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Dinah había casi toda la mañana con los audífonos puestos, enviando y recibiendo mensajes de todo el mundo, amigos cercanos, su familia e incluso algunos fans; sin duda era la más activa en sus redes sociales. Camila podía verla desde su camilla en el autobús de la gira.
Había pensado en cientos de conversaciones para romper el hielo, pero al final había terminado acostada en su cama intentando poner atención a una absurda película sobre una segunda tierra, una película que había encontrado en la colección de otra de sus compañeras y había tomado sin permiso.

Llevaban ocho horas de viaje, pronto había terminado acostumbrándose al ruido del motor y el claxon de los carros que pasaban a su lado por el freeway. Había aprendido a dormir así, girando de un lado a otro, con la incómoda cama que le habían asignado y la soledad que había comenzado a rodear a todas las chicas.

Volteó a ver una vez más a Dinah y soltó un suspiro renunciando a la idea de iniciar una conversación con ella, una vez más. Llevaban más de dos semanas sin dirigirse la palabra, tal vez estaban cansadas la una de la otra, tal vez estaban molestas con el destino que las había obligado a permanecer juntas por tanto tiempo, o tal vez habían descubierto que no eran tan amigas como lo pensaron al inicio de aquella aventura que todos llamaron Fifth Harmony.

Extrañaba su casa, extrañaba su cama, sus padres, su hermana y su perro. Extrañaba la normalidad de ir a la escuela, de tomar un rápido desayuno y subir al autobús. Extrañaba ser Karla Cabello, la incomprendida antisocial que comía sola en la escuela, la que tomaba largas siestas y no podía subirse a una bicicleta sin terminar con uno o dos moretones en las piernas. Deseaba dejar de ser Camila Cabello por un día, estrella en ascenso con voz privilegiada y trasero de ensueño.

Se limpió con rapidez dos lágrimas que caían por su rostro cuando escuchó un par de pasos que se acercaban con fuerza por el pasillo del autobús. Se colocó los audífonos e intentó prestar toda la atención posible a la película que estaba en su reproductor de DVD, aunque no pudo evitar ver de reojo aquellas botas negras que se movían de un lado a otro.

Podía escuchar la voz gruesa de aquella chica a pesar del audio tan alto que tenía la película y se talló los ojos una vez más esperando que el rastro de las lágrimas se borrase de inmediato. La cortina de su cama se abrió provocando que la cantante diese un saltó asustada.

"¿Qué pasa?" Preguntó lo más tranquila que pudo a la chica de ojos verdes que la veía agachada en el pasillo al mismo tiempo que se retiraba los audífonos.

"He estado buscando mi película" contestó Lauren molesta "Te he dicho mil veces que respetes mis cosas."

"Lo siento." Se disculpó de inmediato la más joven "Estabas ocupada con tu amiga y no quise interrumpir."

"Lucy es mi novia, no es sólo mi amiga." Lauren estiró su mano esperando que su compañera de grupo le regresara lo que le pertenecía.

Camila se encogió de hombros sin importarle lo irritable que se comportaba Lauren con ella últimamente. Y le entregó su película lo más rápido que pudo para después verla salir del área de dormitorios sin decir una palabra más.

"Ignórala." Dijo Dinah desde su cama sin voltear a ver a Camila "Su situación con los managers es casa vez más difícil."

"Sí, pero no soy yo quien le prohíbe ser feliz."

Dinah sonrió a medias y se encogió de hombros "Tal vez sí, tal vez no, no importa. Ya quiero que lleguemos a Chicago, mañana hay un juego de los Cubs que no me quiero perder."

Better together - CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora