duodécimo halloween

832 172 100
                                    

"And heaven knows I'm miserable now (...) Two lovers entwined pass me by and heaven knows I'm miserable now"
primer final.
duodécimo halloween junto a Maks.
último halloween junto a Maks.

Camino por el cementerio llorando, llevo una sudadera que antes me quedaba perfectamente, pero ahora, gracias a aquel diagnóstico psiquiátrico que me hizo aquel profesional hace dos años, describiendo un trastorno del estado de ánimo, aparentemente transitorio, que había sido caracterizado por mis sentimientos de abatimiento, infelicidad y culpabilidad —es decir, el diagnostico de la depresión— había adelgazado de tal manera que me quedaba demasiado grande.

Estoy temblando, mi cuerpo se sacude de forma grotesca, siento miedo y náuseas. Aún así, siento que visitarlo es lo correcto. A pesar de que su muerte fue hace ya dos años es la primera vez que vengo, antes podría haber hecho todo el proceso de curación peor o eso decía el doctor. La verdad es que yo siento como si solo hubiera alargado el dolor. Mi acompañante tiene su brazo alrededor de mi cuello —se siente jodidamente mal— y me susurra palabras reconfortantes, vacías de empatía, pero nada sirve. Nada puede arreglar el dolor de la pérdida.

Cuando llego a la lápida caigo sobre mis rodillas, sintiendo que ver su nombre grabado en aquel pedazo de mármol lo hace todo más real. Hace que realmente deje atrás la fantasía de que simplemente había perdido la cordura y él seguía vivo.

– Asher, cielo, el psiquiatra dijo que podríamos posponer esto hasta que estuvieras listo, ¿y si vamos a algún vídeoclub a por alguna película de ciencia ficción?

– ¡Vete de aquí, Elijah! —Al ver su mirada, muerdo mis mejillas— Necesito esto. Necesito afrontar y olvidar, lo sabes.

Elijah besa mi cabeza y me murmura que irá a mi casa, que necesito estar solo y mi madre necesitaría ayuda con aquel pastel. Yo necesito que se vaya, porque no quiero arrepentirme de lo que haré en su ausencia. Nada más irse comienzo a gritar, grito y pego puñetazos contra la lápida con la esperanza de que se borre el nombre que hay grabado en ella, con la esperanza de que Maks no sea el que está ahí. Muerto. Por mi culpa.

Entre lágrimas acaricio su epitafio: "Y ahora sí que soy miserable" El único miserable soy yo, besando una estúpida y fría lápida mientras me imagino que es él. Recuerdo cómo recibí la noticia, una furiosa Lulú, con su maquillaje totalmente corrido había viajado hacia la ciudad para gritarme en la puerta de mi piso compartido que Maks se había suicidado por mi culpa, por huir de aquel pueblo dejándole solo. Tras aquella noticia comencé a estar echo mierda, tal y como ahora.

A pesar de que Asher había dejado junto a su cuerpo dos envoltorios de chicles de clorofila, uno con su epitafio escrito con una letra desigual y otro con una pequeña anotación: "No fue tu culpa, lo sé todo: te quiero Ashy-Ashy." Nadie pudo evitar que sintiera que era mi culpa, ni pastillas, ni terapias. Me acuesto sobre la tumba de Maks y entre sollozos solo susurro una sencilla frase. Lo demás él ya lo sabía.

– Te quiero Maks, voy a ir a verte. Por favor, espérame con los brazos abiertos.

Entonces, saco el bote de pastillas y el whisky y comienzo a beber. Una por una, las pastillas van haciendo efecto y antes de aturdirme le escribo un mensaje a Elijah, diciendo que a pesar de todo, el vacío me había consumido. Que era buen chico y merecía algo más que yo.

Siento como la muerte me abraza y caigo en sus brazos como lo hice aquella vez con mi padre, pero sin miedo. Justo antes de irme le veo y le escucho, susurrándome que no tenga miedo, que pronto estaremos juntos, y por una vez, no lo tengo. No siento miedo. No si estoy a punto de unirme con él, a punto de refugiarme en sus brazos.

FIN.

nota de autora

A ver, he preparado dos finales, así que el siguiente es súper feliz. Si quieren lo leen y si no, pues no. Ya vendrán más tarde agradecimientos.

scared » gayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora