Entramos y nos sentamos casi en la primera mesa que daba a la ventana, ella se quitó su chamarra de mezclilla de la cintura y la colocó en la cabecera de la silla mientras yo me remangaba mi suéter negro. Llegó el mesero; era un chico de estatura media, cabello despeinado y al parecer de su edad... Para mi sorpresa inmediatamente la reconoció
  — Hoo, mujer, ¿Cómo estás?— la saludó de beso y posteriormente se presentó — Soy Tony, mucho gusto— y se dirigió hacia ella — no imaginé que alguna vez vendrías acompañada mujer— alargaba el final de sus palabras intencionalmente.
— Sigo aquí — respondí enderezándome en mi aciento mientras él parecía confundido
— Él es Román, un futuro amigo, podrías traer por favor una malteada de moka blanco fría y...—
— Un café ameri...—
— ... Y un café latte frío — "Espera ¿Qué?"
— Con gusto— respondió el chico y se fue luego de hacerme una pequeña reverencia.
— Si sabes que el café "Latte" es caliente ¿Verdad?—
— Sí— Dijo mientras miraba falsamente el menú.
— Y por qué me lo pediste... — "Y lo peor de todo, por qué dejaste que te lo pidiera" 
— Bueno pues porque que aburrido sonaba tu pedido y hay que hacer cosas diferentes, mira la verdad si pides lo mismo de siempre te va a dar tanta flojera tomártelo que posteriormente se hará monótona la plática también, el latte frío es un latte normal pero te lo sirven sobre una copa con hielos en el fondo— 

     Creo que entendía su punto, pero aunque no lo hiciera no discutiría con ella. Parecía una chica terca, pero tenía sus puntos fuertes, era agradable, platicamos hasta las seis y media, de tonterías y anécdotas sin sentido... Y después de pedir algo que nunca había probado me dieron ganas de seguir con ella, así; sorpresivamente, sin antecedentes, sólo la invité a salir de Coffee Wind, a caminar por la ciudad en el atardecer y quizás posteriormente en la noche. Entre los callejones y las avenidas, sobre las azoteas y por las casas. Sin rumbo y con suerte sin regreso. Las luces parecían estrellas, las risas me transportaron, su aspecto era el de una niña en un sitio de diversiones y me insistía que no fuera tan amargado, la verdad es que no lo era realmente.... Así que olvidé mi vida, a mi padre, la escuela, mis amigos, a mis ex amores e hice lo que hace tiempo me había prohibido hacer; divertirme.

    Entramos a una tienda (de esas de 24hrs), nos probamos la ropa, salíamos y entrábamos a los vestidores, cantamos las canciones que estaban en el fondo, nos compramos algo rebajado junto con una botella de Vodka y gomitas de sabores sólo porque Luna había insistido. Robamos un carrito de super y salimos a seguir nuestra gira improvisada de emociones, nos terminamos la botella, y con ella se acabaron mis prejuicios, llegamos a un punto de no retorno en una noche que jamás me había imaginado vivir con ella. Todo era nuevo, tenía cierto aire de... "¿Perfección? estás fuera de este mundo, regresa, por dios" pero no podía, me sentía de nuevo en preparatoria, haciendo babosadas, riendo sin sentido, explorando nuevos parques, tomando fotos, no sólo con los teléfonos... Entramos a una cabina, hicimos lo que quisimos, comenzamos a adquirir recuerdos y entonces tocó contestar el celular. Sin que la magia terminara y sin que la inspiración se me fuera hablé con Héctor.

<<Donde estás weon, te estamos esperando fuera del trending, ya son las doce>>
<<Oh... Entren, yo los alcanzo>>
<<Cómo vamos a entrar sin ti cabrón apúrate, compré unos pares de MDMA y no quiero que te quedes sin tus pastillas>>

Me colgó el teléfono... Luna me miró y yo sabía que había escuchado, mi teléfono estaba en altavoz. Y sin invitarla a ir conmigo nuestras miradas expresaban una complicidad, total... Qué podía perder.

Coffee WindWhere stories live. Discover now