Cap.67 Π♦Mariya♦Π

1.2K 98 11
                                    

Maratón-5/?

Terminé de enlazar las cintas del sobre todo verde olivo. Llevo solo un vestido negro con un escote frontal griego y unas sandalias de agujetas, altas e igual negras.

Cerré la puerta de la habitación y bajé por las escaleras, abajo está Jayden, esperándome.

-¿Lista? -Preguntó, tendiéndome su mano.

-Así nací -Le di un casto beso en los labios.

Nos despedimos de la señora Consatta y de los escoltas. Jayden abrió la puerta del copiloto y como todo un caballero me ayudo a subir, seguido rodeo el auto hasta llegar al asiento del piloto.

Me dediqué a admirar sus facciones serias y la concentración de su mirada en el camino.

-Una foto duraría más Barbie -Dio un leve apretón en mi rodilla.

Reí junto a él.

-Ah si. Le diré a la señora Angeannette que tomaré una pocas de ti, cuando eras bebé -Le apreté uno de los cachetes.

Él frunció el ceño. Para luego sonreír, como si estuviera recordando algo.

-¿Recuerdas esa vez que amanecimos en mi apartamento? —Preguntó riendo.

-Claramente Jayden, eran mis 18 —Repetí su acción.

-Te dije exactamente esas mismas palabras al despertar. Siempre me has amado mujer —Su ego, nunca lo dejará.

-Disculpe señor ego. Por supuesto que no lo estaba admirando, claro que no. Es sólo que no estaría tranquila despertando al lado de un extraño —Justifiqué tratando de escucharme lo más sería posible.

-Si Barbie, si. ¿Es obligatorio creerte? —Pregunta sarcástico.

-Nooo!...A menos que...Te quieras quedar sin tu amiguito —Me crucé de brazos, y forme una ligera línea en mi labios.

Alzó una de sus cejas, dándome a saber que no le gustaba mucho la idea.

Sus mano libre subió desde mi rodilla hasta mi muslo, subiendo un poco el vestido negro y apretando un poco en la misma zona, aproximándose un poco a las ingles de mi entrepiernas, ocasionando que mi organismos se acelerase un poco. Ejerciendo masajes lentos.

-No podrías vivir sin mi y mi amiguito —Su voz ronca y el aire expulsado al hablar chocando en mi cuello.

No sé cuando rayos pasó. Terminé sobre su regazo a horcajadas, su mano libre recogiendo mi cuerpo y las mías tras su cuello.

Escuché el chirrido de los neumáticos. Repartí besos por su cuello.

-¿Hemos llegado? —Pregunté aún besando su cuello, con pasión.

-Si —Seguido me aparte abriendo las puertas del auto, y bajando de sus piernas.

Le escuché gruñir, y próximo el escándalo del claxon. Lo observé bajando del Ferrari blanco, y se veía malditamente sexy.

Sentí sus manos adheridas a mi cintura.

-Buenos días, señor, señora —Un hombre vestido de negro saluda.

-Buenos días —Asiente tomando nuestros equipajes y desaparece.

Jayden y yo subimos al jet, él se va hasta la cabina. Yo continúe por el pasillo hasta los sofá individuales, pero las manos y la vuelta brusca que Jayden ejerció, quedando yo atrapada entre sus brazos.

-¿Pensaste que te librarías tan fácil?

—Moví mis manos sin importancia— Ja. ¡Claro que no! —Articulé sarcástica.

Illegali di Diamanti #RedQueenAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora