Capitulo 6: Eso fue rápido

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Los tres ángeles seguían atados en los asientos trasero, mientras cada uno mirada por su ventana y Balthazar... dormía. A pesar de no necesitarlo, encontró agradable dormir una siesta. Los tres tenían los labios un poco secos debido a la cinta, pero no se quejaron por los patéticos murmullos que podían salirles.

Sam miró a su hermano y vio que también miraba fijamente por la ventana, mientras Castiel tenía la cabeza en su hombro, pero sin dormirse; parecía un niño pequeño. El menor parecía un poco cansado. Después de todo, no había dejado de conducir durante varias horas. Dean giró la cabeza y notó eso.

-Sammy, cuando lleguemos a una estación de servicio, seguiré conduciendo yo.

-Estoy bien-fue todo lo que dijo.

-Tu cara de zombie me dice otra cosa-comentó Dean-. Yo conduciré y tu querido esposo vendrá adelante contigo.

Sam suspiró y, muy a pesar del cansancio, pudo ver una estación de servicio a lo lejos. Se cambió de carril para tener acceso y al entrar, se detuvo donde nadie pudiera ver que iba a cortar las cintas de Gabriel. Dean fue a que le cargaran el bidón de gasolina y Castiel se bajó para cambiarse al asiento de atrás en cuento su hermano saliera. El Winchester menor primero le sacó la cinta de la boca para ver si su novio tenía algo que decirle.

-No es por nada, pero ¿no pudiste decirle que no nos atara?-comenzó.

-Lo siento, Gabe, pero sus peleas también me cansaron a mí-respondió, cortando la cinta de sus muñecas.

-Ellos empezaron-dijo. Lucifer le lanzó una mirada molesta y Balthazar, que se había despertado, también-. Balthy, tú comenzaste a molestar.

El ángel rebelde simplemente rodó los ojos y Lucifer volvió a mirar por la ventana, sólo para ver a Dean regresar con el bidón lleno. Sam había terminado con las cintas de arcángel, así que éste saltó rápidamente a sus brazos y Castiel se sentó al lado de Balthazar.

-Suban mientras. Yo le pondré gasolina a mi nena y luego nos vamos-dijo Dean.

-Como tú digas-respondió Sam. Apenas se sentó, Gabriel apareció en su regazo con una sonrisa pícara.

Cuando Dean subió y vio esa pequeña escena, no pudo evitar sentir la vieja y débil punzada de celos. Arrancó el motor y aceleró bastante, a diferencia de Sam que respetaba el límite de velocidad. El menor abrazó más fuerte a Gabriel, haciendo que esté dejara la cabeza en su pecho. Castiel sonrió un poco ante la imagen. No recordaba cuando fue la última vez que vio a Gabriel tan feliz estando con alguien, y menos con un humano. Balthazar aún se hacía la pregunta de quién había sido la primera persona que dijo que ellos harían linda pareja, o como a él le gustaba llamarlo: «Sabriel.»

Mientras tanto, Gabriel, ignorando la situación, comenzó a hacerse preguntas, para las cuales, aún no había encontrado respuestas.

« ¿Qué se supone que haremos nosotros allá?»

« ¿Por qué Sterek no puede ser Cannon?»

«Tiempo de relación y aún no sé qué shampoo usa Sam para tener cabello de anuncio»

« ¿Onodera se declarará algún día?»

« ¿Qué pasó con Michael/Adam?»

« ¿Por qué papá le dio acento francés a Balthy?»

Esas y otras preguntas eran las que rondaban por su cabeza.

Castiel miró sus hermanos mayores y no pudo evitar suspirar. No estaba tranquilo con el hecho de que tenían a Satán en el auto, y menos después de que Balthazar dijera que «seguía desesperado porque Sam le diera el "sí".»

