18. Trato con el diablo

367 23 7
                                    

18. Trato con el diablo
Kat

Nunca en mi vida me había sentido tan furiosa en la vida, ni siquiera cuando un chico idiota me pegó un chicle en el cabello cuando tenía doce años, o cuando Altair y Avner me habían secuestrado, que eso ya es un caso extremo. La ira me estaba consumiendo, tenía que encontrar una forma de controlarme o terminaría explotando y quemando todo hasta reducirlo a cenizas, y por desgracia la única forma de controlarme era golpear a ese maldito idiota una y otra vez. Louis había cruzado el límite al meter a mi papá en todo esto. Demonios, la única razón por la que decidimos usar esa poción de olvido y vivir lejos de él fue para mantenerlo a salvo, y Louis lo sabía y ahora lo estaba usando en nuestra contra. Todo por una estúpida piedra con propiedades mágicas.

¿Cómo pudo hacerme esto?

No me cabía duda, él había cambiado, el chico bueno del que alguna vez me enamoré se había ido. Ahora era un monstruo en todo el sentido de la palabra, y lo peor es que antes lo sabía, en el fondo sabía que sería peligroso por su parte demoniaca, pero me dejé llevar por mis sentimientos queriendo creer que él era bueno. Vaya que estaba equivocada y ahora lo veo con claridad. Cualquier rastro de cariño y aprecio que todavía llegaba a sentir por él había desaparecido por completo, después de todo ¿Cómo podrías querer a alguien que ataca a tu familia? Louis había firmado una declaración de guerra, y no íbamos a permitir que se saliera con la suya como si nada.

— ¿Están bien? — pregunté a mis hermanos, me acerqué a Logan para ayudarlo a incorporarse, pues no podía mover el brazo para levantarse él solo, por su aspecto supuse que debía estar dislocado.

— Estaré bien cuando mande a ese hijo de perra al infierno — musita Dan entre dientes

— No pudiste decirlo mejor — asiente Will, hace una mueca de dolor por la quemadura provocada por mi ex novio psicópata —. ¿Tienes su estúpido collar?

— En la casa — respondí —. Aunque me muero de coraje por dejárselo tan fácil.

— Igual yo — concuerda Logan —. Pero no tenemos opción, no podemos arriesgar a papá.

Suelto un suspiro. Logan tenía razón, si de alguna manera logramos derrotar a Louis, alguno de sus demonios le haría daño a papá. Así que estábamos entre la espada y la pared, supongo que es mejor terminar cediendo, aunque mi orgullo me diga lo contrario.

Me acerqué a la jeep y busqué mi teléfono en el asiento, abro la aplicación de mensajes y le envío uno a Caitlin pidiéndole ayuda. Nuestra amiga ángel aparece después de unos segundos, ayuda a mis hermanos con sus heridas y huesos rotos, preguntando qué había pasado, aunque seguro tenía una idea.

— Gracias — dice Drake con una sonrisa amistosa

— De nada — responde ella —. Siento demasiada tensión ¿Pasó algo más? ¿En qué los ayudamos?

— Esta bien, descuida — niega Dan, rechazando la ayuda —. Podemos arreglarlo por nuestra cuenta.

— ¿Seguros? — insiste Cait con esa amabilidad pura de un ángel —. Estoy segura que los demás pueden ayudar.

— No, estamos bien — afirma Drake —. Además, no creo que Emma y los demás quieran hacer algo contra Louis.

Eso era verdad, los Tomlinson creían que Louis todavía tenía remedio, que en el fondo todavía estaba el chico que consideraban familia. No los culpo, yo quería creer lo mismo, pero ¿Para qué seguir engañándome?

Nos despedimos de Cait y subimos a la jeep, fue un alivio que Louis no haya destrozado nuestra camioneta. Drake dio media vuelta para regresar a casa, ya terminaríamos de pintar nuestro club otro día, pues ahora la prioridad era otra.

Irrealidad IIWhere stories live. Discover now