COMIENZO

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[Belle]

El clima en París era realmente hermoso en ese momento. El día había iniciado con una ligera lluvia que le daba a la ciudad, desde su percepción, un toque más atractivo.

La chica recorrió despacio la calle admirando cada detalle de todos los locales con los que se cruzaba, observando los colores, las sonrisas de los transeúntes, el andar de los autos y escuchando el golpeteo de las dulces gotas cayendo sobre el suelo. Cada hermoso paisaje que se encontraba la hacía enamorarse aún más de esa ciudad, llevándola a soñar con todas las aventuras que podrían suceder en su nueva vida. Así era ella, una chica soñadora que le encantaría vivir cada increíble historia leída en los libros.

Después de varias horas paseando por los rincones de París, se sentó a descansar en Au Bougnat. Una pequeña y acogedora cafetería ubicada cerca de la catedral, decorada al estilo colonial con mesas sencillas que le daban un toque elegante, grandes estantes de madera y paredes de ladrillo. Buscó un lugar cerca de uno de los ventanales para no perderse ningún minuto de esa ciudad que se estaba convirtiendo en su nuevo hogar.

— Bonjour mademoiselle. - Le dijo el mesonero mientras ofrecía el menú.

— Bonjour - respondió ella con una sonrisa, mientras tomaba el objeto ofrecido.

— Puedo recomendarle el especial de la casa. - Le dijo - un café creme spécial. Un espresso color rosa, con crema chantilly, chocolate espolvoreado y vainilla.

— Todo lo que incluya chocolate es delicioso. — Sonrió —Tráigame uno por favor.

La castaña espero hasta que el camarero se fuera para regresar su vista a la ventana y observar la calle que se dibujaba detrás de ella. Chicos en bicicleta, familias caminando, personas corriendo para llegar a su trabajo. Algunos, solo disfrutaban del aire puro, la brisa fresca y el suave frío, otros andaban a paso lento sumergidos solamente en sus propios pensamientos.

Belle mantuvo los ojos fijos en el cristal hasta que el mesonero le hizo volver a la realidad trayéndole su café. — Gracias, — respondió, volviendo su mirada a un pequeño local con paredes verdes y hermosas repisas que, segundos antes, había capturado su atención. Bebió su café, canceló la cuenta y salió en dirección al sitio para encontrarse un antiguo rincón literario escondido detrás de esas paredes. Entró a la librería estilo biblioteca sin pensarlo y quedó enamorada del lugar de manera instantánea, pues parecía un auténtico castillo cubierto de inmensos anaqueles repletos de libros que comenzó a revisar uno por uno, dejándose guiar sólo por su instinto. Se sentía en el país de las maravillas al descubrir clásicos literarios, novelas románticas, poemas y libros de moda, cine, fotografía. Todo lo que amaba en un solo lugar.

Su mirada recorrió todos y cada uno de los espacios. Por fuera parecía un lugar pequeño, pero desde adentro era extremadamente espacioso. Tenía salas de libros especializados, una sección infantil e incluso un aérea de juegos. También pudo divisar a lo lejos unas escaleras de madera que le daban un toque especial. Era una mezcla de la época de ayer y la de ahora. Antigüedad y modernismo fusionados en un mismo sitio. Estaba encantada y maravillada. No podía explicar la felicidad que estaba sintiendo en ese momento. Quería conocer cada esquina, cada ángulo, leer cada libro que allí se encontrará. Era tanta su emoción que, si alguien le preguntaba que estaba sintiendo o pensando no sabría que responder.

Extasiada, tomo uno de los tantos ejemplares que había sin mirar su portada siquiera para luego caminar por el lugar hasta llegar a las escaleras. Subió al segundo piso y se encontró con pequeños sofás, mesas, sillas para niños y puffs de colores que decoraban el espacio haciéndolo más divertido. Era una especie de pequeña terraza cerrada que invitaba a cualquiera a pasar horas leyendo. Ella fácilmente podría hacerlo sumergiéndose en una historia y olvidándose del mundo.

Optó por sentarse en un puff verde, y una vez cómoda en el sitio, observó la portada y el título del libro seleccionado haciendo que su mente diera un salto al pasado, trayendo de regreso lo que ella tanto quería evitar.

