❀ • uno • ❀

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gotas mínimas de apoyo

—No tiene nada de malo, Jimin entiéndelo.

Estaban teniendo nuevamente esa conversación, dialogando con algunas palabras en tono alto, y con el rostro duro. Era la charla de nunca acabar y Jimin lo odiaba, porque Hoseok no lo entendía; Hoseok hablaba de una facilidad que no se vislumbraba a sus anchas y lo que él describía como el camino hacia la liberación, Jimin lo veía como el mismo calvario que Jesús padeció y ya era demasiado blasfemia dicha comparación.

—Por favor, no comencemos con esto, Hobi —aludió Jimin tratando en tono afable, frotándose las sienes y escogiendo de una buena vez por todas el libro que había ido a sacar de la biblioteca.

Su mente otra vez se estaba volviendo un caos.

—¡Pero Jimin! Es en serio, te ahorrarías tantos disjuntos, tantos problemas —expresó Hoseok, intentaba por todos los medios manifestar sus palabras de manera que Jimin lo entendiera, pero éste lo hacía perfectamente. El que no lo hacía era el mismo Hoseok—. Ya no más tu mamá consiguiendo citas para ti. Ya no más tu papá y sus extrañas sospechas y comentarios. Ya no más tus primos averiguando tu vida. Ya no más nada de eso.

Jimin resopló sonoramente y sin disimulo, en serio que lo hizo. Principalmente porque le dolía la cabeza de tanto decir no, segundo por escuchar las habladurías de Hoseok y tercero porque el olor a polvo siempre le hacía daño en la nariz. Simplemente estaba llegando a su límite.

—Hoseok, cállate —espetó severo, con las manos firmes en el libro que tanto había estado buscado—. Deja de meterte con mis decisiones, no voy a decirle a mi familia que me gustan los hombres simplemente porque tú pienses que me va a beneficiar.

—Pero...

—Decirle a alguien que «salga del closet» siendo tú, un cis hetero, Jung Hoseok, es la peor cosa que puedes hacer en el mundo.

Jimin volteó rápidamente hacia el dueño de la voz que recién escuchaba, no se esperó en lo absoluto encontrarse con Min Yoongi, el chico del final de su clase, de ropa absurdamente negra y que hace un año se había declarado abiertamente bisexual, de hecho, los únicos colores que resaltaban en él era el magenta, lavanda y el azul que decoraba su cuello, un choker con los colores de la bandera bisexual como había investigado Jimin días después de su «salida del closet».

El chico nunca hablaba más de lo necesario en clases, era un buen estudiante pero poco participativo, y si nadie se metía con él por su abierta y declarada sexualidad poco propia de la sociedad, era porque bien, su expresión de ceño perenne, su aura negra y su mirada penetrante hacían llorar incluso a las cebollas. Jimin y él nunca habían intercambiado más de dos palabras, algo más que «oye, el profesor me dijo que te quería ver en su oficina» y un «gracias».

—No sabes la represión que se vive una vez sales, así que si una persona LGBT se siente más cómoda guardando su secreto entonces, tú debes respetarlo —volvió a hablar, haciendo que Hoseok se volviera una masa gelatinosa allí en su lugar—. No estés siendo impulsor de nada. Y deja a Jimin en paz.

—Oye amigo, yo...

—Hasta luego.

Así como repentino había llegado, así se había marchado, dejando en Jimin la pregunta de qué lo había golpeado con semejantes palabras de ¿defensa? Así se sentía, la verdad. Así que sin hacerle caso a las quejas y los «¿qué se cree ese?» de Hoseok, Jimin corrió por el pasillo por donde se había ido Yoongi. Necesitaba agradecerle, nunca nadie había pronunciado esas palabras tan acertadas. La mayoría era como Hoseok, creyendo tener la potestad sobre sus decisiones o sus miedos, en cambio Yoongi había dado en el blanco. Contundente y firme, incluso un poco cálido si se pone a fantasear.

—Min, hey, espera.

Escuchó claramente como su alrededor le dijo «shu~» pero Jimin se encogió de hombros y se acercó hasta que ambos se encontraron fuera de la silenciosa biblioteca.

—Min, espera un momento.

Yoongi volteó y casi le perforó la cara a Jimin con su fría mirada, pero aún así dio unos dos pasos más hasta que tuvo al chico relativamente cerca. De pronto le comenzó a temblar todo y acelerarse el pulso. Y por consiguiente, de pronto recordó porque Min Yoongi le hacía sudar y temblar como puerco al matadero.

—Uh.

Era porque el chico en serio era un misterio.

—Quería agradecerte, uh, ya sabes, lo de hace un rato.

Era porque Yoongi tenía una mirada muy oscura pero inquietante.

—De nada. No me gusta cuando los cis hetero se meten en donde no los llaman.

Era porque Min Yoongi reflejaba el orgullo que sentía de pertenecer a LGTB en cada paso que transitaba por esa fría y salvaje selva de pupitres y libros.

—Uh, sí. Yo... llevo mucho tiempo tratando de explicarle eso a Hoseok.

Quizá era porque secretamente se había propuesto arrancarle al menos un fantasma de sonrisa, de esas parecidas a las fotos que compartía en su Twitter cuando marchaba en conjunto con su colectivo.

—Bueno, me alegró haberte ayudado. Nos vemos lue...

Era porque Min Yoongi...

—Oye, si te invito a tomar tomar... algo ¿aceptarías?

Le gustaba un poquito demasiado.

Le gustaba un poquito demasiado

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🌈

segundo yoonmin de esta colección imaginaria a la que he decidido llamar «fanfics que se me ocurren fregando». espero les guste, el formato es de capítulos relativamente cortos, pero una lectura muy amena.

disfruten mucho, en serio ('。• ᵕ •。') ♡
que joonkook me las bendiga ( ゚o⌒)

proud ❀ yoonminOnde as histórias ganham vida. Descobre agora