Capítulo 6: Desenterrar la verdad.

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Tras más de media hora tocando la puerta de ese apartamento que conocía a la perfección, y viendo que no tenía éxito en su cometido, decidió tocar por una última vez antes de irse definitivamente de ahí:

—Vamos, sé que estás ahí —toco nuevamente la puerta el bicolor con algo de fatiga—, abre la puerta Fergal.

Colby había llegado ahí esta mañana por mera curiosidad, después de regresar caminando —por voluntad propia— con Benjamin al departamento, ambos continuaban analizando cada palabra dicha por el frio y extraño pelirrojo, cuando llegaron, se despidieron y ambos se marcharon a sus respectivas habitaciones; en donde, al parecer ninguno durmió por continuar pensando en lo mismo; cuando le amaneció al bicolor, se dio una corta ducha y salió del departamento sin siquiera despedirse del británico y emprendió camino al apartamento que no había pisado en poco menos de nueve meses, si bien Rami había dicho que Fergal no abandonaba el apartamento por nada del mundo, no había rastro del irlandés por ahí, al menos que se estuviese ocultando, y conociéndolo como lo hacía, era lo más probable, así optó por tratar de hacerlo probando otra técnica:

—Sé que estás aquí, hablé con Rami anoche —dijo Colby con un tono inquisitivo.

Justo cuando estaba por volver a insistir, su teléfono celular comenzó a vibrar desde su bolsillo trasero; contestó con miedo después de leer el identificador; escuchó atento cada palabra que el moreno tenía para decirle, y si bien su interés por descubrir la verdad en la situación de sus amigos, develar el misterio del supuesto "suicidio" de Jonathan resultaba más intrigante para el bicolor, además de que podría pasar un poco más de tiempo junto a Joseph:

—Yo sé en donde está —susurró Colby, a pesar de que quería aprovechar todo el tiempo posible junto al samoano, el bicolor necesitaba un poco de tiempo a solas para descifrar como lograría hacer que el irlandés le dijera la verdad sin tener que lastimar más al pelirrojo, haciéndolo recordar todo lo malo que Fergal le había dicho—, te veo allá—, dijo sin despedirse y colgó para después emprender camino rápidamente para no hacer esperar al moreno.

Espero unos cuantos minutos después de haberlo visto irse gracias a la mirilla, Fergal Devitt sintió una momentánea paz, por lo que decidió salir brevemente del apartamento para comprobar que en efecto, el bicolor se había marchado y no había fingido esa extraña llamada por teléfono como una jugarreta para hacerlo salir; el irlandés estaba alarmado, si bien sabía que Rami no había sido capaz de mencionar la verdadera razón por la cual habían terminado, solo era cuestión de tiempo para que el pelirrojo dijera toda la verdad.

Volvió a entrar al apartamento para poder tomar su teléfono celular y marcar ese número del cual creyó que se había desecho hacía ya mucho tiempo; estaba comenzando a desesperarse, hasta que la persona tomó la llamada justo antes del último timbre:

—Escucha sé que tú tampoco quieres saber nada de mí —expresó fastidiado el castaño—, pero tenemos que decirle la verdad a todos cuanto antes.

Pensé que todo esto había quedado enterrado en el pasado —dijo alarmada la voz al teléfono—, esto fue solamente un error que nunca volvió a repetirse, así que no veo porque todos tienen que saberlo.

—Se lo conté a Rami la noche de nuestra boda —dijo casi gritando el irlandés—, y si bien no se lo ha dicho a nadie, es cuestión de tiempo para que se lo diga a todos.

Colgó sin decir más, después de todo, no estaba pidiéndole permiso, solo estaba avisándole que iba a hacerlo; conociendo a Colby como lo hacía, sabía que era cuestión de tiempo para que su amigo regresara en busca de la verdad.

Verdad que no podía esperar, razón por la cual no iba a esperar a que Colby fuera hacía él, así que iba a esperar hasta el final del día para buscar a sus amigos y desenterrar la tan aclamada verdad.

[...]

Todo el cuerpo del bicolor se estremeció cuando vio al moreno al otro lado de la calle frente a la clínica de rehabilitación, se pellizco en más de una ocasión para tratar de controlarse y no lucir como una chiquilla que se enamora por vez primera, pero el solo hecho de ver a Joseph con el cabello en un moño hacía que todos esos sentimientos que trataba de olvidar, tomaran más intensidad, si es que eso era posible.

—Buenas tarde, Colby —saludó el moreno cuando vio al bicolor acercarse hacía él—, ¿listo para entrar? —el moreno no tenía intenciones en ese momento de quedarse a charlar por lo que fue al grano, y más porque el ver lo malditamente adorable que lucía Colby con sus anteojos, lo hacía perder el control.

—Entremos —dijo Colby con un fingido tono relajado.

Colby caminó detrás del moreno, porque era preferible que Joseph no viera como sus piernas temblaban, ambos entraron rápidamente en la desolada clínica y se acercaron a la recepcionista, el primero en tomar la palabra fue Joseph:

—Buenas tardes, señorita —dijo Joseph amablemente—, estamos aquí para recoger las pertenencias de mi hermano, Jonathan Levesque.

La chica detrás del escritorio asintió y procedió a buscar al recién mencionado en el computador, solo pasaron unos cuantos segundos hasta la chica se dirigió a ellos:

—Lo lamento joven, pero aquí dice que solo Paul Levesque tiene acceso a las pertenencias del joven y a su habitación —musitó la chica con un cortes tono.

Decepcionado al saber que su madre pasaría otro día sin tener las pertenencias de Jonathan y confundido al saber que su padre era el único con acceso a ambas cosas, salió apresurado de la clínica, seguido de un también confundido Colby:

—Mi madre va a ponerse aún más triste —susurró el moreno recargado sobre la pared del edificio—, esperaba tener las cosas de Jonathan hoy mismo, para poder alegrarla aunque sea un poco.

Colby al ver esa mueca de tristeza en el rostro de Joseph, decidió proponerle esa poco ortodoxa idea que había ideado en el mismo momento en el que le habían dicho que no podían darle las pertenencias del castaño:

—¿Tienes algo que hacer esta noche? —susurró el bicolor cerca de Joseph.

—Aburridos asuntos de bodas con Galina —murmuró el moreno sin mayor interés—, ¿Por qué?

—¿Qué te parece si entramos aquí esta noche sin que nadie nos vea y recuperamos las cosas de Jonathan para Steph? —propuso Colby—, ¿Qué tan difícil puede ser? —insistió con desdén.




a/n: Actualización porque ya es casi fin de semana, y porque les amo.

Recuerden pasar a dejarle un poco de amor a mi one-shot de Zálor. 

Gracias por todo.

Les desea lo mejor siempre, Jonathan.

Mend My Broken Heart ◉ Rolleings; MDH #2.Where stories live. Discover now