Coffee Wind

Tranquilidad

— ¡ Chaval, pensé que en mi vida te volvería a ver cabrón ! — era Martín, que me tacleó con un abrazo de oso lastimándome todo lo que pensé que no me podría doler más — He venido a tu casa todos los días, eres un fantasma para tus vecinos por cierto chinga — entró sin cerrar la puerta, tomó la taza que acababa de dejar Teresa y se dirigió a la cocina para abrir el refresco de mandarina y servirse en ella. Sí... sin importar si tenía café o no.
Me quité la chamarra dejando mi férula al descubierto y le respondí sarcástico— Si claro, pásele, acomódese donde quiera, ¿Quiere algo de tomar? tome la taza usada de la entrada y abra mi refresco que pensaba guardar para la semana entera. Deje la puerta abierta para que todos oigan nuestra conversación— Mientras me acercaba a la cocina.

  Martín estaba sonriendo y caminando a la sala, cuando miró la pizza a medio comer hizo cara de sorprendido
— Hahahaha, hermano acabas de regresar de donde quiera y ¿Ya estás tragando? No tienes llenadera — tomó un trozo y con la boca llena siguió hablando— cuéntamelo todo, necesitas inventarte una buena excusa para haber faltado tanto a la uni —

    No le pregunté nada, no necesitaba respuestas ni quería saber de la vida en la universidad, comencé por la lluvia, el accidente, el hospital, mi padrino y mis desmayos, no le hablé de la cafetería, no era importante, iba a terminar con que quería estar sólo pero se me salió todo lo ocurrido con Teresa, mi pequeña oratoria de odio y el sólo hacía caretas tipo 'ah que padre', 'cuéntame más' o, 'que interesante', de sorpresa actuada y una que otra sonrisa y cara de pervertido a propósito para interrumpirme, cansado sólo le di un sape y tomé un trozo de pizza.

  — Oh entonces esa chica que salia de tu departamento no era una prosti... Pensaba que te habías tomado unas vacaciones. Chocamos miradas. Que ojos chaval, lo digo en serio — "A este wey sólo le importa lo irrelevante" — ¿Ponemos algo de música? —
No esperó mi respuesta, se levantó y regresó un pedazo a medio comer a la caja, sacó de su bolsillo un cable y conectó su celular a mi estéreo. Le puso 'play' y algo de DPS llenó de pronto el ambiente.  

  — Bueno ya, siendo un poco más serios, ¿Estás bien?— 
  — Estoy aquí, ¿no ves? —
  — Dije estás bien, no estás aquí... No bueno; en serio te hizo dañito el golpe, no estabas tan estupidito me cae, ya ni regreses a la uni—
— Me refiero a..— "Este idiota"  no aguanté más y lo que comenzó con una sonrisa luego se convirtió en carcajada y finalmente ambos no podíamos parar. 
— Ya, seriamente de nuevo, cuéntame que onda con esta chava, ¿la vas a volver a ver?—
—  ¿Teresa?—
— A 'Planetita', que por cierto te informo amigo mío que la Luna es un satélite; sólo me corroboras que si te afectó el accidente — dijo esta última imitando comillas con sus manos —la verdad es que debiste de haberle pedido su número, digo no la conozco pero pues no es tan difícil darse cuenta que la traías bieeen locaaa—
— El único que está loco eres tú, lo que haré es ir a la escuela de nuevo y vivir mi vida muy normal y aburrida como este último año—
  — Ambos sabemos que todo en tu vida es poco normal y nada aburrido, y más conmigo a tu lado— me guiñó el ojo — tan sólo la semana pasada te atropellaron weon — sonreí disimuladamente.

    Seguimos platicando, dejando que corriera la lista de reproducción y cuando nos dimos cuenta ya eran las siete de la noche; había tantas cosas que nos habíamos contado, tantos recuerdos y anécdotas, reímos hasta llorar y ahora con esta conversación, sólo me acababa de dar cuenta y estaba seguro de que no necesitaba a mi familia para seguir siendo feliz.

