—Claro.

Antoine me llevó lejos de la gente. Se posicionó delante mía con una expresión seria.

—¿Podemos olvidar lo que pasó anteriormente y disfrutar de la noche como si fuéramos pareja?

Alcé una ceja.

—Me lo pensaré.

Sonreí sin mostrar los dientes.

—Eso es un sí.

Antoine me hizo cosquillas. Yo no pude parar de reírme, hasta que perdí el equilibrio y me agarré a él.

—Entonces tengo permitido darte un beso —susurró. Pasó sus manos por mi cintura, y yo las mías por su nuca.

—¿Te he dicho lo guapo que estás esta noche?

Antoine capturó mis labios en un lento beso con sabor a fresa.

—Tengo permitido hacer muchas cosas —musitó sobre mis labios—. ¿No es así?

—¡Parejita! —oí la voz de Gabrielle a mis espaldas—. ¡Que es mi boda, no la vuestra!

Me giré con Antoine de la mano. Caminamos hasta donde estaba Gabrielle, la cual se había cambiado de vestido a uno más ligero, del mismo color.

—¿Tú seguirás interrumpiendo nuestros momentos? —cuestioné dándole una nalgada.

—En mi boda nada besos subiditos de tono —mi amiga alzó ambos hombros—. En casita todo lo que queráis.

—En casa tenemos a un menor —respondió Antoine—. No hay otra opción.

—Esta noche podréis pasar la noche en un hotel cercano —Gabrielle le dio un toque en el pecho a Antoine—. Siempre y cuando tengáis cuidado. Luego las charlas y los lloros me los llevo yo.

—¡Gabrielle! —exclamé avergonzada. La recién casada me sacó la lengua.

—¿Vamos? ¡Tengo que disfrutar de mi boda!

Gabrielle se fue moviendo sus caderas al ritmo de la música. Antoine y yo la seguimos hasta llegar a la terraza donde comeríamos; justo en medio de la playa.

Allí nos sentamos en nuestra mesa, junto con Saúl y Nerea; Lucía y Josema;  Amélie; Camille; Raphaël y Léonard.

—¡Que bonito que es el amor! —gritó Léonard cuando Gabrielle besó a Marc—. ¡Que vivan los novios!

—¡Viva!

Me senté a la izquierda de Raphaël, a mi derecha se encontraba Antoine.

—¿Ya empezó a beber?

—¿Tú pensabas que iba a durar toda la noche sin hacerlo?

Los dos reímos.

Los de la mesa estuvimos varios minutos hablando, sobre la boda, mi hijo, y como íbamos de cara a los Juegos Olímpicos.

Gabrielle se levantó de su asiento y se dirigió hacia mi. Me levanté para estar a su altura.

—Ya va a llegar la comida —sonrió—. Pero antes, quiero que vayas a hablar con unas personas.

—¿Con quienes?

—Ya lo verás.

Miró hacia Camille, Raphaël, Léonard, Nerea, Lucía, Amélie y les dijo lo mismo que me dijo a mi.

—No se que quieres que hagamos —le susurré—, pero ten cuidado, Léonard ya va borracho.

Gabrielle lo miró. Léonard le guiñó el ojo y siguió charlando con Nerea.

Á tes souhaits |Antoine Griezmann| #R&RAwards2017Where stories live. Discover now