Para empezar/ Leonel García

814 58 21
                                    

Piero:

[Los buenos momentos empezaron a faltar, luego comenzamos a dudar. Me asusté y no te pude parar, pero ni un segundo te he dejado de extrañar]

"¿Te acuerdas de los días que fueron... no tan malos?" Pregunta Piero de repente, sin dejar de ver la copa de vino frente a él. Y probablemente era el ambiente tan alegre que los rodeaba en aquella fiesta, o la mala coordinación de los organizadores que los sentaron juntos en la misma mesa. Pero cuando lo pregunta no puedes evitar sonreír un poco. La música, por suerte, ocultaba su conversación del resto de la mesa. "¿Tú los recuerdas?" Preguntas, no queriendo exponer los sentimientos que llevabas reprimiendo por meses. Piero ríe un poco. "Claro que sí. Eso es lo malo." Dice la última parte casi en un susurro. Cuando no responde por unos segundos respiras profundamente antes de comenzar a hablar. "Yo también. Y... y fue mi culpa. Porque por un momento los olvidé. Olvidé esos momentos cuando pasamos por problemas, y lo dudé todo." Su mano llega a tu hombro, ofreciéndole un pequeño masaje. "Fuimos los dos. Porque yo no hice nada al respecto. Supe que estabas dudando de nosotros y en vez de ayudarte lo único que hice fue alejarme." Dice él. La conversación cierra la distancia entre ustedes cada vez más, y no sabes si es buena idea o no. "Pero déjame decirte algo..." Mientras dice eso, mientras se acerca más a ti, su mano baja de tu hombro recorriendo tu brazo hasta llegar a tu mano. "...te extraño. Tanto, que no tienes idea. Es difícil admitirlo, pero es verdad." Tu mano llega a su mejilla e inclinas tu cabeza al frente, dejando tu frente a la altura de su boca. "¿Es buena idea? ¿Hacerlo todo de nuevo?" Sientes sus labios en tu cabello y cierras los ojos. Su cabeza se agacha para que sus labios puedan alcanzar tu nariz. "Yo ya me cansé de extrañarte, y no querría otra cosa más que tenerte de nuevo." Sonríes y subes la mirada, preparándote para lo que sigue.


Ignazio:

[Haces que este mundo sea un mejor lugar {...} y haces que me olvide de la soledad]

Después de varios meses de estar con Ignazio en el paraíso que puede llegar a ser su cama, sus brazos, su aroma... y básicamente todo él, tenías que regresar a la realidad que era tu vida lejos de él. Y no me refiero a miles de kilómetros de distancia, porque vivían en la misma ciudad, si no que después de esos meses, por tan pocos que hayan sido, ya se habían acostumbrado a estar juntos. Era la segunda noche en la que Ignazio llega a su departamento y no estabas por ahí viendo una película en la sala, o comiendo su cereal en la barra de la cocina. Todo está oscuro y vacío y silencioso y todo da vueltas porque tal vez tomó de más en el bar con los chicos. Sus dedos rápidamente encuentran el teclado del teléfono mientras la otra mano prende la luz. Se deja caer en el sillón frente a la televisión mientras escucha la llamada llegar al otro lado. "¿Hola?" Escucha la voz que tanto extrañaba. "Perdón por la hora." Es lo único que puede decir, y sonríe cuando la respuesta es una pequeña risa. "Está bien, sigo despierta." No te deja terminar la frase cuando comienza a hablar él. "Ven a vivir conmigo." Silencio. No hay respuesta por unos segundos. "...Igna." Suspiras, tus tareas quedando olvidadas. "Estás borracho." Le dices, usando su estado como excusa para no hacer una locura. "¡Eso qué importa! Quiero que estés aquí. Odio llegar y que todo esté tan..." Mientras esperas a que termine la frase te das cuenta de tu propio entorno. "¿Tan qué? ¿Solo?" Le preguntas, a lo que responde con un "Sí", el cual sabes que salió después de pasar una mano por su cabello y respirar profundamente. "Es una pregunta que no debe de ser discutida a las 2 de la mañana." Bromeas, e Ignazio deja salir una pequeña risa. "Tienes razón, lo siento. Pero... piénsalo, ¿sí?" Cuando cuelga no sabes qué hacer. ¿Qué tienes qué pensar? También estás sola, también lo extrañas, y vivir con él sería lo mejor para los dos. Y cuando son las 3 de la mañana y le llamas para decirle que aceptabas, ninguno de los dos se había sentido tan acompañado nunca.


Gianluca:

[Me preguntas qué es lo que nos queda por salvar {...} pero al menos quiero contestar, porque no me rindo y quiero verte una vez más]

Gianluca se queda sin palabras cuando te escucha preguntar eso, con lágrimas amenazando con caer de tus ojos. Toma un profundo respiro y te mira, esperando que todo eso no esté pasando en realidad. "¿Quieres saberlo?" Pregunta, en su voz un tono entre enojado y triste. La tristeza aumenta cuando das media vuelta y comienzas a dirigirte a la puerta. "No. Espera. Preguntaste algo, y tienes que escuchar mi respuesta." Te detienes dándole la espalda. "Sabes que no soy de los que se dan por vencidos. ¿Preguntas que qué es lo que podemos salvar? A nosotros. Lo sabemos bien los dos, y ninguno está listo ni quiere que esto se acabe. Y sí, los dos la hemos cagado un poco, pero estoy dispuesto a reparar los errores que yo cometí si tú estás dispuesta a lo mismo." Escuchas pasos acercarse a ti, y luego una mano rozar la tuya. "No tengo idea si lo que dije tiene sentido..." Empieza a hablar de nuevo. "...pero si algo me enseñó mi mamá es que no puedes rendirte si todavía hay esperanza. Contigo todavía la tengo, esa esperanza." Sin dejarlo ver tus ojos llorosos das la vuelta y recargas la cabeza en su hombro. Gianluca deja salir un suspiro. "Te prometo que no voy a rendirme." Susurras mientras su mano pasa por tu cabello para luego abrazarte por la cintura. Un abrazo que se siente más fuerte que nunca.



Hola! Cuanto tiempo?! Han pasado 8 meses desde que actualicé xd espero que les guste la preferencia :) chao! Besos, María se despide :v


Preferencias de Il VoloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora