Capítulo 31

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―Noah, sabes que soy capaz de...

―Escúchame Serrano, tú has provocado todo esto. Debiste saber que Oriana reaccionaría así ―Mi hermano arranco y yo me sentí levemente aliviada, inmediatamente gire mi cuerpo hacia la venta y comencé a llorar en silencio.

Le pedí a Noah que me llevara a casa de mis padres, mientras ellos regresaban de Londres yo viviría ahí. Por suerte aún conservaba las llaves.

Cuando llegamos baje del automóvil y me di cuenta de que había olvidado la maleta ¡Diantres! Pero bueno, confiaba en que mi madre no hubiese regalado toda mi ropa, de ser así al día siguiente tendría que ir de compras.

Noah se despidió de mí diciendo que estaría a mi cuidado y que si cambiaba de opinión y quería volver a casa con Julian, solo debía llamarlo y él me llevaría. Claro está que eso no figuraba en mis planes.

En cuanto Noah se fue yo me recosté en el sillón con mi vista fija en la nada. No quería llorar, no más; pero era inevitable cada vez que pensaba en Julian. Cerré mis ojos para tratar de dormir un poco pero alguien llamo a la puerta, seguramente Noah se había olvidado de decirme algo.

Me levante del sillón y camine hasta la puerta. Puse mi mano sobre el pomo y la abrí. Serrano apareció ante mí.

―¿Cómo sabias que me encontrarías aquí? ―Pregunte sorprendida.

―No lo sabía. Sin embargo fue el primer lugar que vino a mi mente. Si no te hubiera encontrado aquí, ya estaría recorriendo todos los hoteles de la ciudad.

Yo simplemente me recargue en la puerta mientras contemplaba a Julian.

―Después de que te fuiste note que junto al sillón dejaste una maleta. Te la he traído ―Con un jalón Julian tomo la maleta que estaba a un lado y la puso junto a mis pies ―Supuse que te haría falta.

―Gracias ―Dije sinceramente.

―Supongo que no te hace feliz el que yo esté aquí, pero quiero preguntarte algo ―Suspiro ―Ori, ¿Dudas del amor que siento hacia ti? ¿No crees que te amo?

Por más extraño que pareciera, aun creía en Julian, aun confiaba en que el me amaba, sin embargo, en mis entrañas algo me recordaba que no tenía razones para estar tan segura.

―Me siento como una ilusa pero no dudo que tú me quieras ―Hice una mueca ―Creo que si al menos no me amas me has tomado cariño.

―No solo te tengo cariño, te amo ―Levanto su mano para acariciar mi mejilla pero se detuvo y la cerro en forma de puño, luego la dejo caer sobre su costado ―No estaré tranquilo sabiendo que estarás sola en casa cuando las personas noten que tu y yo estamos separados...

―Estaré bien, prometo que me cuidare ―Lo interrumpí ―No hay de qué preocuparse.

―Confío en que este tiempo separados será muy corto. Solo un par de días, tal vez.

―No estoy segura, Julian ―No estaba mintiendo, la verdad es que no estaba segura.

―Bueno me retiro ―Metió las manos en los bolsillos de su pantalón ―Estaré al pendiente de ti, si necesitas algo no dudes en buscarme por favor.

Yo solo asentí y el giro sobre sus talones para ir directo a su coche.

A la mañana siguiente me levante muy temprano e hice una llamada que con un poco de suerte, me sacaría de mi apuro financiero, porque claro está que no pensaba recibir dinero de Julian, por supuesto que no. Desde el momento en que decidí abandonar la casa, estuve consciente de que tendría que ganar mi propio dinero y cuidar de mi misma.

TE AMO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora