𝐖𝐀𝐓𝐄𝐑, gilbert blythe

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HABÍA LLEGADO A CLASES, tenía el pelo un poco alborotado nada exagerado, unas enormes ojeras moradas bajo mis ojos, portaba el vestido arrugado y lleno de tierra, en conclusión me veía horrible hoy, más de lo usual.

El profesor Mr. Phillips estaba enseñándonos características sobre los estados que se encontraban en Nueva Zelanda, era un poco interesante pero el sueño era más fuerte que mis escasas ganas de aprender, trataba de mantenerme despierta pero mis párpados se cerraban sin autorización alguna, ni siquiera me daba cuenta cuando ya volvía a despertar de mis mini siestas.

—Señorita Yorke si quiere tomar una siesta será mejor que la tome fuera de la clase— dijo llamado mi atención el profesor, haciendo que levantara la cabeza rápidamente para mirarlo, pude oír algunas risitas y susurros por parte de mis compañeros de clase.

—No no no, si estoy poniendo atención, enserio— dije rápidamente, no quería que me sacaran de clase, esta vez no quería ir al bosque.

Este volvió a escribir en la pizarra y continuó explicando, solté un leve suspiro y volví a fijar la mirada en el pizarron, pero de pronto cuando miraba a la pizarra desvíe la mirada y vi a Gilbert junto a un chico mirándome fijamente, este desvío rápidamente la mirada y yo también, tenía las mejillas sonrosadas y fruncí un poco el ceño.

El profesor anunció el descanso, salí con mi emparedado de aguacate en mano y me dirigí a el árbol en el que comía sola todos los descansos, tenía mi libro de mitología griega abierto, lo sostenía con mi mano izquierda mientras lo leía y con la derecha sostenía mi emparedado a medio comer, que por cierto estaba muy bueno. Ambas manos tenían moretones y pequeños rasguños más notorios en los nudillos aunque ya no tenían sangre seca.

—Hola Maggie—se escucho la voz de Gilbert, estaba a mi izquierda con una manzana en su mano, me miraba con una pequeña sonrisa en su rostro.

—Hola Gilbert— dije un poco seca volviendo mi vista hacia mi libro, sin previo aviso el sentó en el piso junto a mi y empezó a comer su manzana.

Deje mi libro caer en mis piernas junto con mi emparedado y volteé a ver a Gilbert inexpresiva aunque demostraba un poco mi molestia, este me devolvió la mirada solo que el estaba sonriendo y masticando su manzana.

—Lo siento—hablo apenado—¿quieres de mi manzana?— hablo el extendiendo su mano con la manzana en ella, no quería manzana pero tampoco que se fuera solo quería saber por que estaba ahí.

—No—dije e hice una pequeña pausa—Quiero saber qué haces aquí, ¿no deberías estar con tus bobos amigos?—pregunte.

—Estaba con ellos pero luego me canse y te vi aquí como siempre y decidí ya sabes... sentarme contigo—dijo lo ultimo casi en un susurro, como si estuviera un poco avergonzado.