Dentro del departamento caminó lento y observando, casi analizando todo, cerré la puerta fijándome en ella.
  — ¿Qué, nunca habías visto un departamento por dentro? O es que está demasiado desordenado para ser habitable— dejé su pequeño regalo en mi cocina.
  — Siempre pensé que tendrías alguna mascota—
 — Y ¿Darle de comer cuando? Yo siempre pensé que eras china— me refería al cabello por supuesto.
 — Soy hindú— definitivamente no se refería a lo mismo.
 — Oh que bien, yo vengo de Colombia, es más cercano— le guiñé el ojo estando cien por ciento consciente de que ambos estábamos siendo sarcásticos y luego de que se sentó sin preguntarme me aclaró que se había alaciado por tres días. No era una información que me interesara o que realmente me concerniera, sólo quería sacar algún tipo de tema de conversación.
— ¿Lo tomas con o sin leche?—
— Como lo tomes tú— no iba a insistir a esa extraña respuesta, se lo iba a servir con miel e hirviendo de caliente y si lo dejaba me vendrían bien dos tazas.

    La verdad es que no tenía idea de que ella supiera donde vivía, es más, se supone que tampoco debería de conocer mi nombre, era demasiado creepy pero me gustaba lo misterioso, ella vestía un vestido suelto negro con  líneas guindas y de manga larga, tenía las uñas cortas y pintadas de azul y también unas medias de rombos negras con unos zapatos también negros de tacón grueso. El vestido tenía botones en todo lo largo del centro y parecía más bien una camisa que le quedaba grande, tenía delineador gris en los labios y algo de rimel en las pestañas, sus ojos eran de un verde profundo y olía un poco a perfume de flores; tenía dos bolsillos donde supongo resguardaba su teléfono. Platicamos un poco de mi estancia en el hospital hasta que llegó el repartidor, ella se ofreció a ir y le dije que el billete estaba en la isla de mi cocina. Colocó ambas en la mesa de centro, se llevó el refresco a la cocina y regresó con unas servilletas que no tengo idea donde las encontró. Trajo ambas tazas de café que había preparado, se sentía más en casa que yo.

  — Bueno pues como es la misma bebida creo que no te importará me quede con la guinda— entonces le dio un sorbo "Ésta se siente mi hermana o que onda"
  — Supongo que no— fue más un pensamiento en voz alta — Gracias por acompañarme— "¿Gracias por acompañarme? Quien eres, ¿El mayordomo?"  — ¿No te incomodan esos zapatos? 
  — No— odiaba los silencios incómodos.
 — ¿Qué fetiche tienes con el guinda?—  Quedó observándome unos seis segundos antes de abrir las cajas de pizza y tomar un trozo.
  — ¿Qué fetiche tienes con ser malhumorado?— dijo mientras la tomaba y luego le dió una mordida.
 — ¿Disculpa? yo soy la persona más divertida que en tu vida te vas a encontrar — le guiñe el ojo y luego miré la pizza "WTF, esta es la pizza con más queso y menos cereza del mundo" tenía tanta hambre que por un momento no me importó y arranqué un trozo.

 — ¿Disculpa? yo soy la persona más divertida que en tu vida te vas a encontrar — le guiñe el ojo y luego miré la pizza "WTF, esta es la pizza con más queso y menos cereza del mundo" tenía tanta hambre que por un momento no me importó y arranqué u...

