27.

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Alejandro

Cuando Madisson salió la habitación quedó en silencio, la mayoría miraban a Zack, esperando alguna explicación. Yo me límite a mirar al techo, no quería incomodarlo, pero tenía que averiguar que es lo que pasaba con ese piano ¿qué tenía de especial?

—Hey, Zack. -Kira llamó la atención de el chico, apuntando con su linterna. —Ven, acuéstate.

Zack caminó con timidez hacía donde su amiga se encontraba y se acostó, apoyando su cabeza el regazo de Kira. Clhoe se movió hasta llegar a donde el chico se encontraba y se acostó junto a el, observándolo. Ella agarró una de las manos de Zack y observó sus dedos como si fuera lo más maravilloso del mundo. El chico fue cerrando sus ojos poco a poco, hasta quedarse completamente dormido. Sonreí y miré a Kira, la cual me hizo señas que logre entender como 'Anda a buscar a Mad',

¿sería mi mente lo que me habrá hecho entender eso? No lo sé, pero de todos modos me levanté de la cama y salí de la habitación, cerrando la puerta detrás de mi. Bajé las escaleras con cuidado y caminé hasta la cocina. Abrí una de sus ventanas y observé el cielo, ya se tornaba de un color azul-púrpura, estaba amaneciendo.

Un poco de luz lograba entrar, iluminando una parte de la cocina y el living. Madisson no se encontraba ahí. Fui a la cocina nuevamente y serví un vaso de agua, para luego beberlo rápidamente. Dejé el vaso sobre la mesa y subí a mi habitación, el único lugar que me faltaba por buscar, o eso creo.

Entré a la habitación, abriendo la puerta cuidadosamente. La ventana se encontraba abierta, y a su lado se encontraba Madisson, observando a través de ella.

Se veía como una típica escena de película de terror;

La chica se encontraba con la mirada perdida, dándome la espalda. Caminé lentamente hacia ella, intentando hacer el menor ruido posible, coloqué mi mano en su hombro, haciéndola voltear hacia mi.

¡Y PUM! La chica lo miraba y le sacaba los ojos al chico, matándolo instantáneamente.

Tienes que dejar de ver películas de terror, Alejandro. —Pensé.

Agité mi cabeza de un lado a otro, intentando sacar esa clase de ideas extrañas de mi cabeza. Caminé hacia Madisson, y me detuve cuando llegué a su lado, observé por la ventana, intentando buscar lo que llamaba tanto su atención.

—El amanecer es algo hermoso para observar, ¿no crees? -Preguntó, pero siguió hablando antes de que pudiese responder. —Mi hermano y yo solíamos despertarnos temprano durante las vacaciones solo para verlo, nos sentábamos justo acá y hablábamos sobre el, sobre lo hermoso que es y la suerte que tenemos los seres humanos al tener la oportunidad de observar esto cada mañana. Pero no todos se dan cuenta de semejante belleza ante sus ojos ¿sabes? no todos le dan el mismo valor. Hasta que llega el día en que no pueden observarlo más, ni tenerlo ahí como una distracción y una manera de despejar tus pensamientos. En ese momento las personas anhelan poder verlo cada día, pero ya no pueden, y se arrepienten el resto de sus vidas por no haberle dado el valor que tal cosa merecía cuando pudieron hacerlo. -Terminó de decir y la miré a los ojos.

Sus ojos se encontraban llenos de lágrimas que se negaban a salir. Aún sin decir palabra alguna, me acerqué más a ella y la atraje hacia mi pecho, abrazándola. Sabía que en ese momento ella no necesitaba hablar, sino alguien que la consolara y la dejara desahogarse, y eso hice. Ella rodeó mi cintura con sus brazos y la escuche sollozar, pasé mi mano por su cabello. Quería decir algo, pero me había dejado sin palabras, pensé en todo lo que ella había dicho. Tiene un hermano.
Me pareció extraño que ella no me haya comentado antes sobre el, ni que sus padres me hayan dicho sobre su existencia.

¿Un niñero?Where stories live. Discover now