—Y yo la veinticuatro siete en vigilancia, ni al presidente lo vigilan como a mí. Cenamos y platicamos muy a gusto, hombre, que una no se les escapa ni estando lejos. Estos tipos que contrataron parecen vecinas de barrio, van ahí sobre la vida de todos.

—Tampoco te molestes, que el caldo no está para más agua, ya sabes porque se ha doblado la seguridad. —Deja el vaso cuando ha dado su último trago de jugo. —Creí que los amigos se decían todo.

— ¿Y ustedes cómo saben que la familia Zimmerman viene hoy?

—Eric ha llamado a tu padre ayer, en vista de que no localizaba a Paul por ningún lado, ni en su apartamento, y menos en el móvil. Debió haber estado muy ocupado por la noche. —Esa lengua viperina venenosa que escupe todo con sátira. —Ah, olvidé informarte que ayer se quedó en una cena relámpago para tu despedida por parte de la editorial, es hoy.

— ¡Vaya! —Elevo las manos al cielo. — ¿Porqué mejor no me lo decías mañana? Así interrumpía nada de mi vida, bueno, adelante, gobiernenla como quieran. Al final es suya.

—En primera, ya sabes lo que dice tu padre del sarcasmo. En segunda, tienes un contrato firmado, por lo cual, tu vida como escritora es manejada por la editorial Grey. —Se levanta del asiento donde se encontraba. —Ese humor, Phoebe. Nunca pierdas la dulzura de tu carácter, mi vida.

Se va.
Miro de reojo el puñado de muesli que aún queda en mi taza, ¡No importa!
Mirando con indignación hacia la cocina, salgo de ella, escucho la risa de Gail y mamá, ¡Buena la fiesta que se traen! No me lo creo, en cuanto al joven Zimmerman se le haya ocurrido no decirme que sus padres harán presencia en Seattle hoy, ¡Empezamos mal, muy mal! Tiro la puerta de mi habitación y de inmediato marco el número de alguien a quien no es necesario nombrar.

—Hola. —Responde, su respiración es acelerada.

— ¿Por qué no dijiste que tus padres estarían en la ciudad hoy?

—No lo sabía, he llegado a casa y no revisé nada. Y amanecí con la noticia de que llegan hoy, me estoy volviendo loco. He salido de la oficina para tratar de arreglar este lugar, ¡Ay, Dios! Una semana, tenía en mente que vendrían en una semana, muy de ellos, muy de ellos. ¡flucht! —Expresa a viva voz. Y no ha sido nada bonito. — ¡Verdammt!

La línea se queda en silencio, simplemente se escuchan sus pasos resonando por la estancia. Voces en el lugar, variados tonos, ¡Son ellos!

—Un minuto. —Habla en general. —Te llamo luego, linda. —Dice esta vez para mí.

Yo misma cancelo la llamada, ¡Uff, uff, uff!
¡La que se ha prendido!

Ya es media tarde, o un poco más de eso, en realidad el sol se está ocultando. Y yo entrando en nervios, me va a dar un ataque de algo, no tengo ropa, bueno, hay un montón de cosas en el vestidor, pero yo no sé qué demonios elegir. Si sólo me hubiesen dicho el lugar donde será la cena. Podría usar la misma ropa que llevo puesta, o elegir un vestido elegante y ridículamente caro, ¡Me muero!

Tras armar una guerra con prendas de vestir y dejar todo regado, encuentro un traje, un vestido color menta ajustado al cuerpo y blazer color champán, acompañado de zapatos del mismo tono. Realizo un partido de lado en el cabello atándolo en una cola baja y terminando con un moño con la ayuda de ganchos para sostenerle. ¡Arrasando!

Dejo cerrada mi habitación, y avanzo por el pasillo. Espero que Sawyer sepa a dónde jodido vamos, porque yo no tengo ni una cuarta de idea.

—Pensé que el sol se había ocultado ya, pero alguien brilla con igual intensidad.

LA HIJA DE GREY (ONE)Where stories live. Discover now