Inspirado en Juego de Tronos.
La historia de Shiera Waters, una bastarda nacida en Desembarco del Rey, cuya suerte cambia al recibir el mejor regalo que podía esperar: Sharkyl.
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Llegar a las playas de Desembarco fue de todo menos fácil, dejé a casi toda mi tripulación en el barco, Sharkyl nos llevó a Murciélago y a mí hasta tierra firme.
Sabía que Cersei contaba con una especie de ballestas gigantes que podrían herirla así que la dejé allí esperando a nuestro regreso.
—¿El plan?— preguntó él poniendo la mano sobre su espada.
—No hay plan.— murmuré centrada en llegar hasta Daenerys y exigir la explicación que merecía.
Miré al cielo, los dragones de mi tía se distinguían perfectamente, me había criado en esa ciudad así que los situé al momento.
—Están en el Pozo Dragón.— era una edificación que diseñaron para mantener cautivados a los dragones, tratar de enjaularles fue su perdición.
Anduvimos un buen rato por un camino de tierra rodeado de árboles hasta llegar al sitio, era una especie de coliseo con unos tenderetes rojos donde estaban todos sentados.
Podía reconocer a Daenerys y a Tyrion, solo tenía sospechas de quién podía ser Jon Snow aunque era posible que lo equivocase con Theon Greyjoy.
Me dieron escalofríos al ver a la malvadísima Cersei y a su amante hermano Jamie Lannister.
Un hombre tremendamente alto abrió una caja de madera y de ella salió lo que al instante supe que era un caminante blanco.
Aquel humanoide demacrado con la piel tan pálida y ojos de un azul increíblemente intenso. Reuía la luz del sol como si llevase una vida plenamente nocturna.
No pude evitar una exhalación de asombro, por suerte nadie llegó a verme antes de que Murciélago me hiciera un placaje para ocultarnos.
—Mierda, no oigo nada.— gruñí viendo como el sospechoso de ser Jon Snow comenzaba a hacer una especie de presentación.
—Callar.— respondió él.— Oír y ver. — susurró viendo lo mismo que yo, cómo Jon cortaba le una mano y después le prendía fuego.
