capítulo tres

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  — ¿Podrías apartarte? — dije brusca a la persona sentada a mi lado. Ella volteo la cara he hizo una mueca, mientras apartaba su silla de la mía. Subí la vista hacia la pizarra  y levante la mano.

  — Haré el ejercicio sola  — hable hacia el profesor — No necesito a otra persona — baje la vista hacia mi cuaderno de música.

  — Si tan buena eres como para trabajar sola, muéstranos algo  — me dijo el profesor con una sonrisa burlona.

Hubiese sido feliz demostrándole que podía, pero estaba tocando en la madrugada y debido a una mala técnica, rompí la cuerda del violín. Gruñí y subí los ojos al cielo.

  — Mi violín no esta en buenas condiciones ahora  — musite muy bajito. A el profesor se le formo una mueca de satisfacción en la cara. 

  — La única violinista de la clase y nisiquiera cuida su instrumento. Que decepción  — comencé a mover mi pierna con fastidio. Los otros alumnos se reían y susurraban, pero yo no les escuchaba. Tome mi bolso y me pare.

  — Me siento mal, voy a ir con la enfermera  — hable, y salí de la clase.

Camine por la universidad, obviamente no iba a la enfermería. Aunque me faltaban dos clases mas, me fui de ese lugar y camine por la calle hasta llegar a ''casa''.

  —  ¿Hola? — grite. Nadie respondió, como siempre. Busque a mi madrina por la casa, pero no se encontraba.

Tire mis zapatos al otro lado de la sala y subí las escaleras. Llegue a la puerta de mi cuarto y la abrí, adentrándome. Me senté en el piso y luego termine por acostarme, mirando hacia el techo. Recorrí con los ojos todo el lugar, parándome en la repisa de trofeos. Todos ellos de competencia de violín, que fueron utilizados para dar dinero a mi gran numero de padres postizos por cuidarme.

Me pare, agarre uno y lo rompí. Fui haciendo eso con todos, primero con tristeza y luego con rabia. Una vez rotos los lance al patio y baje otra vez las escaleras, agarre unas botas de lluvia y me las coloque. Empuje la puerta y salí, dejándola medio abierta. Me daba igual si entrababan, no había nada de importancia o valor en esa casa.

Camine sin rumbo, con la lluvia empapándome. Miraba hacia el suelo y oía como las gotas de lluvia caían. Llegue a una calle sola, con una casa vieja en todo el final. Parecía embrujada, pero sin embargo yo entre. Se veía tranquila, y quería pensar. Empuje la puerta, que rechinaba. Pase al lado de la ventana y me senté en una mesa. Me quite la botas que estaban muy mojadas y las deje a un lado. Me acomode en la mesa y comencé a mover mis pies al son de  la lluvia

 — Parece que me persigues   — volví la cabeza. Era el chico de bonito perfil, suga. Había pasado una semana desde que vomito en mi patio, y casi no lo recordaba.

Pero, por alguna razón, me alivio poder ver su cara.

  — Hm... Hola  — dije muy bajito. Subí la vista al cielo apartando su mirada de la mía

  —  ¿Que haces aquí? — escupió en un tono desagradable.

  — Veo la lluvia  — respondí. Ladee la cabeza y lo mire.

 Tenia unas ojeras gigantes, y su piel era tan pálida que pareciera que fueran golpes. Tenia una mirada de fastidio, pero su cara tenia un expresión totalmente neutra. Su cabello seguía tan verde menta como siempre, parecía un caramelo.

  — ¿Y tu?  — pregunte. Se me hacia agradable tener una conversación, hace tiempo que no lo hacia. 

  — Escapo de ella, de la lluvia — fruncí el ceño. 

  — ¿Porque?  — pregunte, pero me ignoro. No le di importancia, sin embargo. — Deberías darle una oportunidad — arrugo la nariz — A la lluvia, digo. Ella siempre cae, pero todos la repelen. Hace todo lo posible por mantenernos con agua, pero nadie le agradece. Su sonido es tan bajo, que nadie se para a escucharlo. Se siente sola.

  — Con que así es — me miro — Tal vez, un día me pare a escucharla.

Se quito de mi lado con la intención de irse, caminaba hasta la salida y yo lo seguía con mi mirada. Voltee a la ventana, y me percate de que ya no estaba lloviendo. 

  — ¿Como te llamas? — dijo desinteresado. Una mueca se formo en mi cara, pensando si decirle o no.

  — Hee-Sook  — hable por fin. El volteo su cara hacia mi, que antes estaba en dirección a la salida.

  — Bueno. Dime Yoongi  — y salio de aquel lugar.

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Caminaba con Jimin a mi lado, el cual se ofreció a llevarme a casa; a pesar de que yo no quería. Me lo encontré frente al rió Han, lugar el cual desprecio. Ahora estaba contando chistes estúpidos, tratando de hacerme reír, lo cual era imposible.

  — Hee-Sook — me llamo. Voltee la cara y lo mire a los ojos.

  — Dime  — dije al ver su cara con una expresión diferente a la normal

  — ¿Te han dicho que eres muy bonita?  — negué con la cabeza — Eres muy bonita.

Una sonrisa se formo en su rostro. Al observarlo cuando lo conocí, note que cuando sonreía arrugaba la nariz y sus ojos se volvían mas achinados; era como un niño pequeño. Aparte la mirada. No me sonroje, pero dentro de mi había un cosquilleo. Estaba feliz de lo que Jimin había dicho.

  — Gracias... supongo  — dije tratando de hablar neutral, pero es lo menos que logre.

  — Oye. Sabes que cuentas conmigo en todo, ¿cierto? — me dijo — Te escuchare siempre que lo necesites. 

Me tense. Mi cara cambio a una expresión fría. Algo dentro de mi se encendió, haciéndome molestar.

  — No digas cosas que no cumplirás  — Me aparte de su lado y camine mas lejos de el, llegando a esa casa mas rápido de lo esperado. 

  — Lo digo enserio  — dijo con una seriedad que me pareció extraña. Yo, sin embargo, enterré la llave en la puerta y puse un pie adentro.

  — Adiós, Jimin  — entre a la casa. Suspire cansada a punto de subir a mi habitación, pero escuche la voz de mi madrina.

Me acerque poco a poco a la  cocina para escuchar mejor lo que decía, el suelo estaba frió bajo mis pies ahora sin zapatos; y las paredes se sentían húmedas.

  — Si, lo necesito  — la oí decir — Necesito que la saques de mi casa, Jin. No me importa que sea como tu hermana, no puedo mas. No quiero vivir con alguien que mato a sus propios padres, ella es la que se merece morir   — me separe de la pared y corrí hacia arriba.

Me tire en mi cama y todos aquellos recuerdos me invadieron. Mi mente comenzó fallar y todo lo que veía estaba distorsionado. Estaba teniendo un ataque. Llore, y grite. Grite como siempre lo hacia. Grite por ayuda, pero nadie me escucho. Pareciera que yo hablara a una sintonía  diferente a las demás personas, ellos no me oían. Nadie, tampoco Jimin.

Y yo seguía gritando.

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Hola, como están? Pues yo, no muy bien. Me dio zika, se me quito, y ahora lo vuelvo a tener. Soy la reina de la mala suerte. 

Pero bueno, aquí esta el capitulo; espero que les guste. No se olviden de votar 💗

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Whalien 52; suga btsOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz