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Normani había tenido que hacer una parada más antes de poder avanzar hacia su destino, había apagado el GPS del auto gracias a la innumerable cantidad de veces que había estado en esa ciudad. Las ventajas de vivir en el mismo estado que la mayor del grupo. Dinah se había encaprichado en comprar una nueva botella, era una suerte que hubieran podido encontrar un lugar de venga ilegal y, en esta ocasión, la más alta se había decidido por un Whisky.

Normani y Camila habían pensado lo mismo "Al menos no es Vodka" pero ambas permanecían preocupadas por el alcoholismo de su compañera. No era la Dinah que habían conocido y ambas se culparon a sí mismas por no haber estado ahí para ella.

Dinah en cambio se quedó dormida antes de poder destapar su nueva botella. Ni siquiera ella misma había sido consciente del cansancio que había en todo su interior, pronto se sumergió a los sueños felices dónde las cinco jamás habían estado separadas y sus fans jamás se habían olvidado de ellas.

Camila había permitido que Normani conduciría a pesar de que era su turno para hacerlo, tenía un fuerte dolor de cabeza y la preocupación por Beth estaba consumiendo gran parte de su atención. No quería decepcionarla, no podía decepcionarla. Ni siquiera se había dado cuenta que Normani había repetido la última canción de Beyoncé cinco veces.

Pasaron a una estación de servicio y volvieron a llenar el tanque esperando que eso bastará para una gran parte del día que aún les quedaba por camino. Camila pensaba en dirigirse a Miami, Normani pensaba en el regreso a Los Ángeles, cada vez más cerca de tener que decirle la verdad a Camila.

Estuvieron presentes en el tráfico matutino de las ciudades Texanas por las que pasaban, ambas ansiosas por llegar a su destino y esperar ser recibidas por unas galletas recién horneadas de su ex compañera de grupo.

La compositora encendió el aire acondicionado cuando la intensidad del sol fue insoportable. Texas era demasiado caluroso para ella y odiaba tener que estar atrevasando el estado en pleno verano. Ella era una chica de lluvia, café, suéters y nostalgia; no una chica de sudor, bikinis y lentes de sol... aunque en ese momento daría lo que fuera por estar usando un bikini, y por una piña colada.

San Antonio.
Ubicada en el condado de Bexar, capital del condado, con una población de aproximadamente 1 millón trescientos veintisiete mil cuatrocientos siete Sanantonianos, la séptima ciudad más poblada de Estados Unidos y la segunda del estado de Texas, uno de aquellos habitantes era su antigua compañera de grupo.

El estomago de Camila y Normani se movían nerviosos, era increíble como acercarse hasta el hogar de la mayor del grupo podía hacer con ellas. Camila poco le faltaba para dejar de respirar, Normani se mordía los labios nerviosa de tener que hablar con Ally antes de que dijese algo sobre L... sobre la quinta integrante del grupo. Y Dinah dormía abrazando su nueva botella, deseando llegar hasta New York para poder abrirla.

Normani condujo el camino que conocía de memoria, tres semáforos dos giros a la derecha, siete señales de alto, una escuela, la  caseta de seguridad del fraccionamiento privado, dos calles y un último giro a la derecha. Pronto estuvieron ahí, era la calle donde muchas veces habían corrido molestándose la una a la otra, la calle donde solían ir después de los conciertos en esa ciudad, la calle donde solían cocinarles los mejores postres y galletas del mundo, la casa de los gatos, la casa de los Hernández, la casa de Ally.

Ahí estaban, sintiendo el gran nudo en su garganta mientras ambas recordaban algunas de sus aventuras en ese lugar, sintiendo como el café subía por su garganta y sus manos temblaban con cada segundo. La penúltima parada antes de volver, pensaba Camila, la última, pensaba Normani.

Better together - CAMRENWhere stories live. Discover now