Capítulo 10

520 90 5
                                    


Esta vez no tuve suerte, piqué al timbre de su casa varias veces sin recibir contestación. Intenté llamarlo a su teléfono, pero el número ya no existía. Por un momento me quedé sin opciones y quise volver a casa, pero una de las vecinas, si no recordaba mal la misma que me abrió la puerta la última vez, me paró antes de irme.

- Si buscas a Wonsik ya tiene que estar metido en el tren. - La miré sin comprender. - Se despidió de mi hace como unas dos horas.

- ¿Sabe dónde se dirigía?

- Por desgracia no, solo sé que su estación era la del este, y esos trenes solo parten hacia zonas costeras.

- Gracias

Salí a toda prisa, el taxi me esperaba fuera, sabía que esa estación no estaba cerca y tal vez gastaría mis ahorros en transporte, pero de algún modo el dinero no me importaba en absoluto.

Durante el trayecto, recordé que Wonsik me contó que creció en una zona cerca del mar, así que lo más probable era que su orfanato estuviera por allí y seguramente en estos instantes aquel era su destino.

Llegué a la estación antes de lo esperado, pagué al taxista y al entrar miré los horarios de los trenes que acababan de partir y, calculando el tiempo en el que había salido de su casa y el trayecto, solo había uno y era dirección a Gangwon. No lo pensé dos veces, y ya que me encontraba allí y no veía a Wonsik por ninguna parte, compré el siguiente billete que también se dirigía a ese lugar. No sabía si aquella noche volvería a casa, tampoco sabía si estaba haciendo este camino para nada, tal vez llegaría sin tener asegurado que él realmente había viajado hasta allí, pero en ese momento tenía una cosa clara, encontrar a Wonsik era mi máxima prioridad.

Durante el viaje, avisé a Hakyeon el cual me animó a no volver a casa si no era con Wonsik, y seguidamente para matar el tiempo, busqué en mi teléfono la dirección de los orfanatos de la zona, siendo ellos los primeros lugares donde pensaba mirar.

.

Después de una hora y media más o menos, llegué a mi destino. Nada más salir de la estación el olor a mar me inundó las fosas nasales, la tranquilidad del lugar me ayudo a calmar algo mis nervios. La playa estaba justo en la salida, los turistas ocupaban la mayor parte, no iba a negar que la zona era preciosa.

Me recorrí todo el sitio suplicando que estuviera, miré en tiendas y cafeterías, incluso pregunté en la estación si habían visto algún muchacho de pelo blanco, por desgracia nadie me dio señales de él, pero antes de partir a mi siguiente punto de búsqueda, un señor, que por la vestimenta intuí que trabajaba por allí, me dio algo de esperanza, diciéndome que había visto un chico con un color de cabello peculiar y le llamó la atención. Le di las gracias mil veces en cuanto me dijo que se había dirigido a la zona de las pocas rocas que decoraban la playa.

Y al fin lo vi.

Sentado en la orilla del mar, en una zona sin gente, con sus pertenencias a un lado y la camiseta que no llevaba puesta en el otro. Aquel tatuaje en la espalda, que tanto me gustaba y tantas veces había besado, lo distinguía de cualquier persona normal. Con ese aire asalvajado y la luz del atardecer, Wonsik en ese instante sí que parecía realmente un ser mitológico.

Me acerqué con sigilo, pero su fino oído le hizo girarse, nunca había visto esa expresión de sorpresa en su cara. Se levantó de inmediato.

- Taekwoon. - Le sonreí. - ¿Qué haces aquí?

- He venido a buscarte. - Dudó que decirme antes de responder.

- ¿Para qué?

- Te quiero. - Me acerqué a él, pero dio un paso atrás.

- No deberías.

- Lo sé, pero no hay vuelta atrás. No me he gastado mis ahorros del piano nuevo, para que ahora me digas que no te importo.

- Claro que me importas, por eso he huido.

- Pues no lo hagas.

- Taekwoon, es peligroso. Ya lo viviste la última vez, si no llego a aparecer... - me acerqué a él para interrumpirlo con un beso. No se resistió ni siquiera cuando lo profundicé, luego puse mi mano en su mejilla.

- Si no llegas a venir, tal vez hubiera muerto... y no te he dado las gracias.

- Pero yo soy...un monstruo. - Esta vez no se alejó, si no que se apoyó en mi hombro, sin mirarme.

- No lo eres. - Le acaricié el pelo. - Eres Kim Wonsik. - Me abrazó y noté como mojaba mi camisa, estaba llorando.

Nos quedamos así un largo rato, en silencio y rodeándonos con los brazos, sin dejar que ni un ápice de aire pasara entre nosotros, finalmente se separó.

- Está oscureciendo... - Dijo mirando el horizonte. - No es la mejor noche para pasarla juntos. Hoy... es luna llena.

- No me voy a separar de ti. - Lo apreté de nuevo contra mí.

- Y no te voy a convencer ¿verdad? - Al fin pude ver un poco de su sonrisa. - No sé si es bueno que seas tan cabezota. - Me dio un golpe cariñoso en la frente y luego se puso serio de nuevo. - Entonces... ¿Me ayudarás?

.

Agarrados de la mano me arrastro hacía la parte más alejada de la playa, fuera de miradas indiscretas. Detrás de unas rocas había una especie de casa abandonada junto al mar, sus paredes estaban en parte derrumbadas, y únicamente tenía algunas maderas como techo. Wonsik y yo entramos por la que parecía la puerta principal y nos acercamos a una de las columnas que aún se mantenía en pie.

- Espera aquí. - Me dijo mientras se ponía unos guantes que previamente había sacado de su equipaje. Luego se acercó a una trampilla que estaba oculta por una de las piedras que formaban la casa y sacó unas cadenas. Tal y como se movía, parecía que para Wonsik no era su primera vez en aquel lugar. - Tienes que ayudarme a ponérmelas. - Lo miré extrañado y sonrió. - Te prometo que te lo explicaré todo, pero ahora necesito que me ayudes antes de que sea demasiado tarde.

No hablé y solo hice lo que me dijo. Se colocó sentado en la columna, con la espalda recta y los brazos pegados a los costados, como si de un soldado se tratara. Agarró el extremo de la cadena con una de sus manos enguantadas, y yo me dediqué a girar alrededor. Era lo suficientemente larga como para rodearlo unas ocho veces y finalmente, terminé de atarla con el candado que me dio previamente. Lo miré, parecía dolorido.

- ¿Lo he apretado demasiado? - Me preocupé.

- Está perfecto.

- ¿Entonces por qué...?

- No es la forma de la cadena, si no el material, son de plata. - Continuó al notar que no entendía nada. - Aún queda un rato para que anochezca, te lo explicaré todo. Si aún sigues aquí después de todo, es que estás loco.

- Acepto el riesgo entonces. - Le sonreí.

- Tengo la suficiente fuerza como la levantar unas cien veces mi cuerpo. Cuando me hieren sangro, pero como ya sabrás, me curo rápido. - Ahora tenía sentido la noche que nos conocimos. - Lo único que me afecta realmente y aquello que me podría matar es la plata.

- ¿Y estas cadenas son...? - Asintió. Me estaba comenzando a asustar, quise quitárselas de inmediato. - Te desataré, ¿Por qué te haces esto?

- Taekwoon, no lo hagas. - Me detuvo cuando intenté abrir el candado. - Es peligroso. - Wonsik debería estar serio, pero soltó una leve carcajada. - ¿Me vas a decir que nunca has leído o visto alguna historia sobre hombres lobo?

*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*:*

Gracias!!! ^^

Dirty Paws (Wontaek)Where stories live. Discover now