23

751 46 30
                                    

El día siguiente amaneció con un enorme y caluroso sol sobre la bella cuidad de Londres. Harry y yo partimos muy temprano hacia Holmes Chapel, para llegar a la hora del almuerzo. Durante el camino hicimos varias paradas para admirar Londres, ya que a esta hora no habían muchas personas concurriendo las calles.

En este momento estamos a mitad de camino, y nos estuvimos a desayunar a un pequeño café. Estaba casi vacío, y las personas que habían, eran mayores leyendo el periódico. Una chica sumamente dulce, fue quien nos tomó la orden.

— Mamá está preparando todo para nuestra llegada —me comentó Harry, dejando el teléfono a sobre la mesa.

— Tengo muchos nervios. ¿Y si no le agrado? —admití.

Anoche, luego de la cena, nos quedamos viendo una película en el sofá. Harry me estuvo contando cosas sobre su familia, como que su papá Des, sigue viéndolos a él y a Gemma de vez en cuando, y que él tiene una muy buena relación con Robin, su padrastro. Sus primos tienen una banda, y ellos se llevan muy bien. Su hermana y él suelen pelear mucho, porque Harry ama hacerla enojar. Y su mamá ama cocinar. También se le escapó decirme que nunca más ha llevado una chica a casa, a conocer a sus padres, desde que estaba en el instituto, hace más de siete años.

— Muñequita, claro que le vas a agradar —dijo para hacerme sentir mejor—. Tú me haces feliz, y eso es todo lo que le importa a mamá. A demás, todos en mi familia son tus fans, no hay manera de que no te quieran.

Ambos sonreímos. Él tomó mi mano sobre la mesa en forma de apoyo, y la besó. En verdad, amo a este hombre.

La chica que nos atendió, vino a nuestra mesa con nuestros pedidos. Para mí unos waffles de avena, y un batido de proteína, y para Harry un desyuno americano, y un té. Ambos comimos en silencio, disfrutando simplemente de la compañía del otro.

Una vez que terminamos, y Harry me permitiera —luego de una larga discusión— pagar la cuenta, salimos nuevamente rumbo a Holmes Chapel. En el camino escuchamos música todo el rato, y eso logró que el camino fuera bastante corto. Antes de ir en dirección de su casa, me mostró el lugar. Había una iglesia, algunas tiendas de ropa, un centro comercial, y centros de servicio, como panaderías, un hospital y otras cosas.

Su casa quedaba cerca de un bosque, pero como ahora estamos en otoño, en su mayoría era el suelo de diversos tonos naranjas. Al fondo se veían las montañas grises, y un riachuelo.

— ¿Crees que podamos ir por ahí? —le pregunté señalando lo que veía a través de mi ventana.

Harry miró fugazmente y asintió.

— Sí. Podemos venir a acampar con Gem. Lo hacíamos seguido cuando éramos pequeños —comentó.

Sonreí y apreté su mano, la cual estaba sobre la mía desde que emprendimos el viaje.

Harry aparcó frente a una casa de ladrillos rojos después de 5 minutos más. El jardín estaba bien cuidado y lleno de rosas de diversos colores. Sin duda era todo un hogar.

Me ayudó a bajar, y entre ambos, arrastramos las maletas que traíamos. No nos quedaríamos más que una semana, pero yo no sabía que traer, así que al final, traje casi todo. Lo único que dejé en casa fue la maleta que... oh rayos. ¡Era la maleta que tenía las pijamas!

— Amor, ¿por qué te golpeas? —preguntó Harry confundido al verme hacer un palmface.

— Dejé mis pijamas en tu casa.

Me preparé mentalmente para su escandalosa risa, la cual no tardó en llegar. Jodido idiota.

— No te rías Harry. Como no eres tú el que las olvidó —gruñí golpeando su brazo en un intento fallido porque se callara.

I Have Nothing → Hariana ✔️Where stories live. Discover now