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— ¿Divertida? Te veo ir y regresar todos los días del instituto, siempre parece que tu vida va de mal en peor y además en bajada Y...— sí, recalco esa palabra como si quisiera demostrarme un punto — ...con una flama a punto de explotar cuando se supone que estás estudiando la carrera que más te gusta en el mundo. Súmale a eso que no tienes nadie que te visite, no tienes coche, no tienes mascotas y no trabajas, por lo que supongo que no tienes dinero. ¿Qué persona en esas condiciones sería sumamente divertida, o al menos feliz? — me miró, alzó una ceja y sin retirar la mirada mordió su pedazo — Lo digo en todo el buen sentido de la palabra, antes de que me corras de tu morada  — soltó una risa algo falsa. 
  — Okay, la que tiene un problema con el mal humor o lo que sea eres tú. Mi problema con ser malhumorado es que todo el mundo me cae mal, fin. Eso es todo, nadie tiene el derecho de llegar y hablarme como si nada intentando conocerme y buscando casualidades tontas para terminar hablando de algo que no me importa y lo peor fingir después tener una amistad conmigo, el mundo está lleno de hipocresías. Odio a las personas que sonríen todo el tiempo, y odio a aquellos que te dicen que 'Te entienden'...— me enderecé en mi asiento volteando a verla uno poco más, incluso olvidé que tenía un trozo de pizza en la mano y comencé a agitarlo inconscientemente — ...porque no te entienden, lo único que quieren es sacarte información de tus problemas; odio a los psicólogos y a las abuelas, y a los abuelos igual, digo... Son viejos ¿Por qué no se mueren y ya? lo único que hacen es causarle problemas a sus hijos que no los quieren cuidar....— comencé a explayarme con ella, le dije todo lo que detestaba en este mundo sin razón alguna, estaba molesto y tenía tantas cosas guardadas desde el Miércoles pasado, y ahora llegaba esta tipa sin conocerme pensando que podía bromear conmigo y me describía sin tener la más mínima idea de mi carácter, y lo.... — lo peor de todo es que evadiste mi jodida pregunta y no se que Fu***ng fetiche tienes con el color guinda— 
  — Supongo que...— se quedó observándome unos segundos y bajó la pierna que tenía cruzada enderezándose hacia delante y recargándose en sus manos. Su cabello le cubría la cara y mirando hacia abajo continuó— ...no es fácil describirlo, me refiero a que el rojo y el vino te recuerdan a navidad, el azul te da tranquilidad, el blanco es paz, pureza; como lo quieras llamar... El negro casi siempre significa rebeldía... o depresión hahaha — continuó con su descripción de colores como si hubiera dado esta respuesta mil veces antes— el café es aburrido el rosa infantil, no lo sé. Siento que yo soy así.. Un color que no le recuerda nada a nadie los hará acordarse de mí— "¿Necesitas mucho que la gente piense en ti? ¿Ser recordada acaso? Eso es estúpido". No lo era, en el fondo sabía que tenía un lindo significado pero mi mente mediocre sólo podía pensar en negatividad ahora.  
  — Me tengo que ir— dijo luego de eso — no es bueno odiar tanto a todo el mundo; después de todo el mundo te hizo existir—

    Se levantó del sillón, se llevó su taza y antes de salir le dio un sorbo más para colocarla en la mesilla de la entrada — Gracias por todo, espero que te haya agradado mi compañía, que te mejores— sacó una cajetilla de cigarrillos transparente, parece que ella la había hecho, sacó después el encendedor de dentro de ella y luego encendió uno dentro de mi aún vivienda, —  Y si mañana regresas a la universidad, nos veremos pronto— guardó el encendedor de nuevo y se volvió a meter la cajetilla al bolsillo del vestido, exhaló el humo, se dio la vuelta y cerró la puerta.
    Sin voltear a comprobar que hubiera cerrado bien sólo miré mi mano y el palillo de pan que quedaba de la pizza maltratada por mi odio en palabras "Genial, ni una pieza de pan con queso se salva de mi ira contenida", giré los ojos ojos para mi mismo y cuando iba a tomar otro pedazo volvió a sonar mi puerta "¿Es en serio?" me levanté de mala gana. 

  Parecía que la policía había encontrado un laboratorio de drogas en mi departamento porque la puerta no se tranquilizaba, no pregunté quien, simplemente giré la perilla e instantáneamente me sorprendí

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  Parecía que la policía había encontrado un laboratorio de drogas en mi departamento porque la puerta no se tranquilizaba, no pregunté quien, simplemente giré la perilla e instantáneamente me sorprendí. 

Coffee WindWhere stories live. Discover now