La miro irse, sin sentir nada más que nostalgia y la extraña sensación que le dejaban esos recuerdos con ella.

¿donde habían quedado los buenos tiempos? En el pasado, obviamente.

Lanzó un sonoro suspiro, no deseaba perderse en el pasado, y menos cuando era el suyo. Era un hombre del futuro y como tal, debía ir hacía adelante, aunque su camino cada vez se veía más entre nieblas y penumbras, sin tener muy claro hacia donde se dirigía.

-jefe, llego un paquete hace menos de una hora, enviado por naciones unidas para su pronta revicion-le notifico Viernes, rompiendo el trance en el que se había visto sumergido el millonario.

-si... yo ire... a revisarlo-

-también recibió una llamada de un número privado-

-¿Microft?-

-el nuevo secretario de defensa de los Estados Unidos de America-

Tony hizó una mueca al escuchar aquelló, pues no estaba acostumbrado a que perdonas del gobierno lo estuvieran llamando, normalmente enviaban citatorios.

-si vuelve a llamar dejalo en espera, no hay que perder las costumbres-le dijo a su I.A como intento de broma, aunque ni el mismo le viera lo gracioso ya.

* * *

Observo con gran atención las instalaciones del nuevo complejo, con todas esas personas que iban y venian sin que le prestaran atención.

No tendrían por qué, pues se confundía perfectamente con los agentes que allí laboraban.

Quería ver de cerca su objetivo, observando cada detalle sin prisa, pues con la muerte se Sherlock, Microft y John quedaban fuera de la ecuacion, con Holmes y Watson distraidos jugando al gato y al ratón y con su objetivo distraído por los recientes acontecimientos en Sokovia, tenía todo el tiempo del mundo.

Sabía como atacarlo, como irse abriendo paso capa por capa de defensa, pero aún le faltaba algo. Había laborado un par de meses junto a Pepper, extrayendo toda la información que le sería útil, pero aún no encontraba ese algo, ese punto débil en el millonario.

Había iniciado como una travesura, asustar al supuesto iron man, al millonario intocable con aquel invento del "juego de la vida".

A simple vista, Anthony era de los más ordinario. Un millonario playboy, genio y gran amante de si mismo, era lo usual en las personas como él, no valía su tiempo.

Sin embargo, el caso se había vuelto un poco más interesante con la aparición de Holmes, pues ¿quien iba a esperar eso?

Una oferta dos por uno que no podía negarle a la vida. Eran atractivos, poseían una mente brillante y el reto que significaba tan solo el poder hacerles daño, asustarlos... le daba una gran sensación de poder.

Por que eso era, un manipulador, un hombre obsesionado con cierto tipo de personas, un asesino serial que disfrutaba la venganza, por aquel simple patrón que siempre se repetía, que iniciaba con un recuerdo.

Y él solo deseaba hacer callar ese recuerdo, hacerlo irse lejos y que jamás volviera. Un recuerdo que comenzaba con una sonrisa coqueta, atractiva y un ego desbordante solo comparable con su belleza.

-Angelina ¿como es que siempre te tengo en mis pensamientos?-dijo para si mismo, mientras su miraba se perdía entre el paisaje tras los grandes ventanales del complejo.

Con un suspiro, revisó las notificaciones en su teléfono, todas avisandole de la instalación exitosa de los focos ocupados para la iluminación del lugar.

Tachó la palabra "luces" de su lista de tareas escrita en la aplicación de notas con la que contaba su celular.

Dinero, Prestigio, autoestima, dignidad. Siempre era el mismo camino a seguir, aunque con Holmes debía admitir que necesitaba de un nuevo plan.

Eran similares, pero no eran la misma persona. Eso era lo que le encantaba.

* * *

Caminó con rapidez hasta la puerta, tocando insistentemente hasta que alguien le abrió.

Mary lucia cansada, con sus ojos levemente enrojecidos por el llanto regular en que se veía sumergidos.

-hace cuanto-pidió saber Holmes, maldiciendo en su interior a Sanders.

-dos días, él jamás se va así, siempre...-la mujer cubrió su boca al sentir que volvería a llorar, tomando un breve respiro para no perder el control.

-¿y los niños?-

-estan bien-

-le pedire a Lestrade que envía a sus oficiales más competentes...-

-¿también estamos en peligro?-le pregunto Mary aún más preocupada-acaso es una venganza, un..un juego ¿es debido a uno de sus casos?-exigió saber.

-si, es por uno de mis casos-admitió el detective con algo de culpa, observando como la mujer lo miraba con cierto odio,  girando su cara al no poder contener más las lágrimas y entrando a su hogar con rapidez, cerrandole la puerta a Holmes en la cara.

No insistió, sabía que por el momento estaba mejor así, ella buscaría asilo con sus padres mientras Watson aparecía.

Si es que aparecía.

Cubrió su cara con sus manos al no poder controlar su desesperación. Si algo le pasaba a Watson... no quería ni pensar en esa posibilidad.

3. Detective StarkNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