Fue exactamente ese libro, cuya portada contenía la imagen de un edificio enorme cubierto por ventanas, lo que la había llevado hasta él hace dos años y tres meses atrás. — Justo tenía que tomar este, ¿en serio?, — se preguntó a sí misma. Uno de miles en esa estantería y parecía que la vida le estaba devolviendo lo que quería olvidar de una manera nada especial. Acarició la fría portada como si fuese el objeto más preciado del mundo y leyó su nombre en voz alta “No caigas del rascacielos”. Ese, justo ese, era título que había capturado su atención el día que conoció, al menos de vista, a ese hombre. Belle paso sus dedos por el empastado, desplazándolos con delicadeza por el cartón frio y duro mientras el recuerdo del roce de su mano, y la de él, se hacía presente en su mente. En ese momento él tenía el cabello marrón oscuro casi negro, largo hasta los hombros con tonalidades de gris que disimulaban sus canas. Traje azul oscuro, sonrisa difícil de mostrar y unos ojos que guardaban una profunda tristeza.

—Disculpe, — dijeron ambos al unísono.

Ella recordó cómo su rostro había dibujado una sonrisa, haciéndola soltar el libro de manera automática sin dejar de mirarlo. Él le había devuelto la sonrisa sin pestañear.

— Es un libro hermoso, — Esas fueron las palabras que el hombre uso mientras se lo entregaba — Yo lo buscaré en otra tienda, no sé preocupe. — Había agregado limitándose a sonreírle. La castaña había notado que el desconocido no apartaba su mirada de la de ella en ningún momento. Lo que obviamente no sabía era que el hombre solo estaba admirando su hermosura guardando en su mente el color de su largo y brillante cabello chocolate, sus ojos azules como el cielo, su sonrisa, para él, perfecta.

— No hay problema, usted lo tomó primero. Por favor lléveselo. — Le había dicho ella.

La castaña sonrió ante el recuerdo del hombre tomando su mano con delicadeza y colocando el libro en ella, volviendo a sentir el tacto de ambas manos y el escalofrió que recorrió su espalda. Era como si el tiempo no hubiese pasado. Como si ese momento estuviese congelado en su mente, en sus días, en su presente.

— Es suyo. — Le había respondido el castaño quien recorría nuevamente cada facción de su rostro. Ella había notado su mirada y se había puesto nerviosa, algo que ocultó llevando un mechón de su cabello detrás de su oreja. Él, ante el gesto le volvió a regalar una sonrisa para segundos después girar su cuerpo y salir de la librería sin decir más nada, desapareciendo de su vista, dejándola a ella con solo la mente revuelta, el corazón latiendo y su cuerpo despierto ante el contacto de sus pieles.

Belle también recordó todas las veces que había visitado la librería una y otra vez para ver si encontraba a ese misterioso hombre de nuevo. Desde el primer momento supo que él era una persona mayor, pero algo en él llamó su atención. Ella quería conocerlo, solo que nunca pensó buscar en revistas de cotilleos. Era más selecta en cuanto a lo que leía, y por eso nunca tuvo éxito en su búsqueda, lo que hizo que olvidara de él.

— Disculpe señorita — Dijo la voz de una chica que, por su uniforme, trabajaba en él lugar. — ¿Necesita ayuda? — La pregunta hizo que la castaña regresara a la realidad, sintiéndose confundida por un momento. Su recuerdo fue tan real que hasta le dolió el corazón.

— No, muchas gracias, ya me iba — Respondió ella con una sonrisa para luego caminar de regreso a la salida dejando primero el libro que había tomado en la estantería. Quería salir de allí lo más rápido posible pues no le apetecía que su mente le jugará sucio nuevamente. Ya ella no quería recordar ni siquiera el nombre de Adam Gold.

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Segundo cap terminado😍

Espero que les haya gustado chicos💛. No olviden dejar sus comentarios y votos.

Y recuerden: Larga vida a Rumbelle💛🌷

Corazón Oscuro - Rumbelle (Obscur cœur)Where stories live. Discover now