❀ • nueve • ❀

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un poco más que desecho

El camino a casa de Jimin ese sábado en la mañana estaba siendo terriblemente silencioso. La carretera en bus se sentía placentera de alguna forma, la música golpeando en sus oídos, todo se prestó para un buen momento, pero desafortunadamente la tensión hizo estragos las buenas intenciones.

Jimin tenía las manos hechas puños en su lugar y a cada rato tenía que estar pasando trago, o mojando sus labios por la reciente resequedad. Nadie podía siquiera calcular lo nervioso y asustado que se sentía mientras las ruedas del bus lo llevaban más y mas lejos de la seguridad de su dormitorio y lo tiraban cerca de la incertidumbre que representaba enfrentar a su mamá. Y enfrentarla con alguien más a su lado.

—Siento que no quieres estar aquí —comentó Jimin en baja voz. No se atrevió en ningún momento a mirarlo a los ojos—. Y no te culpo.

Yoongi que iba tan entretenido escuchando música con un solo auricular volteó a mirar a Jimin, pintándose en seguida una pequeña y casi imperceptible sonrisa. Era de esta forma casi siempre desde que se conocían, esa sonrisa por muy minúscula que fuera traía más relevancia a la vida de Jimin de lo que nunca fue una demostración completa de sinceridad. Esa sonrisa aunada a las manos cálidas de Yoongi hacían estragos en Jimin de una forma que ni él mismo podía explicar.

—Tu mamá pidió que yo te acompañara, así que no hay por qué llevarle la contraria —respondió, acariciando con sus pulgares las líneas de vida de Jimin.

—Es decir, nadie te obligaba.

—Pero yo quiero estar contigo, Jimin.

—¿Por qué?

El aire se condensó bajo una cálido silencio que luego fue llenado con el suspiro tenue de Min Yoongi; debido a que debían parecer presentables delante de Mamá Park ambos dejaron de ser Zanahoria y Ensalada de Lechuga, ambos con el cabello castaño para imprimir un poco de seriedad, pero aún así, Yoongi se las había arreglado para verse guapo, y aún más, para verse sereno. No había en él ni un ápice de arrepentimiento por ese viaje. Su lugar definitivamente en su cabeza, era allí. Junto a él.

—Porque yo hubiese dado hasta lo que no tenía por tener a alguien que me apoyara en el momento que más lo necesité —respondió claro, acomodando mejor su cuerpo en el asiento y buscando calidez en el cuello de Jimin—. Porque eres increíble y mereces compañía en este momento tan difícil para ti.

No duró mucho tiempo en el hueco de su cuello, de inmediato buscó sus ojos en aquella cercanía, y cuando lo tuvo relativamente cerca, Yoongi tomó su barbilla y le besó con significancia. Un beso suave y dulce protagonista en un momento de lucidez, de cariño, y de la máxima expresión de apoyo que Jimin alguna vez pudo haber sentido.

—Porque me gustas tanto, Park...

Jimin enrojeció considerablemente, su corazón comenzó a latir más fuerte con cada instante que trascurría atrapado en la mirada de Yoongi. Éste volvió a besarle para imprimirle confianza y cariño, y a sujetar sus manos sin premura pero con sumo amor. Jimin estaba más allá que aquí, feliz, completo, tanto que por un instante olvidó que se dirigía al matadero.

—También me gustas, mucho, mucho, Min.

—Lo sé.

—Odioso —refunfuñó Jimin, haciendo un inconsciente puchero.

—Esta es la parte en la que me dices «¿quieres ser mi novio?» —comentó Yoongi, más divertido que sugerente.

Jimin enarcó una ceja sorprendido.

proud ❀ yoonminWhere stories live. Discover now