Irrealidad II

25. Golpe de suerte... O tal vez no

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Louis

Al abrir los ojos tenía el peor dolor de cabeza que había sentido en mi vida. Me pregunto qué había pasado para haber terminado con semejante dolor de cabeza, me toma unos segundos recordar lo ocurrido en el mercado negro. Intento incorporarme, cosa que me costó un poco ya que todo me daba vueltas como si me acabase de bajar de una montaña rusa. Me sorprendo al comprobar que mi cabeza no tenía ningún daño grave, salvo un agudo dolor en la parte en la que el demonio me golpeó con su cayado.

Una vez que todo dejó de moverse, pude ver mejor en dónde me encontraba, estaba dentro de una especie de exhibidor de vidrio, de esos que usan en los museos para evitar que las personas toquen las esculturas valiosas. El lugar estaba oscuro, daba la impresión de ser una cueva o incluso una caverna en alguna parte del inframundo; dos antorchar se encargaban de iluminar tenuemente el lugar, al centro había un gran mesa con un caldero y varios frascos de ingredientes, también había dos libreros y un par de sillones negros de aspecto antiguo. Definitivamente a los demonios les falta el sentido del glamour, ¿Por qué siempre escogen cavernas? ¿Acaso ninguno de ellos puede tener su guarida en algún penthouse de lujo o algo por el estilo? Bueno, excepto Altair y Avner, ellos se escondían en una agradable casa victoriana en medio del bosque, eso sí tiene más glamour que una cueva.

Golpeo el vidrio un par de veces, me doy cuenta que eso iba a ser inútil, pues terminaría rompiéndome los nudillos antes de poder romper el vidrio, esa cosa soportaría algo treinta veces más fuerte que yo.

Suelto un suspiro y me dejo caer. No puedo creer la mala racha que he tenido los últimos meses, primero dos malditos psicópatas aparecen dispuestos a exterminarnos a Liam y a mí, y que no importa qué haga, ellos siempre llevan la ventaja, también he sido retenido contra mi voluntad dos veces, una por Altair después de nuestro pequeño encuentro en el museo, y otra por Kat Stronghold después de quitarme mis poderes. ¿Qué demonios hice para tener semejante suerte? Es como si alguien me hubiese echado una maldición de mala suerte, eso explicaría muchas cosas, pues antes aunque siempre me metía en problemas, las cosas siempre se volteaban a mi favor, además que tenía a alguien que hacía que no me sintiese tan vacío. Siento un nudo formarse en mi garganta, odiaba como Kat Stronghold me hacía sentir, odiaba como el simple hecho de pensar en ella despertaba emociones en mí que no quiero sentir.

¿Por qué demonios me siento así? Fue una relación corta, no entiendo cómo es posible que tantos sentimientos se desarrollen en tan poco tiempo. Maldije una vez más, no debía sentirme así, no por ella, que no se siente así por mí en absoluto. Basta de cursilerías, ese chica no hace ningún bien en mi vida, al contrario, desde ese momento en el que la conocí, mi vida se fue directo a la ruina.

Debo salir de aquí pronto, antes que mi mente decida traicionarme de nuevo y comience a pensar en cosas que ya no valen la pena. Intento buscar alguna abertura en la caja de vidrio, debe de haber alguna pues esos demonios debieron abrir esto para ponerme dentro en primer lugar. Golpeo de nuevo el vidrio intentando encontrar por donde se abría, pero esto estaba completamente sellado.

Esto no podía ser peor.

Solo me quedaba esperar, pues mis posibilidades de escape estaban en cero, empezando por el vidrio a prueba de todo, y si por alguna razón podía pasar el vidrio, aún seguían los demonios, pues es de esperarse que haya demonios en todos los rincones de este maldito lugar, y sin poderes no estaba seguro de poder contra ellos. Me pregunto cuánto tiempo me habré quedado inconsciente y si Liam ya se habrá dado cuenta de mi ausencia, espero que así sea y que solo sea cuestión de minutos para que llegue a salvar mi trasero de esto antes que a éstos demonios se les ocurra vengarse por la muerte de su estúpido amigo.