❀ • ocho • ❀

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pequeñas citas y malos ratos

—¡Oh por Dios, algo me tocó, joder!

—Cálmate, es sólo una tela de araña.

—No, no, no, Dios, los ojos de ese esqueleto están brillando.

—Sí, ¿no se ve adorable?

—Jimin, Jimin, Jimin no me sueltes la mano, ¿sí?

—Esta bien, dame tus manos entonces.

—¿Qué? ¿Cómo que «dame tus manos»? ¡¿Qué es esto que he estado sosteniendo, Jimin?

—Ah, por Dios, no se te puede jugar ni una broma.

Jimin se echó a reír quedito aprovechándose de la poca luz que había en el lugar; nunca, pero nunca se hubiese imaginado que Min Yoongi el chico frío de la facultad, el que parecía no importarle nada, en realidad era un quejica y llorica por el tema paranormal. Era un hecho verídico que se acrecentaba a medida que Yoongi afianzaba su mano, y no conforme con eso le abrazaba. No es que Jimin estuviera quejándose en lo absoluto, aquello era algo que lo tenía levitando sobre el piso polvoriento del lugar.

Después de haber paseado por el parque cercano al hotel, tomarse nueve mil fotos, y presumir su relación delante de los muy asqueados heteros alrededor, Jimin sugirió caminar al parque de diversiones que no estaba muy lejano de donde se encontraban. Yoongi aceptó sólo por la idea de la Montaña Rusa, y los Carros Chocones, pero Jimin gritó: «casa embrujada, casa embrujada, casa embrujada», y con un puchero (o más de uno, cabe destacar) convenció al chico.

Y no se arrepentía de haber elegido aquella macabra casa como primer lugar de visita, Yoongi estaba que se lo llevaba la que lo trajo, y Jimin lo estaba disfrutando en todas sus letras.

Abrazó a Yoongi cuando éste dijo sentir algo caminarle por las piernas.

—Vámonos, vámonos, vámonos, por favor, por favor.

Owwww, que adorable, en serio, Jimin lo estaba gozando montón.

—¿A dónde quieres ir? —preguntó con cierto retintín.

Yoongi buscó su rostro en medio de la oscuridad, (después de tantear y amarsarle media cara) y procedió a unir sus frentes. Se veía bastante vulnerable, y tembloroso, las manos las tenía sudadas y quizá estaba llorando un poco, justo en ese momento a Jimin le cacheteó el remordimiento de haber arrastrado a una persona a un lugar en donde no deseaba estar, y en donde la estaba pasando fatal.

—¿Podemos ir a la casita de los títeres? —preguntó lastimero, Jimin buscó su cara y la encontró húmeda, no estaba del todo seguro si era sudor o lágrimas.

—Podemos —respondió atrayendo su cuerpo para tenerlo más cerca—. Lamento traerte a este lugar, pensé que sería divertido.

Jimin sintió a Yoongi asentir, y con sumo cuidado tomó su mano para guiarlo a la salida sin que muriera antes de llegar a la puerta. No va a decir que lanzó una que otra risilla al ver a Yoongi saltar al sentir cosas caminarle por todos lados, o cuando salían fantasmas de ningún lado para decir «buu». Nunca había escuchado a una persona gritar tanto, ni siquiera aquella vez que salió con Chanyeol y el mejor amigo de este había gritado como loco. Incluso, comparar a Yoongi con aquella situación y proclamarlo ganador era decir mucho cuando se tenía por hermano al siempre cobardisímo de Park Chanyeol.

proud ❀ yoonminWhere stories live. Discover now