{14}.Desconfianza

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Notas:

Hola de nuevo a todos!!. Antes de comenzar con el capítulo quiero empezar dando las gracias, saber que leo todos los comentarios y mensajes privados que me enviáis. Me encanta todo el apoyo que estoy recibiendo, sois una comunidad increíble y me daís mucho ánimo para seguir con esta pequeña pero ambiciosa historia.
Espero que os guste este capítulo pues me hace increíblemente feliz que lo disfrutéis.
Muchas gracias de todo corazón <333.

[*****]


Golpeaba con su bastón el suelo lo más rápido posible. Ya iba demasiado justo de tiempo y odiaba la impuntualidad. Aceleraba el paso todo lo rápido que sus envejecidas piernas le permitían. Llegó al edificio del Alto Mando más tarde de lo esperado. Saludó a la recepcionista, ésta le mandó firmar un papel de entrada con cortesía como de costumbre. Firmó a toda prisa y se dirigió a su despacho. Fuera de él lo esperaban en silencio LeBlanc y Vladimir. Éste último fue a saludarle con entusiasmo.

—Da gusto volver a tenerte entre las murallas de Noxus— Le hizo un gesto con la cabeza a modo de saludo.

—Gracias Vladimir. Disculpa mis bastos modales de buena mañana, pero el tiempo apremia.— Miró a LeBlanc que lo examinaba en silencio.— Si eres tan amable pasa a mi despacho no nos tomará mucho tiempo.— Le dijo el viejo cuervo a la mujer mientras abría la puerta de su estancia laboral. Volvió a dirigirse al rubio. — Serán cinco minutos, luego te daré lugar a ti. Disculpa de nuevo por esta desorganización. — Le sonrió de manera amable.

Vladimir asintió y le devolvió la sonrisa a su General mientras los veía desaparecer tras el umbral de la puerta.

Swain llegó a su mesa, posó los documentos con los que había cargado durante todo el trayecto sobre ella y apoyó su bastón en el borde de la misma. Se sostuvo de pie apoyándose ligeramente en el escritorio y miró a LeBlanc apretando los labios con una mirada severa y profunda. La mujer aún en silencio y de pie lo analizaba meticulosamente.

—Te dije que lo de Marcus nos iba a traer problemas.

La mujer lo miró desconcertada.

— ¿Qué tiene que ver él ahora en todo esto?

—Katarina ha retrasado la firma del tratado de la paz. Asegura informarme a carta por día de todo lo que va pasando. Dice que hay problemas en Demacia, no se fían. Que solo necesitará unos días más, pero que está prácticamente segura de que todo saldrá bien.

La versada dama empezó a caminar a lo ancho de la sala, se mordió el labio y se acarició la sien de manera pensativa.

— ¿Crees que miente?— Preguntó al hombre que seguía apoyado en su escritorio.

—No, no creo que mienta. Afirmo que lo hace.

—No encontrará rastro alguno de Marcus por Demacia.

—Quizás no encuentre eso, quizás encuentre mucho más, como un apoyo entre las filas de esa lejana tierra.

La mujer resopló y rodó los ojos.

—No encontrará nada en Demacia, ese hombre no la ayudará.

— ¿Tan segura estás de ello?

— ¿Y si la ayuda, qué? Ninguno de los dos puede hacer absolutamente nada. Tenemos que centrarnos en seguir con lo que acordamos.

El General cogió de nuevo su bastón y caminó hacia la mujer, una vez estuvo a la par ambos se miraron directamente a los ojos. Aunque la dama era esbelta, el hombre le sacaba unos cuantos centímetros de altura. Su porte era fuerte y en ocasiones daba sensación de una persona protectora, gentil y cálida, pero en muchas otras era intimidante y casi... malvado. Sus hombros eran anchos y a pesar de su edad mostraba una figura imponente.

Lux Aeterna{#1} Darius x Lux |Ángeles y maldiciones|Where stories live. Discover now