{25}.Ocaso del Candor

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Notas: Hola a todos de nuevo!!!. Estos últimos días han sido bastante ajetreados, pero creo que he llegado a tiempo de subir el capi. Ya se acercan las pruebas finales chicos/as, estoy muy nerviosa :(. Por suerte os tengo a vosotros y a esta historia que tanto me gusta seguir. Muchas gracias a todos por pasaros, como siempre espero que la disfrutéis y espero que tengáis un día maravilloso. Y a todos aquellos/as que están como yo. Muchísimo ánimo, esforzaros mucho que todo esfuerzo tiene su recompensa :3. Nos vemos en el siguiente capítulo!!!.

Un fuerte abrazo Yhoshi <3.

[*****]


Unas frías brisas movieron sus cabellos y enfriaron la pequeña y respingona nariz de la muchacha, la cual dormía plácidamente en su cama. Su nombre fue mencionado por una voz lejana y dulce que lo repetía una y otra vez. Ella abrió sus ojos con pesadumbre. Aunque el día anterior lo había pasado en la casa junto su compañero para poder descansar de los acontecimientos de hace dos días, seguía algo exhausta por el trabajo mágicamente hecho. Se incorporó de manera lenta. Vio como sus manos de una opacidad difusa se apoyaban encima de la cama y como su torso se levantaba dejando atrás un segundo torso, más opaco, más real, más vivo. La pequeña chica frunció el ceño mientras miraba su otro yo durmiendo. ¿Qué estaba pasando?. Entonces recordó sus lecciones con su mago maestro. Ella dormía pero a la vez no lo hacía porque su subconsciente estaba despierto. Trabajaba por alguien que lo estaba despertando. Se levantó de la cama y su fino camisón parecía flotar como si fuera movido por una delicada y suave corriente, lo mismo hacía su pelo. No necesitó abrir la puerta para salir de la habitación y dejar a su yo dormida reposando sosegadamente.

— ¿Quién llama?— Preguntó Lux desde lo alto de la escalera al no reconocer la voz que repetía su nombre una y otra vez.

— Vaya...— Dijo una voz confiada. — Ha pasado muy poco tiempo y ya no me reconoces. Qué lástima, por lo general no suelo ser muy fácil de olvidar.

Se mostró ante ella la figura de Mera. Pero la chica supo perfectamente que no era ella. Pudo encajar los suficientes cabos para saber que era aquella maga que había controlado a Talon y anteriormente a ella.

— Aquí no me puedes hacer nada. — Pues la muchacha había aprendido que la única zona a salvo de magia en el cerebro humano era el subconsciente.

— Oh, ya lo sé niña. Te sorprendería todas las cosas que sé sobre magia o...sobre ti.

— ¿Qué quieres?

— Quiero darte un regalo.

— ¿Qué? ¿Por qué?

— ¿Ha de haber un por qué? Los regalos son las cosas estúpidas que unas personas dan a otras de manera altruista.

— Pero no creo que seas muy altruista.

— Pues no. No lo soy. Supongo que es un regalo por haber ganado.

— Yo no he ganado, me has atacado, no he sido yo quien ha empezado esta disputa. No creo haberte hecho nada.

Desapareció de su vista unos instantes para volver a aparecer y posicionarse cara a cara frente a ella.

— ¿La quieres?— Preguntó con una sonrisa maléfica.

— ¿A Quién?

— A ella. — Dijo señalándose a sí misma.

— La quiero. — Dijo Lux sin rodeos.

Mera se alejó mientras soltaba una carcajada soberbia. Alzó una mano y la movió por el espacio de aire que había a su lado. Comenzó a dibujarse en una especie de neblina translúcida una especie de paisaje. Fue cobrando forma poco a poco. Era un bosque frondoso, sus árboles parecían ir perdiendo hojas con el paso de la estación otoñal y a lo lejos se divisaba un claro con un gran campo de crisantemos blancos el cual se iba degradando hasta llegar a un rosado en el centro, parecían dar una vida que no era propia de aquel envejecido y silencioso bosque. La imagen se centró en un gran árbol de tronco enorme. Quizás entre cuatro hombres no llegaran a rodearlo del todo. El árbol era extraordinario y precioso, como una reliquia que los Dioses habían dejado a merced de los humanos.

Lux Aeterna{#1} Darius x Lux |Ángeles y maldiciones|Where stories live. Discover now