Deseos de cosas imposibles

2. Deseo

Steve no podía dormir, cerraba los ojos, pero sólo daba vueltas en la cama. El culpable de que eso pasara era un sueño recurrente desde que se despidió de Stark, más que un sueño era un recuerdo de la visita a la casa de Barton.

Se sentó en la orilla de la cama mirando a la nada, sujeto su cabeza con ambas manos recargando los codos en sus piernas y comenzó con la letanía de rigor que se había convertido en su mantra personal.

Porque... porque a mi ... porque de él ... estoy enfermo

El Capitán estaba dispuesto a admitir con suero de la verdad que él había evitado por todos los medios ser "anormal". Cuando vivía en 1942 se había enamorado de Peggy Carter, deseaba estar con ella cuando la guerra terminara, pero la fortuna no era algo que le favoreciera y Steve lo sabía muy bien, antes del suero era alguien enfermizo, huérfano desde temprana edad... durante la guerra perdió a su amigo en una misión que el comandaba y para colmo de males estaba en el futuro ... en realidad no era ese lo que le colmaba la paciencia, más bien la gota que derramo el vaso tenia nombre y apellido Antony Edward Stark.

El rubio no sabía en qué momento había pasado, pero si supo cuándo se percató de que estaba "enfermo", porque esos sentimientos que tenía hacia el castaño no podían ser otra cosa que una enfermedad, al menos en su época lo era. Steve recordaba lo que pasaba en los campos militares cuando se les sorprendía en relaciones ilícitas, en el mejor de los casos solo era corte marcial, en el peor, los torturaban o les mataban de la peor forma posible. Y aunque no le molestaba ver a las parejas que como llamaban en este tiempo salían del closet, si se sentía muy mal cuando descubría que estaba pensando en el castaño.

Y ahí estaba, sentado en mitad de la noche pensando en Tony, recordando el día que tuvieron que compartir la habitación en casa de Barton.

Steve cerro los ojos, aún tenía en su mente la imagen nítida

***

El capitán y el señor Stark compartirán la habitación – sentencio a esposa de Barton. Tony protesto como era de esperarse alegando que podía dormir en el cobertizo, pero la mujer se negó dejando claro que su casa sus reglas. Los demás aceptaron sus destinos sin chistar.

Steve entro a la habitación sin tocar la puerta, acostumbrado como estaba compartir durante las misiones hasta la ropa si era necesario, tocar la puerta no se le hizo algo necesario. Sonrió al ver la habitación vacía, al parecer la buena fortuna por fin aparecía.

No es que no quisiera compartir la habitación con Tony pero quería al menos tomar una ducha y que no le estuviera haciendo sus típicas bromas al desnudarse, así que rápidamente se quitó el traje de batalla, el pantalón de licra y la camisa que usaba debajo de estas, Barton le había dado una muda de ropa así que tomo la toalla y la ropa, en mitad del camino hacia el baño que se encontraba en la habitación, se permitió un poco de desorden mandando sus bóxer a algún lugar del piso.

"Gran error, un grave y gran error"

¿Capi paleta, que no te enseñaron a tocar? - el castaño lo miro con evidente enfado quitarle privacidad a su ducha- o ¿Eres de los que te gusta espiar?

Lo lamento- definitivamente la suerte no era su aliada, ahora a donde miraba, al techo, al piso ... no al piso no, se dijo mentalmente porque ver al piso significaría ver todo el cuerpo de Tony en el camino. Aquella incomodidad le alarmo... que le pasaba, él era el capitán América por Dios. Había visto cuerpos desnudos de hombres en los campamentos, no podía explicarse el motivo de su nerviosismo en ese momento- no escuche la ducha.

Como sea-Tony lo miro de arriba abajo sin ningún tipo de vergüenza al hacerlo. Es que ese hombre no tenía pudor, se preguntó Steve al sentir la mirada evaluativa del castaño- Vaya en serio que el suero de super soldado te doto muy bien-Tony sonrió divertido, tomo la toalla con la que envolvió su cintura parsimoniosamente-Toda tuya-salió del baño sin esperar una respuesta.