❀ • cinco • ❀

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revuelos

—Tú y Min están revolucionando esta facultad —comentó Hoseok con una mirada cautelosa, echando ojo de cada persona que miraba a Jimin como si de pronto le hubiese salido una segunda cabeza.

Jimin no obstante, con una pequeña sonrisa ladeada y su bolso de entrenamiento, ignoró aquellas miradas y echó camino por el ancho pasillo rumbo a los vestidores de chicos, tenía practica y pretendía llevarla a cabo sin que nadie perturbara su paz, aunque todos tuvieran cierta atención en él.

—No somos el rey y la reina ni nada por el estilo —explicó, doblando en una esquina, más personas murmuraron tras su paso—. Sólo somos dos chicos con el pelo anormalmente pintado de naranja y verde, ¿qué hay de singular en eso?

Hoseok se encogió de hombros y se llevó un lolipop a la boca.

—Para mí nada, tu pelo brilla. Incluso Min se ve... uh, ¿más atractivo? —Y se echó a reír, Jimin lo observó con cara de «¿en serio?»—. Lo que digo es que esto cuenta como llamar la atención definitivamente, pensé que te molestaba que te vieran con Min, y más que asumieran que eres...

Jimin bufó.

—Los de la facultad no me importan tanto, Hobi —explicó, más sereno que nadie—. Es la situación con mis padres y familia en general lo que me pone volátil.

Jimin lo había entendido uno punto cinco segundos después de besarse con Yoongi a cuestas de su cama, no hicieron nada más que hervir de deseo y besarse pero la situación valió para que le importara un poco menos lo que el ojo público de la facultad pudiera decir de él, de ellos. Desde Jungkook, Jimin no se sentía tan exasperado con respecto a un hombre, no le hervía la sangre corriendo en cadenas por sus venas, no ansiaba algo sustancioso y de lo cual sostenerse en momentos frívolos y sus más necesitados instantes. Parecía casi increíble que el reacio y activista Min Yoongi rellenara las casillas de Jimin al pie de la letra.

Antes sólo era el chico vestido de negro al final de su fila, un poco misterioso e interesante, un poco demasiado valiente, y atractivo como ningún otro hombre al que hubiese fisgoneando jamás. Ahora seguía siendo lo mismo, con la única diferencia de que podían intercambiar pensamientos, mantener una amena charla, y besarse.

Sobre todo lo último. Cada beso llevaba a Jimin a una galaxia diferente. Una estrella diferente en cada movimiento.

—Me alegra que hayas dado un pasito importante —dijo Hoseok con una de esas sonrisas suyas que ocupaban la mitad de su cara—. Min me agrada.

—¿En serio? —preguntó Jimin con cierta burla en su tono de voz.

Hoseok lo único que hizo fue restarle importancia a su insinuación.

—Sí, sé que piensas que me cae mal por cómo hablamos la última vez. Pero es un chico muy seguro en lo que dice, además, desde que él está a tu lado te ves... más feliz.

Jimin rodó los ojos con sumo dramatismo.

—Cursi.

—Burlate, idiota —chilló para luego golpear sin fuerza el brazo de Jimin—. Iré a hacer pis antes del entrenamiento, nos vemos en el campo.

Hoseok se despidió de Jimin y éste con un asentimiento de cabeza, cogió rumbo a los vestidores. Ansiaba terminar la práctica para dedicarse a su proyecto de expresión creativa aunque respaldado con la excusa de que Yoongi le iba ayudar, era la excusa desde hace dos semanas que se reunían en cafeterías, o en el pequeño jardín que tenía la facultad. También pasaban tiempo en ambos dormitorios e incluso una noche de esas Jimin se había quedado a dormir.

proud ❀ yoonminWhere stories live. Discover now