Ese mayordomo, amaneciendo

873 45 4
                                    

Capítulo V: Ese mayordomo, amaneciendo.

o.o.o

Aún recuerdo el mundo desde los ojos de un niño. 

Lentamente, esos sentimientos fueron nublados, 

por lo que se ahora…

Field of Innocence- Evanescence

o.o.o

     Dicen que las personas no se cruzan en tu camino sólo por casualidad; las cosas no suceden por algo. Para mí en su integridad fue solo casualidad, al menos el conocer al demonio. Mientras que mi secuestro, desde mi punto de vista, estaba planificado desde hace mucho tiempo. Aún así, no comprendo, ¿por qué me llamaron impura? ¿Qué pecado había cometido? Mis instintos me decían que debía investigar más a fondo, además, no puedo dejar que el asesinato de Antonella sea en vano.

o.o.o.

No recuerdo a que hora me había dormido, lo que sabía hasta ese momento era que mi teléfono había sonado, revisé con mi cara de zombie recién convertido… un pin de nada más, y nada menos que mi querida Roseanne.

·         ¿Despierta?

·         ¡NATASHA! ¡Despierta por el amor a la Santísima Virgen de la Inmaculada Concepción! ¡Llegarás tarde y a la Sra. Thompson no le gustará!

¡Por los rayos de Thor! ¡Eran las cinco y media de la mañana!

              Me había asustado de la hora que era y de un movimiento termine en el piso, enredada entre las sábanas, con un golpe en la cabeza. Si no hubiera sido por las almohadas que se cayeron, estuviera inconsciente.

              Salí como lunática a una tienda de todo a mitad de precio, sólo que al baño. Maldije al demonio por no haberme despertado a las cinco de la mañana. Sí tanto se hacía llamar asistente, mayordomo, o lo que sea que se haya nombrado, pues, no servía. A parte de eso, ¿por qué carrizo mi alarma no sonó?

             Se dirán que si hago preguntas ¿no? Desde siempre he sido así, muchas, muchas y constantes interrogantes me hacía en cada cosa que no comprendía, además, existían algunas que me las formulaba yo misma, hasta llegar el punto de no llegar a una respuesta coherente.

          Al terminar de darme una ducha, me miré en el espejo y fruncí el ceño, estaba frustrada. Que cabello tan rebelde, mojado y después de todo rebelde.

        Mientras me pasaba el cepillo por el asco de cabello rebelde que tenía, pensaba en cómo hacer que el demonio me pague por lo que me acaba de hacer. Menudo demonio, que se cree ser mi asistente, no me despierta a la hora que debe ser, llegaré tarde y sin justificación.

      No tuve más opción que peinarme el cabello y dejarlo suelto, ya me obstiné de intentar amarrarlo en una coleta, sin ningún resultado, la coleta quedaba floja, así que decidí dejarlo que vuele en el viento y después de haber pasado el día, terminará como un afro de los ochenta.

     Al dejarme el cabello suelto, me quede observando mi reflejo en el espejo. Todavía seguía siendo la misma chica de antes, por lo menos físicamente. Los mismos ojos, la misma nariz, la forma de mi rostro, la barbilla, seguían siendo la misma de hace 10 años. La diferencia que habitaba es que contengo brackets, de hace unos 8 años y sigue sin terminar.

          Comencé a distinguir más mis facciones del rostro: labios delgados muy formados y lisos, de un color rosado algo rojizos; una barbilla levemente fina; ojos grandes de color castaño oscuro, con el sol se tornan a un color miel; nariz algo respingada, mi piel un poco blanca, llevaba tiempo que no voy a la playa.

Subsistir con Sebastian MichaelisWhere stories live. Discover now