Antes de que se fuera abrió su morral y me mostró una nueva cámara que había conseguido en el centro según el fin de semana. Martín estudiaba fotografía y teníamos clases en horarios similares; gracias a él conocí a Joselina, ella era como nuestra madre en situaciones de riesgo y nuestra confidente mujer cuando teníamos dudas de citas y regalos, nos ayudaba con las tareas y su coche nos hacía un gran paro ya que cada que podía nos traía a nuestras casas y a veces se quedaba un rato; tanto pensar en ella me hizo tener ganas de preguntarle como estaba pero preferí darle la sorpresa mañana. Siempre tuve en mente que Lina y Martín habían tenido algo en algún momento del pasado; la vibra y tensión sexual que aún había en ellos era bastante pero a pesar de ser mis mejores amigos, preguntarles me sonaba incorrecto; y más con Héctor -el novio de Lina- merodeando siempre por ahí.
    Me mostró algunas fotos que venían guardadas en la cámara y algunas otras que tomó él. También quiso sorprenderme con lo mágico que se vería mi departamento a través de su lente pero me negué rotundamente, aunque dándome de patadas me mostró el dedo medio y tomó fotos de todas maneras. Le ofrecí un cigarrillo y encendí el mío intentando que no abandonara mi departamento pero en cuanto se acabó su rollo se despidió de mí. El tabaco había sido mi cena. 

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    Es tan extraño y gracioso a la vez que cada que comienzo a describir la mañana de un día nuevo es Martes. Y ya pasaron tres semanas desde que me prometí que iba a ser un día diferente y nada más me han atropellado y me reencontré con Julio, lo peor era que no lo volvería a hacer a menos de que me accidentara de nuevo. "Estúpido" me dije a mi mismo recordando y luego abrí mi armario, saqué de nuevo aquellos pantalones mostaza que me ponía los martes y respiré muy profundo. Los amontoné en la cama junto a una playera sin manga sencilla gris, un par de botines negros y un cinturón de CK. Me metí a bañar con agua helada y al salir a cambiarme sólo agregué de improviso un saco café obscuro; salí de mi casa tomando las llaves que ahora estaban en la mesa de centro y sin mis audífonos; desbloqueé mi teléfono para avisarle a Lina que hoy nos veríamos de nuevo y caminando por la calle pasando delante de aquel café internet 'Monet' me topé con una mirada que me desconcentró.

    Era Teresa que a través de la ventana me seguía penetrante; usaba un suéter de manga larga negro y su cabello despeinado como de costumbre, pero en vez de sólo sonreírle decidí entrar al local.
— Hey, que hay guapa— le sonreí sin hipocresía — Quería agradecerte por tu obsequio de ayer; estaba pensando que realmente no nos conocemos y sabes mucho de mí, así que para tener la misma posibilidad de secuestrarte me gustaría invitarte a algún lado por la tarde—

Me miró extrañada — De hecho podría esperar para darte algo pero prefiero hacerlo de una vez y al rato platicar de otras cosas— me extendió el brazo como si me hubiera estado esperando con aquello en mano; era un pedazo de papel amarillento y duro, como si se hubiera mojado y lo hubiere puesto a secar al sol. Contenía un grupo de números y letras "y esto para que me sirve o qué onda" — Es el número de la placa del carro que te atropelló; yo le dije a la chica tu nombre pero por si huía o decidía no ayudarte tomé medidas de precaución; te lo doy por que te va a servir más que a mí— 
  Lo miré fijamente y sin despedirme de ella salí del local pensativo, bajé el escalón y me quedé parado fuera"ésta es la fu***ng llave de mi reencuentro con Julio". 

    En cuanto llegara a la escuela iba a investigar a esta chica, saber donde vivía era ahora mi prioridad, la única razón por la que me reencontraría voluntariamente con ella sería el recuperar el número de la persona menos mierda en mi mundo y en mi vida.