❀ • seis • ❀

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de chicos que se apoyan

La habitación de Jimin se llenó de un espeso e incómodo silencio una vez que su padre se marchó con el estupor marcado incluso en su caminar. Jimin quedó al menos un minuto estático en ese lugar, escuchando lejanamente como los demás murmuraban cosas como «¿qué creía? Que el padre no se iba a enterar que es marica». Tuvo que ser Yoongi y sus súper brazos los que lo devolvieron a la realidad, estaba más que estupefacto y sin saber qué decir o siquiera hacer.

El silencio llegó después, cuando tomó asiento en la orilla de su cama y dejó que Yoongi tomara sus manos y las arrullara en las suyas. Realmente estaba allí, apoyándolo en un momento difícil para él.

—No creo que tu papá piense mal... —dijo Yoongi al cabo de un rato, para romper el nefasto silencio que se había cimentado en el lugar—. No tienes de qué preocuparte, puedes decir que somos amigos.

Jimin negó cabizbajo.

—No lo entiendes, mi papá es muy intuitivo —explicó, acariciando por inercia los dedos suaves de su acompañante—. Sé que verte aquí, con los labios hinchados fue suficiente respuesta para él.

—Perdón.

Jimin volteó rápidamente y se encontró con la mirada compungida de Yoongi, lo que le hizo sentirse el doble de mal porque el muchacho no tenía la culpa de nada. Esto era algo que venía arrastrando desde hace cuatro años y que necesitaba enfrentar a como de lugar. Aunque el camino fuera escabroso, debía ser sincero con sus padres, e iba a iniciar con su padre ahora que lo tenía en la capital.

—No es tu culpa, Yoon —siseó, tomando con más tersura sus manos—. Esto es cosa de familia, tú no tienes la culpa de que mi padre haya encontrado a su hijo teniendo una buena sesión de besos con su chico.

—¿Tu chico? —inquirió, con una sonrisa sinuosa. De esas que a Jimin tanto le gustaba.

—Bueno, si tu quieres.

—Quiero.

A pesar de la tensión que había dejado el padre de Jimin flotando en el aire, ambos fueron capaz de degustar la comida y hablar un poco de la familia del otro, por obvias razones, Jimin fue el primero. Sacando el mal que representaba mentirle a toda su familia, le gustaba soltar prenda de su madre, de su padre, y su hermano, también de sus primos aunque fueran insoportables.

Su mamá era idéntica a él, un poco baja y rellena en la justa medida, había conquistado a su padre con sus atractivas proporciones, tenía un carácter del demonio, pero todo lo que se proponía hacer, lo terminaba realizando con honores, era maestra de secundaria y Jimin se sentía orgullosa de ella.

—A diferencia de mi padre, mamá no llegaría de improvisto —contó, con su cabeza reposando en las piernas de Yoongi—. Ella me llamaría dos meses antes y ese día; y al llegar me enviaría mensaje cada que de un paso.

Yoongi tomó un mechón de pelo de Jimin y se echó a reír.

—Suena a que es una madre atenta.

—Lo es —expresó—. Nos crió a mí y a Chan con principios y valores morales muy pegados a la sociedad, a la heteronormativa. Por eso siento que ella será la que le cueste asimilarlo, quizá nunca lo haga.

A Jimin le daba pesar pensar en ello, pero sentía el fresquillo típico de Min Yoongi cuando le daba aliento, y caricias y hurras.

—Quizá no puedo darte el apoyo de una madre, Jimin —susurró, y a pesar de que tuvo que doblar todo su cuerpo para estar a la altura de sus labios, se sintió cómodo teniéndolo cerca—. Pero sí el apoyo de un amigo, de algo más. Lo que tu quieras.

proud ❀ yoonminWhere stories live. Discover now