Por primera vez en el día, agradecí haberme presentado, para poder apoyarlo en lo que necesitara. Probablemente nadie más aquí lo iba a hacer.

David saludó a los demás. Nadie le preguntó por Evelyn, todos se comportaron como si ella nunca hubiera existido.

Nos sentamos a la mesa. Estaban sirviendo las entradas.

—Querida, ¿qué vas a tomar? —me preguntó Brittany, fingiendo amabilidad de nuevo.

—Jugo, gracias.

—Ella lo toma con azúcar —le aclaró Ethan, sin mirarme. Aunque su humor había mejorado algo desde que Evelyn no se encontraba allí.

Brittany puso una cara horrible durante un segundo, pero al instante se corrigió y se obligó a sí misma a sonreír.

—No tengo azúcar. Pero te la consigo de inmediato —me mostró otra vez sus blancos dientes.

—No es necesario —intenté decirle, pero no me escuchó, porque ya estaba gritándole a la asistente que consiga azúcar como fuera.

En verdad empezaba a extrañar a la vieja Brittany. Se estaba portando tan bien conmigo, justamente el día en que menos me lo merecía.

Le lancé a Ethan una mirada de protesta, pero no pude evitar reír. Él pasó su mano por mi cabello, como en un movimiento involuntario y al instante la retiró otra vez.

—¿Ves? Se está esforzando por hacer las paces contigo —me dijo. Tuve que fingir una sonrisa, porque si le hubiera dicho que estaba segura de que el intento de Brittany por llevarnos bien sólo se debía a que él estaba presente, se habría puesto de mal humor otra vez.

—Tienes suerte de no tener que cumplir lo de tratar bien a Evelyn, porque no vino —le dije, sacándole una risa triunfal. Aparentemente ya se había derretido el hielo que se formó luego de nuestra charla de la mañana.

No me había olvidado que él me prometió tratarla bien hoy. Pero tuvo tanta suerte de que ella no fuera, que tendría que dejarlo pasar y adecuarme al hecho de que yo sí tenía la obligación moral de intentar llevarme bien con su prima. No es que él me lo hubiera pedido, pero no podía permitir que Brittany quedara como la chica buena y yo fuera la malvada.

Nos sirvieron el almuerzo media hora después. No podía evitar fijarme en David. Todos parecían estar de mejor humor con él ahora que Evelyn no estaba a su lado. Pero él se mostraba bastante retraído, pensativo, hasta podría decir que con mucho nerviosismo. Norman era el único que parecía tratar a su hermano tan mal como de costumbre. Incluso Ethan lo hablaba y trataba de hacerlo reír de vez en cuando.

—Mira como está tu padre. Es seguro que terminaron —le susurró Jason a Ethan cuando ya acabamos de comer el postre y los mayordomos retiraban la mesa.

—Estoy cruzando los dedos —le contestó el otro —. Necesito al menos una buena noticia hoy.

No me miró, pero fue obvio que lo dijo por mí.

—Si llega a ser verdad, nos emborracharemos esta noche —sugirió Jason —. ¿Qué dices, Jackie? ¿Te unes a nosotros para festejar?

Parece que no solamente Brittany estaba haciendo un esfuerzo por llevarse mejor conmigo, la diferencia es que el intento de Jason se veía mucho más auténtico.

—No, gracias —le contesté.

—A ella le agrada Evelyn —le explicó Ethan.

—Y si el festejo no se tratara sobre hablar mal de ella, me uniría con gusto —agregué.

—Bueno —respondió Jason, colocando una mano en el hombro de su primo —. ¿Vamos a jugar un partido de fútbol?

Pero David se puso de pie en ese momento, llamando nuestra atención.

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