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El móvil de Luke Hemmings sonó al instante, y no pudo evitar sonreír apenas leyó quien era el remitente. 

     Mala señal. Así es como comienza todo.

  —¡Nunca me habías dicho que te gusta pintar! —gritó la pelirrosa, sin nisquiera dedicarle un simple hola.

—Nunca se dio la oportunidad. De todas formas, no es la gran cosa. 

     Dio un pequeño trago a la lata de cerveza que tenía entre sus delgadas manos; acompañaba cada momento de su vida con alcohol. Él tenía la filosofía de que en vez de aclarar sus ideas, las centraba, permitiendole estar atento a cada detalle.  Pero, a fin de cuentas, sabía que no hacía más que destruirlo lentamente. 

Luke Hemmings estaba lleno de malos hábitos.

  —¡Sí que lo es!  — dijo ella — nunca podré hacer algo así. El arte está en mi lista de cosas imposibles.

—No podría imaginar que la mujer que encuentro cada día en una galería de arte ni siquiera dibuja.  —quizás Sky era mucho más misteriosa de lo que él creía. 

  —Me dedico a admirarlo. Al arte, me refiero. Por eso mismo te admiro a ti.  

     La muchacha se maldijo mentalmente, sintiendo como sus mejillas olvidaban su palidez diaria. Allí estaba su sinceridad otra vez, jugandole malas pasadas.

Luke, en cambio, rió sonoramente. Sky le transmitía pureza infinita, demostrando que no tenía dos caras, sino una sola. La auténtica. 

La que no le tenía miedo a nada.

Ni a si misma. 


Galería de Arte ✩ l.hWhere stories live. Discover now