Chapitre 20.

953 75 17
                                    

Léa

—Sí, quedamos en vernos cuando vuelva de la competición —dije charlando con Amélie sobre una excompañera del equipo.

—Pues invítame, o invítanos, a las chicas les hará ilusión verla de nuevo —sonrió—. ¿Sabes aproximadamente a qué hora "quedaste" con Payet? —dijo haciendo comillas en quedaste.

—No, pero me dijo por la noche, dentro de un rato iré. Si te digo la verdad no sé si era una broma o de verdad.

De repente una chica morena y de estatura normal chocó contra Amélie y rápidamente se disculpó.

—No puedes andar corriendo por aquí —dijo Amélie enfadada.

—Perdón... Yo no sabía bien... —dijo con algunas dificultades.

—¿Estás bien? —dijo Anto acercándose rápidamente.

—Yo no sé...

—¿Nay? —sonrió Anto—. ¡Qué haces por aquí! —dijo en español.

—¡Anto! —dijo dándole dos besos—. Morata me ha traído a Francia unos días y de paso veníamos a ver el partido.

—¡Es verdad! Os ví antes. Por cierto, ¡me dijo Morata que has vuelto a la gimnasia!

—Pues sí —sonrió la muchacha—. Me encuentro muy bien la verdad. Ya llevo un tiempo y ahora nos estamos preparando para las próximas competiciones.

—Que están diciendo... —susurró Amélie mientras Anto y Nay charlaban.

—No tengo ni idea, aquí la que tiene que saber eres tú, que tu hermano se maneja con el español.

—Si tú supieras —dijo riendo.

—¡Ah Nay! —Anto dirigió la mira hacia nosotras—. Ellas son Léa y Amélie.

Amélie dijo algo en español que yo no pude entender así que me limité a sonreír.

—Nay es la novia de Álvaro Morata —aclaró Anto—, no sabe manejar muy bien el francés.

—Ni nosotras el español —dije riendo.

—Salut —sonrió Nay.

—Salut —dijimos al unísono.

—Creo que me tendría que ir —avisó Nay—. Aur revoir!

—Aur revoir!

—Me ha dicho que os quiere conocer mejor, si mañana o dentro de un rato podríais ir a su habitación, es la 370 —nos informó Griezmann.

—Yo quedé con Payet en la sala de juegos, pero no sé si era de broma.

—Si eso luego vas y si no está vente con nosotras.

Asentí y fui con Anto para la habitación a lavarme los dientes.

[...]

—¿Qué te ha parecido todo esto? —preguntó Anto mientras se sentaba en el filo de la cama.

—Es increíble, pero hace frío.

—¿Quieres dormir con el edredón hoy? —preguntó levantándose.

—Por favor.

Antoine fue a por el edredón y yo me quedé hablando con Lucía por Whatsapp.

—Bueno, ya voy con Payet —avisé a Griezmann.

—¿Para?

—No se, Paulat quería hablar conmigo.

—Ah, bueno, yo voy preparando esto —dijo mientras buscaba el edredón.

—Vale. ¡Nos vemos!

[...]

—Hola Léa —me saludó Payet.

—Hola —sonreí—. ¿Qué querías decirme?

—Nada, era para que Antoine viera lo fácil que es ligar.

—¿Ligar? —pregunté extrañada.

—A Antoine no se le da muy bien y es tímido a la hora de eso...

—Pues hoy lo vi muy sueltito —reí.

—¿Qué pasó? ¿Te intentó violar? ¡Qué hice mal! —se quejó.

—¡No, no! Si no que nos chocamos y nos quedamos mirándonos por unos segundos. Antoine iba acercándose lentamente, pero me aparté —aclaré.

—¡Por qué no lo besaste! No sabes la oportunidad que acabas de derrochar.

—Porque lo conozco de ayer —suspiré—, y además de pequeña hice una promesa...

—¿Qué promesa? Una promesa no se puede incumplir.

—Era una promesa muy tonta —sonreí al recordarla—, pero muy significativa para mí. Mi hermano y yo hicimos una promesa de que cuando yo creciera mi hermano tendría que darle la aprobación a mi pareja y que seguiría mis pasos, que me protegería de quien quisiera hacerme algo malo y se vengaría de los imprudentes... Pero ya no importa.

—Perdón Léa, yo no sabía nada... No hace falta que cuentes más, no quiero que estés incómoda —se disculpó Payet.

—No te disculpes, no pasa nada —sonreí y me dio un abrazo.

—Creo que es hora de que te vayas a dormir —se separó y depósito un beso en mi frente.

—Buenas noches.

—Igualmente, seguro que duermes súper bien —me sonrió pícaramente.

[...]

Al terminar de hablar con Payet fui a la habitación 370 a conocer a Nay. Toqué el timbre y enseguida me abrió con una sonrisa.

—Hola Léa, pasa. Amélie ya está dentro —dijo esta vez hablando bien francés.

La saludé y entre al salón.

—Hola Léa. Le he enseñado a hablar francés a Nay. Bueno, ella sabe bastante en realidad, pero es un poco tímida —sonrió orgullosa.

—Que rápido —reí—. Cuéntanos algo sobre ti —dirigí mi vista hacia Nay y ella asintió.

—En realidad me llamo Nairylein pero todos me llaman Nay, tengo 23 años, practico gimnasia artística desde pequeña, quedando en varias ocasiones primera en viga de equilibrio y barras, soy de Venezuela pero vivo en Madrid y llevo dos años saliendo con Álvaro —esbozó una sonrisa.

—¡Que guay! Siempre he querido hacer volteretas y piruetas —sonreí como una niña pequeña.

—Si algún día te vienes a Madrid te enseño lo básico —aplaudió Nay—. Ahora cuéntame algo sobre ti.

Le conté mi pasión por el atletismo, que hacía allí y como conocí a Antoine.

—Semana ajetreada entonces —rió Nay.

—Bastante —sonreí.

—¿Y cuántos años me dijiste que tenías?

—23, los cumplí el 16 de junio.

—¡Uy! Soy un pelín mayor que tú, yo los cumplí el 3 de junio.

—Nay, una cosa —dijo viniendo Amélie desde la cocina.

—No tengo más galletas Pogba...

—¡No me llames así! —se quejó Amélie—. Y no vengo por eso...

—¿No huele a quemado? —pregunté extrañada.

—Ya... Ese es el tema.

Á tes souhaits |Antoine Griezmann| #R&RAwards2017Where stories live. Discover now