Capítulo Doce: Problemas

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No le fue difícil salir del lugar. Todos estaban al pendiente de Axel y en realidad, el único que, usualmente,  parecía ponerle atención, era Axel; pero esta vez estaba enfrascado en la pelirroja, así que sin hacer mucho ruido salió de la habitación, para encontrarse con un obscuro pasillo. El ruido se hizo más fuerte al momento en el que comenzó a caminar hacía la salida. Quería salir de ahí lo más rápido que pudiese. Su auto estaba en el estacionamiento, en donde lo había dejado la primera vez que había ido.

El lugar era peligroso; eso bien lo sabía Sky, al igual que el hecho de llegar allí sin avisarle a nadie. Axel la cuidaba, pero él no estaba con ella hoy, por eso no podía darse el lujo de andar por ahí como si nada. Se internó entre la gente, esquivándolos con avidez. El olor a marihuana estaba en todas partes; no le gustaba llegar y tener el olor impregnado en la ropa y su cabello.

A lo lejos diviso la gran puerta metálica y se tranquilizó al saber que ya estaba cerca. Pasó al lado de unas chicas que tenían pinta de ángeles entre los demonios. Sky se lamentó por ellas, le hubiera gustado preguntarles si estaban bien, ya que parecían un poco perdidas; pero sabía que si se detenía correría más peligro.

No alcanzó a dar dos pasos porque se sentía culpable. No era porque fuera pesimista, pero que chicas como esas estén en un lugar así, no tiene buena pinta. Dejando su seguridad de lado, camino de vuelta buscando las tres castañas que había visto anteriormente.

Cuando las encontró, les habló:

—¿Están perdidas? — Fue lo primero que se le ocurrió en preguntarles.

Las tres volcaron su atención en ella, la del medio fue la que le contestó.

—Más o menos. — Comenzó. — Vine a buscar a mi hermano, pero no lo hemos encontrado y ya es tarde. — Le contó la chica.

—¿Y has visto a tú hermano? — Interrogó la rubia; si ya llevaban tiempo ahí y no lo habían visto, lo mejor sería que se fueran.

—No, vimos a sus amigos, pero él no estaba con ellos. — Negó otra.

—Chicas, creo que deberían regresar a su casa, si no lo han visto, es porque no está aquí. — Recomendó.

—No podemos, él nos escribió pidiendo que viniéramos a buscarlo. — Volvió a hablar la del centro.

Eso no le dio buena espina. Se supone que si llamas a alguien para pedir que te recoja, debería estar esperando a esa persona, o, por lo menos llamar a preguntar si ya han llegado. Se preguntó si realmente su hermano se encontraba aquí. Ella jamás permitiría que uno de sus hermanos anduviera solo por estos lugares a semejantes horas de la madrugada.

—¿Están seguras de que su he...? — La pregunta quedó al aire en el momento en el que sintió una mano en una de sus caderas apretándola fuertemente.

Se asustó cuando una voz rasposa les dijo.

—Al fin las encuentro, llevo buscándolas horas. — Dijo el hombre, apretándola contra él.

Otros hombres llegaron por detrás de ellas y las agarraron de igual forma que a Sky, quien ahora no entendía nada, ¿Ese era su hermano?; La respuesta quedó en su mente cuando la chica del medio gritó.

—¡Maldito! ¿¡Dónde está mi hermano!? — Rugió revolviéndose en los brazos del hombre que la tenía.

Sky supo que se había metido en la boca del lobo, sin siquiera saberlo. Quiso sacar su celular pero el hombre, la detuvo, esculcándole los bolsillos.

—Ni se te ocurra hacer una estupidez, zorra. — Entonces, cogió su celular y lo tiro al piso.

Lo piso varias veces rompiéndole la pantalla y le colocó una mano en la boca. Sky soltó unas lágrimas sin saber qué hacer, se la iban a llevar, a ella y a las chicas que también estaban muertas del susto. Quiso gritar pero el hombre no la dejó, pues le mordió el cuello como si quisiera comérsela haciéndola sangrar. A ese punto Sky estaba ahogada en llanto y se comenzó a mover cuando el hombre la levantó y comenzó a caminar con ella en brazos. La gente fingía que no veía nada o tal vez no lo hacían de lo drogados que estaban.

MI RUBIAWhere stories live. Discover now