. Louis era muy raro, se comportaba tan... acosador. Parecía estar vigilándome siempre y aunque quería preocuparme por eso, no podía.

-Puede seguir siendo un secreto. –ofrecí con algo de miedo.- No le diré a nadie, mi hermana no lo sabrá y yo puedo fingir que fue una alucinación... como los elefantes. –dije bajando la mirada intimidado. Ciertamente iba a ser muy difícil, pero no me quedaba de otra realmente.

-No es el punto, Harry Styles. –dijo negando con una sonrisa burlona mientras se acercaba hasta mi, tomando mi cintura y haciendo que nuestros cuerpos chocaran. Mis puños se cerraron fuerte, haciéndome daño a mi mismo con las uñas.- La cosa es que sé que lo sabes, y no me gusta. No me gusta para nada que lo sepas. Borrarlo de tu memoria imaginariamente no va a ayudarme para nada.

-No sé qué quieres.- dije casi como un sollozo. Comenzaba a ponerme algo ansioso. El miedo que sentía era por no poder complacerlo, por no darle lo que quería... normalmente yo alcanzaba todo con opciones sencillas, usualmente la primera que daba, pero él quería algo más complejo, quería borrar enserio mi memoria.

-Quiero que borres ese beso... -demandó, su abdomen presionando contra el mío, mirándome desde arriba (aunque no mucho, apenas era unos diez centímetros más alto, con suerte). Apreté la mandíbula, para no gritarle que le dije antes que lo haría, pero no me dejó ni siquiera organizar el enunciado en mi cabeza.- Que lo borres de mi mente.

-¿Cómo se supone que yo lo haga? –pregunté casi histérico.

Su sonrisa era la mayoría del tiempo cálida, me hacía sentir en casa de alguna manera... pero justo ahora parecía tan cruel, tan maliciosa. Parecía satisfecho con mi confusión, parecía disfrutar que yo estuviera de esta manera. Mi corazón estaba vuelto loco, sentía mi pulso luchar contra las paredes de mis venas y yo estaba sorprendido que ninguna hubiera explotado ya.

-Ese beso fue bueno. Y lo fue porque era un secreto... pero ahora sé que no lo era tanto. –Asintió, de acuerdo con sus propios pensamientos.- No estoy conforme con compartir ese secreto porque yo no quería compartirlo, era mío. Tendrás que darme un secreto que yo si quiera compartir, quiero que tengamos un secreto. Arruinaste uno mío antes, tienes que darme uno a cambio.

-Estás loco. –dije en voz baja, sin poder despegar mi mirada de sus ojos.

-Bésame. –pidió finalmente. No sé cómo fue que mis ojos no se salieron de sus cuencas en ese mismo momento, pero se mantuvieron ahí. Parpadeé un par de veces y su petición en mi cabeza se repitió una y mil veces.

-Bésame tú. –después de unos cuantos segundos pude decir eso. No me sentía capaz de hacerlo yo mismo, pero quería... quería que sucediera. Un recuerdo real que yo pudiera sentir sin el sueño molestándome.

-Estás loco. –me imitó con una sonrisa más relajada. Sonreí igual y la punta de su nariz rozó la mía.- Eres tú quien me debe un secreto, no yo a ti. Si te debo algo lo arreglaremos después.

Hice que mi sonrisa chocara con la suya y a pesar de que yo no sabía besar, no fue necesario, fue un beso como el suyo cuando estaba casi dormido. Un roce, pero esta vez con ambos sonriendo y conscientes de lo que sucedía. Me alejé de él y me di cuenta de que tenía las manos en sus hombros. Apreté su camiseta con mis puños mientras me escondía en su pecho, esto era mucho más vergonzoso de lo que pensé que sería.

-Es un buen secreto. –Asintió.- Ahora hablemos sobre lo que yo te debo.

-No me debes nada. –dije mordiendo mi labio inferior. Sus brazos me envolvieron esta vez por los hombros y lo sentí reír.

-Como digas.

-Espera... creo que si hay algo. –dije volteando a verlo.  Me separé de él y tomé su muñeca para arrastrarlo al sillón.- Quiero explicaciones.

-Yo no las doy. –dijo negando.

-Pero me las debes.

-Puedo pagarte con otra cosa. Lo que quieras. –ofreció. Alcé una ceja y sonreí después de un par de segundos.


No le digas a mi hermana - Larry StylinsonWhere stories live. Discover now