Miró al frente, viendo a Sam sostener a Gabriel como un niño, mientras el más alto dormía. Debía tener miedo, pero no quería demostrarlo para no preocuparlos. Sí, era eso. No tenía ningún sentido que lo negara. Y lo peor era que Lucifer podía atacarlo cuando menos lo esperaran, sólo debía estar en el momento adecuado. Aunque si las cosas supuestamente habían estado en paz durante un tiempo, ¿por qué tenía que meterse con ellos por no haber podido olvidar lo que había pasado? Su padre ya se había disculpado con él y trabajaron juntos para detener a Amara, y Lucifer había querido ayudarlo cuando ésta lo atacó. Eso hacía que nadie entendiera a que se debía su odio e ira. El moreno cerró los ojos y le habló telepáticamente a Dean. Dijo: « ¿Crees de verdad que esto nos traerá algo bueno?», y todo lo que recibió fue un movimiento con la cabeza que le decía que no. Después de eso, optó por no volver a usar ese poder, porque sus hermanos podían darse cuenta.

Abrió los ojos y se perdió en sus pensamientos. Comenzaba a sentir algo que a él no le gustaba: ansiedad. Sentía que todo su cuerpo le temblaba. Recordó que eso no le gustó para nada cuando fue humano. Balthazar se dio cuenta de que su hermano menor estaba de esa forma y se preocupó. Aún teniendo las manos atadas, le puso una en el hombro y él se giró. Antes que nada, le quitó la cinta.

-Gracias, Cassie, ya me dolían un poco los labios-exclamó, para luego relamerse los labios, que estaban completamente secos. Dean no protestó-. ¿Cuándo falta, rubito?

-No sé, Balthy. No me he fijado-respondió.

Balthazar miró a Lucifer y le quitó la cinta de la boca. El mayor también relamió los labios y no habló.

-De nada-exclamó Balthazar, con una sonrisa divertida.

Ni lo miró. Se quedó mirando los lugares por la ventana como si fueran lo más interesante del mundo. Pero rápidamente se volvió algo aburrido, así que optó por entretenerse a su manera.

-Si llega a haber un fantasma o un demonio ahí, ¿puedo quedármelo?-preguntó, como un niño cuando encuentra un animal en la calle.

-No-respondió Dean.

- ¿Puedo ponerle nombre si no tiene?

-No-respondió Castiel, esta vez.

-Mmm... ¿Cantamos una canción?-preguntó, ahora sonriendo.

- ¡No!-contestó Sam, casi gritando. Todos lo miraron-. Lo escuché cantar una vez y me dolió la cabeza.

Lucifer fingió un puchero. Balthazar rió, mientras se preguntaba cómo había vivido sin estar presente en situaciones como esta. Gabriel pudo sentir que su novio temblaba levemente, probablemente por el miedo que estaba sintiendo al haberle gritado a Lucifer. Lo abrazó un poco más fuerte y le besó una mejilla.

- ¡Ay, hacen tan linda pareja!-habló Balthazar con euforia-. ¿Cuándo se casan?-preguntó, haciendo que Sam se sonrojara levemente-. ¿Y tú, Cassie?

- ¿Yo qué?

- ¿Cuándo te casarás con Dean? No creas que esperé tanto tiempo para que me digas que no te casarás con él.

Dean estaba a un paso de cumplir su palabra de devolverlo al cielo.

Cuando quisieron darse cuenta, el rubio pisó a fondo el acelerador, ignorando las peticiones de su hermano para que bajara la velocidad o las advertencias de Gabriel sobre que iba a usar sus poderes. No supieron que pasó, pero al mirar por las ventanas, pudieron apreciar que ya estaban enfrente de la fábrica que Sam había visto en la computadora. Arquearon las cejas. Creyeron que iban a tardar mucho más, ya que habían salido del apartamento hacia ocho horas, al menos. Y Sam había dicho que el lugar estaba a un día de allí. Todos bajaron-luego de liberar a Balthazar y Lucifer- y Gabriel y Castiel intercambiaron una mirada, no muy tranquilos. Sentían que algo no estaba bien.

Balthazar miró el enorme lugar y no pudo evitar pensar en las cosas que podían encontrar ahí. O incluso sentir. Su instinto le dijo que no bajara la guardia en ningún momento. Y Lucifer simplemente se limitó a pensar en lo que podría hacer con ellos luego de ese caso.

Aventuras con los ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora