Reencuentro

446 17 3
                                    

   No era precisamente un hotel, pero se veía bastante abrigador para ser un hospital.

 Supuse que la chica del coche me había traído aquí. No creo que yo hubiera sido tan capaz de moverme independientemente. Delante de mí había varias camas individuales; todas acomodadas en una constante fila horizontal y separadas a no mas de un metro de distancia, también había algunas cortinas blancas y un frustrante olor a medicina y cloro que me hacía sospechar acerca del posible otro olor a sangre que podría esconder... me dio un escalofríos. No es que me desagradaran los hospitales; pero tampoco me parecían tan acogedores.

  Estaba recostado justo en la cama pegada a la ventana, estaba abierta, pero me dio la impresión de que ni aún sentado podía alcanzarla; de mi lado derecho una mesilla con una humilde lámpara y un cajón vacío me acompañaban y a pesar de que esta ...

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

  Estaba recostado justo en la cama pegada a la ventana, estaba abierta, pero me dio la impresión de que ni aún sentado podía alcanzarla; de mi lado derecho una mesilla con una humilde lámpara y un cajón vacío me acompañaban y a pesar de que esta habitación con diez o doce camas estaba vacía, de lo que tenía miedo era el de no saber como lo pagaría, no tenía seguro.
Mi único pensamiento fue que tenía que salir cobardemente de ahí antes de cualquier deuda.

  Comencé a moverme hacia un lado, luego al otro pero el dolor me impidió seguir intentando. Alcé lo más que pude mi cabeza pero me pesaba el cuello, me mataba la espalda y mis párpados entre cerrados rogaban por descansar más.
Entonces después de rendirme y acomodarme en la almohada otra vez, entró un enfermero. O al menos su traje color Salmón me hacía pensar que era uno.

—Buenas tardes señor Arellanos — ¿En serio? Odiaba mi primer apellido y no necesariamente por la gramática, sino por la genética.
—Gómez... Si me nombrará por mi apellido ocupe el segundo, llámame Gómez por favor—.
—Bueno pues dispénseme y buenas tardes señor 'Gómez', durmió usted cerca de 10 horas; su amiga ha estado muy preocupada por usted —. 

Parecía alguien muy amable; me puse a pensar que quizás otra persona hubiera ignorado mi petición. Estuve a punto de preguntar quién era la que se preocupaba, pero no quería que me tacharan de loco y recordé fugazmente el accidente. Me dolió la cabeza al hacerlo... Hice unas cuantas muecas mientras fruncí el ceño; quería llevar mi mano a mi frente pero todo me pesaba... Hasta respirar... hasta parpadear 

—Oh... Muchas gracias, amm ¿No podría ella verme? — Creí que sería mejor conocerla de esa forma.

—Me temo que no caballero, además su accidente fue muy fuerte. Tiene algunas costillas rotas y durante días le darán cefaleas bruscas y repentinas. Le estoy siendo breve pero si quiere saber bien sus padecimientos llamo al doctor. Aunque no es nada que no se pueda arreglar con medicamento del bueno—. "Nada muy costoso tampoco por favor" pensé, y al terminar de  darme su explicación aquel enfermero sonrió amablemente sin estar dispuesto a salir. — Si busca sus pertenencias están debajo de esta cama, aunque no podrá tomarlas hasta habernos asegurado que las contusiones casi han sanado. Honestamente y déjeme decirle, tuvo suerte señor 'Gómez'—.

  — Ya lo creo; gracias... Llamaré al doctor más tarde—. 
  — Oh y por cierto, nos tomamos la molestia de llamar a su tutor en caso de accidente... mortal. Ya sabe; porque ya es mayor de edad y no tiene testamento, nada personal señor Gómez, fue por rutina. Nos pareció curiosa su respuesta. Se emocionó de hecho—. 

"Esto no me puede estar pasando"... 

Vi mi vida pasar delante de mis ojos, una pequeña mariposa blanca entró de hecho por la ventana en ese mismo instante, el tiempo se pasaba más lento de lo deseado, parpadeé unas cuantas veces y respiraba profundamente con un ligero dolor del lado derecho de mi abdomen. El ambiente era algo como medicina, tierra mojada y vómito con cloro. Miré a la mariposa blanca que en segundos llegó hasta el enfermero. Él hizo un gesto de desagrado y después de intentar alejarla con su cuadernillo concluyó: 

— Bueno, dice que estará aquí cuando pueda, de lo demás no se preocupe; su seguro lo cubre—. "Qué está pasando en el mundo" 
 — Disculpe mi ignorancia pero... ¿Seguro? Me temo que carezco de uno y a eso me temía cuando...—. Me interrumpió 

— No claro que no señor, usted no carece de ningún seguro.; su tutor estuvo pagándolo durante.... Déjeme ver...—. Hizo algunos malabares con sus hojas y finalmente mencionó — Ya casi dos años — algo confundido dio un paso hacia atrás —Definitivamente le tendremos que hacer algunos estudios, la conmoción fue más fuerte de lo que pensábamos. Discúlpeme un momento; con permiso— y por mi mente, como siempre no había pensamiento inteligente"No entiendo un carajo".
 — Propio...—."¿Propio? Este señor comienza a pensar que estás loco y le respondes con un ¡¿'Propio'?! todo es un desastre".

   Observé cómo caminaba por el pasillo y no le quité la mirada hasta que salió de la habitación aunque dejando la puerta abierta. Algunos segundos después entro una persona por ahí; un señor no tan grande de edad pero si bastante alto... 

Traía una gabardina color arena sin bolsillos, y una corbata dorada demasiado apretada además de algún traje caro con chaleco y zapatos recién boleados. Dejó una sombrilla en el piso y rechinando los pies pero sin correr se apresuró a llegar hasta donde yo estaba. Cabello rizado y con unas cuantas canas. Lo hubiera reconocido más fácilmente de no ser por una barba de algunos meses que me impedía ver si sonreía o no.

 Lo hubiera reconocido más fácilmente de no ser por una barba de algunos meses que me impedía ver si sonreía o no

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

  — ¿Ju... Juli... Padrino?— era imposible equivocarme.... 
  — Tranquilo hijo.. no hables; ya alguien más me contará que ocurrió— su mirada no era de lástima sino de preocupación, su ceño fruncido no demostraba enojo sino algo de desesperación. Se sentó a un lado de mí y no me permitió acomodarme — Todo estará bien te lo prometo. Mira... carajo... cómo te dejaron—  "¿Como me dejaron? ¿A qué te refieres? ¿Que tan mal....."
  — ¿Que tan mal es... —.
  — No, no, no... no me hables, ya nos saludaremos después— estaba tan cansado que por primera vez no reproché. Y aunque no pareciera estaba en paz, una paz que hace mucho no había podido encontrar.


Coffee WindWhere stories live. Discover now