capítulo diez

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Luego de aquella taza de café habían pasado tres meses. El verano se fue como una brisa y ya el otoño estiraba sus raíces. El frio cada día aumentaba, y así mismo mi uso de cuellos de tortuga iba en aumento. Las hojas de los árboles se tornan naranjas y rojas en el otoño, además de que se caen. Y eso observaba desde mi ventana ya que no tenía nada más que hacer.

La notificación de KakaoTalk resonó por la habitación con una luz tenue. Jungkook me había mandado un mensaje, como lo usual a esta hora. Solíamos hablar en el anochecer especialmente los sábados, cuando ambos teníamos tiempo. Al tener más interacción con él (al menos por mensajes) nos volvimos muy cercanos. Él estaba necesitado de atención y yo de alguien que en verdad me escuchara, así que era una relación recíproca.

De quien si no volví a oír en estos meses fue de Yoongi. Me quite el pensamiento de la cabeza al querer preguntarle a Kook, ya que no me parecía correcto meter a aquella persona en una de nuestras conversaciones como de improvisto. Sin embargo, la curiosidad carcomía hasta a mis entrañas.

El sonido del timbre de la casa se hizo oír. Baje con el teléfono en la mano luego de haberle enviado a Jungkook algunos emojis con caritas llorando de la risa. Con vasta flojera, puse mis menudas manos en el picaporte y lo jale, dejando encontrarme con Jimin mirando hacia el tapete de la entrada.

Con Jimin nuestra relación era más de confidentes. Le gustaba que lo acompañara los domingos en su trabajo, y luego de salir de su academia venia algunos días de la semana a ver películas conmigo cuando yo le avisaba que no me encontraba ocupada. Sin embargo su aparición me sorprendió, ya que no lo esperaba.

—Te vas a morir del frio allí fuera. Entra—me aparte un poco de la entrada dándole espacio suficiente para que pasara hacia la sala.

El me sonrió un poco y camino rápidamente hacia el sofá, sentándose suavemente; mientras yo me encargaba de cerrar la puerta. Al terminar mi tarea, me voltee hacia su persona y comencé a caminar hasta tirarme violentamente en aquel inmenso y suave asiento.

—No estaba muy frio fuera Sook. De igual manera gracias, espero no estarte molestando—moví mi mano de arriba hacia abajo haciendo un signo como de manera de que no me importaba.

Me asegure de no quitarle la vista de encima mientras quitaba su chaqueta de encima y la colocaba a un lado de su cuerpo, junto a una pila de cojines bordados. Ciertamente Jimin tenía esa aura vigorosa, además de tener un cuerpo trabajado y aspecto despreocupado. Mas yo lo conozco, y con certeza puedo decir que es un ser muy tierno, y le confiaba muchas más cosas que a nadie.

—Te traeré té de frutos rojos, está buenísimo— me moví prácticamente arrastrándome hacia la cocina. Aunque mi plan era ir yo sola, Jimin decidió seguirme.

Tome una taza blanca lisa, y con la tetera en la otra mano la llene. Le tendí la mano para que tomara el líquido y se calentara un poco.

—Gracias...— sorbió fuertemente el té—Necesito preguntarte algo Hee-Sook, por eso vine— su mirada se tornó un poco más seria.

—Adelante.

—Más bien, es un favor. Necesito tu cara—me quede un poco petrificada.

—Lamento no poder ayudarte, pero nací con esta cara y no te la puedo prestar. Y aunque pudiera no te la daría porque ya sabes; la necesito para ver, y respirar, comer— Jimin se rio un poco, achinando los ojos como de costumbre. Yo seguía algo confundida.

—No es eso, tonta. Nunca te conté esto así que no debes saber, además de estudiar baile, también esculpo. Tengo un proyecto y necesito esculpir una cara, y me parece que la más apropiada es la tuya— que alago. Aun así, desconfié un durante un momento.

Whalien 52; suga btsWhere stories live. Discover now