25. El sueño de Erin.

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Erin abrió los ojos. Ahí en lo alto de la colina parecía ser la puesta de sol. El cielo brillaba intensamente como un mango en llamas. Mientras se reincorporaba poco a poco el mango dejó de arder, y el cielo se pintó de color azul y púrpura. 

Estaba sola al pie del acantilado, dio dos pasos hacia atrás tratando de no caer. 

-¡Erik! -gritó aunque no obtuvo respuesta-. ¡Estefa! ¡Caitlin!

Miró en todas direcciones asegurándose de que realmente estaba sola. Después de sentir aquel agudo golpe en la cabeza, no recordaba nada.

-¿Hay alguien aquí? -gritó a todo pulmón. No sabía como había llegado ahí, y no sabía como bajar.

-No te asustes, es sólo un sueño.

Erin se giró hacia la voz y se encontró con una mujer alta y delgada de cabellera larga, rubia y rizada. Los ojos grandes y verdes le dieron una mirada cálida. Era preciosa. Más aún que Estefa, pensó.

-¿Quién eres? -preguntó perdiendo el miedo como si ella lo absorbiera.

-Soy Elizabeth Petrova, mucho gusto Erin -saludó con una sonrisa.

-¿Elizabeth?

-La misma -asintió.

-¿No estabas muerta?

-Ya no lo estoy, me han devuelto la vida -respondió.

-¿Quién?

-La misma cosa que me la robó. Quiere que te de un mensaje.

-¿Qué cosa? -preguntó temerosa. Sabía que lo que escucharía no iba a gustarle nada.

-El mal, tomará la peor de sus formas en la feria local. Esta dispuesta a acabar con Bibury, debes detenerla si es que puedes.

Erin supo que se burlaba de ella por la forma en que pronunciaba las palabras.

-¿Qué tengo que hacer?

-Lo sabrás cuando llegué el momento, sólo recuerda este lugar. Y hazlo, por todos. Sólo así ella me liberará, también a tu padre y a Merlina.

-¿Estas mintiéndome? 

-¡No! -parecía sincera-. Siento un dolor horrible cada vez que entra en mi cuerpo. No lo soporto más. Lamento que tengas que ser tu quien haga el sacrificio. 

-¿Y si no lo hago?

Una sonrisa se asomó en los labios de Elizabeth.

-Todos morirán, excepto tú -respondió, después la cara de Elizabeth volvió a la normalidad-. Debes detenerla, por favor.

Erin notó que por momentos quien le respondía era el mal y no Elizabeth.

-Escucha -le pidió Elizabeth-. Erik pertenece a Estefa.

Elizabeth dirigió la mirada hacia atrás, y Erin fue presa de una ilusión. Ahí estaban Erik y Estefa besándose, abrazados.

-Así debe de ser -continuó Elizabeth-. Caitlin merece ser una persona normal, como todos. Es su más grande deseo.

Vio a Caitlin, graduándose de la universidad de medicina, con el cabello más corto y gafas.

-Y yo -susurró vovliendo su atención a ella-. Yo merecía vivir.

Erin asintió.

-Pero, ¿qué hay de mi?

-Al final estarás bien. Trataré de hacer que lo estés, ¿bien?

Erin volvió a asentir con lágrimas en los ojos.

-Todos estaremos bien. Debes hacerlo, Erin.

Erin se limpió una lágrima.

-Esta bien, lo haré.

Elizabeth asintió.

-Cuando despiertes, dirígete a la feria con Erik.

-Así lo haré.

-Y recuerda todo lo que te he dicho, lo necesitaras para tomar valor.

Antes de que pudiera responder, despertó.

Elegidas #Wattys2018Where stories live. Discover now