Chapter 30

4K 198 17
                                    

Abrí mis ojos lentamente, mi cabeza dolía y mis ojos ardían, creo que nunca había llorado tanto, a excepción del día de la muerte de mis padres, ese día creo que fue el más duro de mi vida y el que me cambio tan bruscamente, quite la cobija que tenía sobre mi cuerpo y me levante lentamente para evitar un mareo, que en este instante es lo que menos deseo sentir, sentí a mi pequeña moverse despacio y dar unas ligeras pataditas, hambre, no había comido nada desde que nos fuimos a la playa luego de comer. Tome mi móvil y marcaban las ocho treinta, dios, tanto he dormido, me incorpore y encendí la luz frunciendo el ceño al recibir el fuerte impacto en mis ojos, okey preciosa, bajemos a buscar algo para que comas, me puse el suéter que me había regalado milika y baje descalza lentamente las escaleras, se escuchaba como hablaban en la cocina

-ni que fuera mentira Taylor, ella lo único que le hace a mila es daño- oh no siguen con esa pelea

-que te calles la puta boca de una vez Sofía, me estas hartando- hablo lauren de forma alterada

-sofí, amor, deja de atacar a lauren, ella ya sabe que la jodio- apreté la mandíbula, hombre tenía que ser, idiota

-es que ya no puedo más, llevo viendo a mi hermana llorar por sus estupideces todas estas veces, si tu hermana estuviera embarazada actuarias de la misma forma que lo hago yo- suspire apoyándome en la pared- solo quiero lo mejor para mi hermana y mi familia, y claramente ella no le hace bien a mi hermana si actúa como una idiota. Y mucho menos lo será para Emilia

-por favor deténganse, quiero al menos tener una cena tranquila, bastante tengo con la preocupación que siento por mi flaquita y mi pequeña, así que por favor, deténganse con el tema- mi abuelo, tome una pequeña respiración y entre a la cocina con expresión neutra

-mila estas bien, te duele algo, quieres que te llegue a un hospital - Taylor fue el primero en acercarse a mí, le di un pequeño abrazo y negué, camine al refrigerador y tome dos plátanos

-podrías llevarme una leche caliente por favor, Emilia necesita comer- susurre cargando a leo, quien recostó enseguida su cabeza en mi brazo, hice un pequeño contacto visual con lauren y luego baje el rostro al sentir como mis ojos se humedecían nuevamente- permiso- Salí de la cocina y subí rápidamente a mi habitación- dormirás con mama hoy leo- susurre abriendo mi plátano y luego darle una gran mordida, realmente comía porque lo necesitaba mi pequeña, si no, no lo hubiera hecho, eso es seguro, leo se acurruco en la cama y a los segundos se durmió, me quite toda la ropa y me metí al baño de la habitación, me senté en la tina y deje caer el agua por mi cuerpo, me apoye en la pared y volví a recordar a lauren, sé que esto le hace mal a mi pequeña pero era inevitable sentirme así, pensar que la perdería me rompía el alma, se desvanecía mi mundo, ella tiene la mitad de mi corazón y si no se junta con lía, mi motor no funcionaria. La amo tanto, y me volví tan dependiente de ella que si no la tuviera no serviría de nada, y ya, puede ser que en la empresa sea fuerte, con una coraza de acero, pero cuando llego a casa eso se rompe y se transforma en algo tan blando que cualquier cosa que ocurra me afectaba, tanto para bien como para mal. Y lo que paso hoy en la playa, definitivamente me afecto para mal, yo no quería perderla, y mucho menos alejarla de mi vida, porque ella junto a Emilia, se volvieron mi mundo y mi vida. Llore en silencio no sé cuánto tiempo, fue el sonido de la puerta que me saco de mi transe

-te he dejado la taza sobre la mesa, se te enfriara- mi piel se erizo al oír su voz, quise gritarle que se fuera por idiota, pero no podía, no pude, apague el agua y me envolví en una toalla, quite la pinza de mi cabello y deje caer mi melena por los hombros, abrí la puerta y ahí estaba ella con una expresión triste, cerré la puerta y me quite la toalla para secar mi cuerpo, sentía su mirada quemar mi piel, no levante la cabeza, no quería unir mi mirada con la suya, por nada del mundo lo haría- camz- me puse ropa interior y luego una camiseta de tiras blancas, dios ahora apenas me cubre los pecho, y pensar que apenas y tenía- mila, por favor no me ignores- colgué la toalla al lado de la puerta, tome a leo en mis brazo y me metí a la cama hasta el fondo, poniendo a leo a mi lado, quien acomodo su peluda cabeza entre mi abdomen y pechos- amor por favor, háblame, no quiero que sigas así conmigo

Dama de Compañia; Carmen (en Edición) Where stories live. Discover now