—Vaya, pero si eres tú. Santísima Phoebe ha venido a visitarme. —Escupe con sorna. —Pero qué milagro, el señor Grey se ha dignado a dejar volar a su pajarita. Si querías ver que soy un desastre, ¡Mírame! —Grita tan fuerte que me hago un poco hacia atrás por instinto de protección. — ¿Lo has hecho? Fenomenal, ya te puedes largar por dónde has llegado.

—He venido hasta aquí para hablar contigo, Ava. Porque enserio me importas, y no me interesa que te equivoques o hagas las cosas mal, siempre te he dicho que puedes contar conmigo para todo, lo que quieras.

— ¿Lo que quiera? —En su rostro se dibuja una sonrisa malvada, yo asiento como un muñequito de esos que se ponen en el auto. —Ayúdame a salir de aquí, no estoy loca y no merezco que me encierren. Todo ha sido por culpa de Ethan, ¡Puta mierda! Como si fuese la primera persona en el mundo que se enrolla con alguien mayor, salgo de fiestas y disfruto de mi vida, ¿Qué malo hay en eso? No he matado a nadie, aún.

—La forma en que lo haces, Ava. Eres perfecta, tienes muchas cosas por las cuales salir de este hoyo en el que te has metido, vas cayendo en un precipicio, pero aún tienes tiempo para tomar la mano que te ofrece ayuda. Muchos te queremos, y no, jamás te ayudaría a salir, porque estás aquí por tu bien, aunque ahora no lo veas así, en algún momento te centrarás y reflexionarás sobre lo que estás haciendo con tu vida, sólo entonces entenderás que tus padres, el tío Ethan, los abuelos y todos queremos que estés bien.

— ¿Bien? —Ríe sarcástica. —No puedo estar bien cuando me encierran como a una maldita loca. —Se levanta del sillón con agresividad, por instinto de protección, nuevamente, me subo a la cama para alejarme. — ¡Yo no necesito ayuda de nadie porque no tengo nada! ¿Te corres? ¿Me temes? —Se suelta a reír, me bajo de la cama para que sea mi barrera. —Tú no sabes nada, de la vida ni de nada, eres una jodida niña que a su edad, su padre es quien la maneja, ¿Cuándo serás tú misma y no lo que tus padres quieren? Vives en las faldas de Ana y no haces nada que tu padre no autorice. Mírate, eres débil, una sumisa de Grey.

Se me salen las lágrimas, tengo miedo.

— ¿Conoces el pasado de tus padres? Porque yo sí. —Se jacta totalmente orgullosa. —Y de muy buena fuente, primita. Si te dijera, ten por seguro que tus padres se van del cielo al suelo directamente.

—No los metas a ellos en esto, no puedes decir nada porque no existías, no me dejes creer que has perdido la razón. Yo sólo quería saber de ti y que supieras que cuentas conmigo, no quería creer lo que me habían dicho. —Lloro. —Pero no eres la Ava que solía jugar en el jardín o hacer travesuras a Gail...

—Era muy estúpida, como tú. Pero ya no lo soy, abre bien esos ojos y mira a tu alrededor, verás que tu vida no es tan maravillosa como la pintan. Me estorbas, Phoebe. Bastó con verte en el centro comercial y cruzar unas palabras sobre tí con mi amiga para saber qué somos más diferente que una chica loca y otra muy reservada. ¿Sabes? Para que veas que no soy mala, te haré un favor. —Me mira, no la reconozco, sus ojos escupen odio. Se gira para ir a una cómoda, está de espaldas, escucho el desgarre de un papel, cierra con fuerza exagerada el mueble. Estira su brazo tendiéndome el papel, lo agarro. —Ella te aclarará muchas cosas.

¿Ella?
¿Quién es ella?
Guardo el papel con rapidez en mi bolsillo cuando la puerta se abre, como si del secreto mejor guardado del mundo se tratase. Es hora de irme.

—Adiós, Ava.

—Gracias por tu amable visita, primita. — ¿Por qué no quita esa sonrisa perturbadora? Antes de cerrar la puerta murmura—: Que sufras mucho, Phoebe.

Me quedo pasmada esperando a que ponga llave, ¿Quién es ella? ¿Qué sabe Ava de mis padres? Hipótesis, teorías, todo me da vueltas.

— ¿Por qué ha dicho eso?

LA HIJA DE GREY (ONE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora