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  —¿Cómo te llamas?

—Hemmings. Luke, Hemmings.

  —Bond. James, Bond. — dijo Sky, sin poder evitarlo.

     Luke la miró divertido. Quizá así es como se empiezan las historias de amor, y nosotros, los simples humanos ajenos al romanticismo, no nos hemos dado cuenta nunca: con la autenticidad. 

—¿Cuántos años tienes? —preguntó él.

—Diecinueve. ¿Y tú?

—Veinte. ¿Qué haces a esta hora aquí?

—Escapando de una fiesta de adolescentes llena de calor humano y sexo que esta vez no pedí ver. ¿Y tú?

—¿A caso pides ver sexo?

  —No hay nada que me moleste más que contesten mis preguntas con más preguntas. 

—¿Por qué?

—¡Deja de hacerlo! ¡Parece un juego interminable y me pone muy nerviosa!

     Luke Hemmings rió sonoramente, y dedicó unos segundos a mirarla. Se habían conocido formalmente hace unos pocos segundos y ya se había convertido en lo mejor que le había pasado en la semana.

    El museo transmitía un clima especialmente tranquilo. Quizás esa era realmente la razón por la que una chica linda pasaría el sábado por lo noche allí. 

O quizá no.

Quizá le había mentido.

    Si Luke Hemmings debería definirse con una sola palabra, sería desconfiado. La vida no le había jugado ni una buena pasada, y sin embargo, seguía allí; viendo belleza en cada obra. Y creándola, también.

—Deberíamos hacerlo.

—¿No crees que es muy apresurado?

  —¡Por Dios, Sky! —ambos rieron. Sus carcajadas sonaban armoniosas juntas; como si se hubieran creado para combinarse— Me refería al juego de preguntas. ¿Aceptas? 

  —¿Cuál es el premio?

  —¿Ya empezó el juego?

—¿Y tú que crees?

—¿Qué sí?

—¿Eres tan inteligente siempre? —Sky no necesita pensarlo dos veces. El sarcasmo es su segundo idioma.

—¿Cuál es la novedad?

—¿Quizá que no lo pareces?

—¿No parezco inteligente?

  —¿Yo lo parezco?

  —¿Me dirías tu número de teléfono?

     La muchacha abrió la boca levemente, demostrando que no esperaba ese golpe.

Al menos no tan rápido.

     Bien hecho, Luke. Haz provocado mariposas en su estómago por primera vez. 

—Para pasarnos fotos de pinturas y hablar de museos cercanos —continuó.

—¿A quién quieres engañar, Luke Hemmings?

     El muchacho abrió la boca levemente, demostrando que no esperaba ese golpe.

Al menos no tan rápido.

     Bien hecho, Sky. Haz provocado mariposas en su estómago por primera vez.

¿Existirá algo más hermoso que las mariposas recíprocas?

Galería de Arte ✩ l.hWhere stories live. Discover now