Capítulo 2

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-Si quieres que te ayude no me dejes hacer las cosas yo sola -mamá se queja por octava vez desde que me empezó ayudar con el cuarto de la tortura.

-Yo no decidí cambiarme de habitación -me siento en mi cama. Estamos hace horas moviendo cosas. Decidí quedarme con el espejo que hay en una de las paredes celestes.

El cuarto es más grande que mi anterior habitación y tiene un balcón, imagínense la emoción que tuve al entrar y ver que el cuarto de la tortura estaba vacío -¿Dónde están los gemelos? Dijeron que me ayudarían.

Esos par de estúpidos me habían dicho que me iban ayudar a mover el sillón rojo de mi ex habitación.

-Se fueron con Carter a un parque, ya vendrán -dice mamá mirando el desastre de posters que tengo en el suelo -tendrás que tirar esas cosas Lucifer, ya no van contigo.

-¡Oh no madre! No elegirás que poner o que quitar en este cuarto. A partir de hoy, soy una chica libre -agarro mis cosas y las empiezo a pegar en la pared celeste.

-Si fueras una chica libre, ahora mismo estarías en la cárcel por lo que le hiciste a la señora Robinson.

-Esa vieja se lo busco, aparte yo sola no fui, los repetidos me ayudaron -me excuso. La señora Robinson era una vieja amargada que siempre que mis hermanos y yo jugábamos en el patio, el balón caía del otro lado de la cerca y la muy hija de su madre no la devolvía.

Un día con los gemelos entramos a su casa, le llenamos la cama de miel y el piso de aceite, ese día recibí una de las mejores visitas de Laura. Gracias a dios se mudó al otro lado de Tennessee, compadezco a sus nuevos vecinos.

-Solo falta colocar tu escritorio y terminamos -papá entra a la habitación y la observa-este cuarto es muy Lucifer, me gusta.

-Gracias, mamá quería que pinte las paredes de rosa -digo riendo con sarcasmo. Papá hace una cara de asco al escucharme.

Después de haber terminado de pegar mis posters, papá desarmo mi escritorio y lo colocó en la pared que tenía el espejo. Realmente me gusta este cuarto, es muy de mi estilo.

-Wow, te quedó horrible. Pensé que ibas a tirar ese sillón rojo -Carter se apoya en el umbral de la puerta y observa toda mi nueva habitación.

-Cierra tu maldita boca, ¿qué haces aquí todavía? Tienes que irte a comprar tu cama -le contesto de mala manera. ¿Que le importaba si tiraba el sillón o no?

-Tus padres dijeron que te venga a buscar porque saldremos en familia -suelta sin ganas. ¿Salir en familia con esta persona? Jamás, claro que no.

-Diles que no voy, tengo que... -¡vamos Lucy!¡Piensa en algo! -¡tengo que estudiar!

Lo empujo y cierro la puerta con fuerza, mis padres no se creerán eso jamás de los jamases. Me siento en mi cama y llamo a Giovanni, ayer no pude hablar con ella.

-¡Hola Lucifer! -la suave voz de mi mejor amiga se escucha del otro lado.

-Hola bruja -Giovanni es una chica muy cariñosa, ella siempre te ayudará en lo que sea. Es muy buena persona y la adoramos por eso, a cambio, nosotros tres somos un desastre.

-¿Cómo estás? Me dijeron los chicos que tu mejor amigo se mudó a tu casa -dice con sarcasmo.

-Agh, sí. Ese estúpido idiota está viviendo en mi casa, tengo tantas ganas de quemar sus cosas.

-¿Ya le diste una de tus cálidas bienvenidas? -pregunta curiosa. Mis bienvenidas siempre son con bromas. Le hice una a Gionni cuando la agregamos a nuestro grupo, desde ese día la pobre no nos miró de la misma manera.

Viviendo con LuciferWhere stories live. Discover now