Capítulo 23

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Esta vez soy yo quien va a partir dejando a mi amante dormida. Esta vez, no me encontraré sola en este hotel privado vacío, preguntándome si soy bienvenida aquí o solamente la última victima de este piso de solteras. No esperaré a saber si estoy invitada al desayuno o si seré amablemente empujada hacía la salida. Esta vez seré una mujer libre, independiente y determinada, que no espera a que le den permiso para quedarse o la autorización para partir.

Esta vez... Sí, pero justo después de esto. Cuando haya admirado una vez más a mi princesa rufiana, la gracia de su cuerpo dormido, la sensualidad de su piel desnuda, la fuerza de sus músculos que me maltratan todavía en mi memoria, la dulzura de sus ojos cerrados que ya no me fusilan. Es tan extraño que posea este poder, pero si la miro más,  tan solo unos minutos mas, nunca lograré dejar esta inmensa cama y llena de recuerdos, caliente por su presencia a mi lado.
Podría ccontinur disfrutando mientras ella duerme en este sueño tan profundo que nadie podría perturbar. Pero, en el segundo en el que se despierte, habré perdido todo, mi determinación, mi serenidad, mi pequeña victoria de partir antes de que me atrape.

Cuando comienzo a divagar de esta manera, es una mala señal. Salgo de la cama antes de perder completamente la razón, mientras aún tengo la fuerza para hacerlo. Lauren no se mueve. Mis movimientos son sorprendentemente calmados mientra me visto de nuevo y me peino, en silencio. No puedo evitar preguntarme si es ella quien hizo de mi esta mujer diferente, menos torpe, mas ligera, tranquila y delicada incluso en la urgencia de la partida.

Tal vez un efecto secundario de su veneno en mi cuerpo.

Con las alas que me empujan en la espalda, vaciló en depositar un último beso sobre sus labios cuando ya no pueden morderme. Me inclino y luego renuncio, es demasiado arriesgado.

Le doy la espalda para decidirme a partir, inhalo, exhalo, cuando su mano se insinúa suavemente entre mis piernas y se enrolla alrededor de mi muslo desnudo, bloqueando mi primer paso lejos de ella.

-Mi chofer te espera abajo, el podrá llevarte a donde quieras... Ya que te vas, me murmura la voz ronca y su acento danés.

¿Está decepcionada porque me vaya?! ¡¿Esta reteniendome?! ¡¿Pidiéndome que me quede?! ¡¿Dejé de respirar?!

-Que tengas buen día venus, agrega sonriendo, luego soltando su mano para regresarme mi muslo.

¿Comprendió que estaba dudando?

¿Se divierte con mi dilema? ¡¿O me entrega mi libertad, para permitirme partir con dignidad como lo había decidido?!

Doy un paso, luego otro, sin girarme. Abandono su habitación y su hotel privado. Entro en el Sedán negro cuya puerta me abre el chofer. Espero a que este cerrada de nuevo para autorizarme a sonreír. Mis labios se dividen y se estiran interminablemente mientras mi corazón explota.

Estoy orgullosa de mí.

Estoy loca de alegría.

Y un poquito loca por ella. Ya está, lo dije.

El chofer no arranca, tal vez espera a que le diga a donde vamos.
Antes de decidirme a hablarle, doy un último vistazo hacia el hotel privado. No espero ver a Lauren en la ventana, en su estado natural, agitando la mano o enviando besos al aire... Pero nunca se sabe.

Abajo, cerca de la reja, el guardia de expresión desconfiada, no deja de mirarme. No se que hice, ni que amenaza podría representar para él, pero su mirada dura y reprobadora me pone un poco incomoda. Le doy mi dirección al chofer para evitar que el guardia sombrío socave mi buen humor. No llevamos girando mas de diez segundo cuando mi bolso vibra: saco de el mi teléfono móvil, el cual muestra un mensaje, de un numero desconocido.

[No prestes atención al gorila delante de la puerta. Lars no aprecia a nadie. Ése no es mi caso.
L]

Otro mensaje de texto sigue casi inmediatamente, impidiendo ceder a la tentación de gritar de alegría.

[Por cierto, conseguí tu número de teléfono.
L]

[Ya lo veo. Lastima que eso te obligue a darme el tuyo.
C], le respondo de inmediato, inspirada por el tono juguetón de mi interlocutora.

[Estoy dispuesta a ese sacrificio. Haz un buen uso de el.
L]

[Diez llamadas, cinco mensajes en tu buzón de voz, veinte mensajes de texto. ¿Deal?
C], bromeo, esperando que comprenda la ironía.

[Es probable que no sea suficiente...
L]

[Para...?], le pregunto al instante, deteniendo el humor.

[Compensar la ausencia de tu cuerpo.
L]

[Mi secretaria me indica que estará relativamente disponible los próximos días. Haz buen uso de el.
C]

[El uso que haré de el tendrá que esperar a mi regreso. Parto algunos días a Dinamarca. Hasta pronto, venus.
L]

Ducha fría en este intercambio ardiente. Esto me recuerda a una parte de nuestra noche. Recupero mi compostura y decido que este último mensaje no requiere respuesta. Pero, al menos habré descubierto a Lauren juguetona, relajada, provocadora... Y casi posesiva. La mala noticia es que voy a tener que prescindir de ella. La buena es que, finalmente, se esta abriendo a mí.

Y que al fin tengo su número, Aleluya.

Dinah esta aquí a mi regreso y lee instantáneamente en mi rostro que algo cambio. Me veo obligada a admitirme todo. Un informe detallado mas tarde, ella esta aun más histérica que yo y llama a mani para contarle que esta vez, las románticas ganaron.

Al día siguiente de esta jornada pasada flotando sobre una nube, mi chicha preferida vuelve a su apartamento- para el gran pesar de Justin. Yo aprovecho mi soledad reencontrada para leer de nuevo y retocar el primer capituló de mi novela, el cual envío a Stanislas antes de adentrarme en el siguiente. La inspiración nunca ha burbuja tanto en mi mente. Y si tecleo tan fuerte en mi teclado es también para impedirle a mis dedos hiperactivos enviar mensajes de de texto a mi princesa, sin duda muy ocupada.

En esa misma tarde, soy convocada a la casa de mi editor <Urgentemente>. El dandi bigoton se niega a decirme más al respecto, pero quiere verme a las 6 de la tarde, en punto. Este tipo de misterios es rara vez una buena señal en Stanislas Delalande y su legua suelta: ya sea que odio mi historia, o que tiene otra vez un nuevo gran proyecto para mi- como hacerme posar desnuda para la próxima portada, o enviarme a un campo militar donde podría conocer hombres o mujeres, verdaderas(os), para mutilar a mis héroes.

La multimillonaria, y mi diario.(Camren g!p)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora