Cuarentidós: Tragos

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Harry apretó la mandíbula y observo los taxis y autos circulando en la ciudad cincuenta pisos bajo él. El sol disparaba directamente a su oficina con las persianas abiertas y sus pupilas contrastaban con los rayos proporcionados por este. Harry se rasgó las uñas distraídamente, ahora no estaba muy seguro de dejar a Charlie sola por tres días. ¿Estaba bromeando? Ella no era una cualquiera. Charlie no se aprovecharía de Harry.


Regresó a su escritorio y suspiró pesadamente. Apenas iban a ser las nueve y media, Charlie había dejado su oficina hace apenas media hora, cuando lo había montado y se había conectado con él íntimamente. Harry se mordió el labio al recordar. Nunca había celebrado tener su virginidad tanto hasta ese momento. Lo que ellos habían compartido esa noche era algo que Charlie recordaría constantemente cada vez que viera otro hombre.


Harry se sentía un poco engreído. Sonrió pomposamente para sí mismo. Ahora, todo lo que tenía que hacer era esperar el almuerzo para estar con ella de nuevo.


***


—Sin pedazos de queso —Charlie gimió al descubrir los ingredientes de su hamburguesa.


Charlie se inclinó sobre la mesa para ver qué le molestaba. Charlie miró su comida con asco y contuvo la respiración al sacar los pequeños pedazos circulares del queso. Harry rió roncamente de su acción y sorbió de su refresco. Charlie se ondeó el cabello sobre el hombro antes de morder su hamburguesa.


—Recibí una carta del Chase Bank —Harry depositó una papa frita descuidadamente en su boca. Charlie abrió los ojos mientras masticaba su hamburguesa, y esbozó una amplia sonrisa ante sus noticias.


—¿Y? —tarareó con la boca llena de comida.


—Harán una conferencia de tres días este fin de semana, e iré.


Charlie estaba en todo el derecho de alegrarse por él. Bajó su hamburguesa y usó una servilleta para limpiarse los dedos. Harry la observó incómodamente, esperando revelar las noticias que no le alegrarían tanto. Se llevó el refresco a la boca de nuevo, mordiendo la pajilla distraídamente. Charlie cruzó las piernas sobre su asiento y apoyó los codos en la mesa.


—¿A dónde iremos? —arqueó las cejas.


Harry tragó duro y negó con la cabeza—. Tú debes quedarte.


Charlie masticó lentamente mientras lo miraba. No estaba segura sobre si Harry hablaba en serio, o si solo lo hacía para cabrearla. Entornó los ojos y los dirigió a la distancia. Su servilleta se movió lentamente entre sus dedos y retornó la vista a Harry. Él la miró inseguro, sin disfrutar su silencio.


—No puedes ir solo.


—No estaré solo. Erica vendrá conmigo —Harry replicó tranquilamente.


Charlie frunció los labios y juntó las cejas, intentando asimilar lo que había escuchado salir de su boca. Harry hizo lo mismo, ampliando los ojos ante lo que había dicho.

Heed ➳ h.s (español)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