CAPÍTULO 8

131K 7K 200
                                    

Maratón 2/3

Gabrielle

Mis días se habían tranquilizado un poco, y mi ánimo estaba mejor. Erick aún no se iba a Miami y para mí, esa era una prueba de amor, aunque sentía que estaba dejando todo por cuidar de mí. Trabajaba desde casa y le había prometido a su padre volver pronto, aunque el no lo estaba apresurando. El amor que su familia me tenía era increíble.

Erick y yo estábamos en el mueble revisando la invitación sobre una gala que nos habían invitado pero no teníamos ganas de ir. Especialmente yo... Ahora parecía la muerte en vida. Extremadamente delgada y con ojeras. Había hecho una promesa de concentrarme más en mi alimentación y volver a ser quien era. Aún nadie en casa sabía de mi pérdida... Y tampoco sé si quiero que sepan.

Un grito nos estremeció y tras eso, vidrios romperse. Erick se levanto primero y me dejó detrás... Que no fuera lo que estoy pensando, por favor... No me importó nada y camine detrás de él. Entramos a la cocina, de donde provino todo y solo nos conseguimos a mamá llorando y con una carta en la mano.

— ¿Que pasa, mamá? – Pregunté aterrorizada.

— ¡Tu papá se ha ido! ¡Se ha vuelto loco! – Comenzó a gritar.

— ¿De que hablas, mamá? ¿Como que se ha ido? ¿A su trabajo otra vez?

— ¡No! – Volvió a gritar – Se ha ido a buscar a tus hermanos... Esto será una catástrofe. Tú abuela en cuanto se entere, será una guerra entre ella y tu padre. Le aconseje que hablara con ella antes de hacer todo esto, que no lo hiciera por las malas. Y no me hizo caso.

Tome la carta y estaba escrita por el, tan a lo antiguo como siempre. Y su manera de escribir siempre ha sido elegante. De pequeña siempre me encantaba cuando me escribía cartas y me las dejaba en la cama o entre mis libros cada mañana.

Familia

Me he ido a Londres, esto es algo que no puedo seguir ignorando. Gracias Gabrielle, por ayudarme a abrir mis ojos. No sé cuánto tiempo tardaré, pero volveré con Catalina y Nicolai. Es hora de que mi familia sea lo que tenía que ser desde hace años... Una verdadera familia. Y no importa lo que diga mi madre. Mis hijos están primero. Nos vemos pronto, con amor. Papá.

Hasta yo estalle en lágrimas... Por fin los conocería. Por fin vería a mis hermanos. A los que la abuela nos arrebato por su estúpida crianza. Erick me abrazo y me susurraba al oído que por fin estaría feliz. Y es verdad. Los tendría a ellos, mi familia completa, a Erick, mis amigos... Más no podía pedir. Solamente que Dracovic desapareciera completamente del mundo para poder estar tranquilos.

La casa ahora estaba protegida las 24 horas por los hombres uniformados que trabajaban con papá, y así llamaba más la atención. Pero papá no permitiría que esa situación se volviera a repetir. Erick últimamente era más alerta, pocas cosas se le pasaban por alto y antes de hacer algo por o para el, estaba yo primero.

— Mamá, cálmate. Ya era hora, quisiéramos o no... ¿Acaso no quieres a tus hijos contigo?

— Claro que quiero. ¡Pero bien sabes cómo es Adacna! Joder, nunca la aguante.

Erick estalló en risa y voltee, le di la mirada de "si no te callas, mueres" y dejo de reír enseguida. Mamá se fue calmando poco a poco pero aún era visible su desesperación. Me alejé de mamá para poder llamar a mi padre y saber que haría realmente.

— Hola papá.

— Mi niña, que alegría escucharte.

— ¿Donde estás? Mamá ha entrado en una crisis luego de leer la carta.

— Hija, es hora – Dejo escapar una gran bocanada de aire – No me importa lo que diga mi madre, me llevaré a mis hijos. Al llegar a Rusia, haré todo lo legal.

El silencio nos invadió y solo sentía orgullo pero también un poco de miedo. A pesar de que el fuera su hijo, mi abuela siempre ha sido vengativa. Y esto era una jugada en su contra.

— Aquí estaré esperándote, papi. Te adoro.

— Y yo te adoro mucho más, mi niña. Abraza a tu madre por mi.

Tranque el teléfono y después me senté junto a mamá. Estaba tranquila pero no soltaba la carta, tal vez ella sabía más cosas de abuela que yo y por eso su reacción. Pero era hora de que mis hermanos estuvieran donde pertenecen, en casa. En Rusia... Aunque ahora estaban dejando su vida en Londres. Lo entiendo perfectamente.

-

Después de tanto tiempo, me decidí a salir. Erick ya tenía tiempo insistiendo para salir a cenar y no podía seguir posponiéndolo. Y menos sabiendo que tal vez regrese a Miami por su trabajo. No estaría toda su vida aquí cuidando de mi.

— Joder

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

— Joder.... Estás preciosa – Erick estaba apoyado en la puerta, su típico traje negro lo hacía ver más sexy de lo normal.

Camine hacia el y lo bese, por primera vez me sentía más estable emocionalmente. Aunque estaba flaca, no me veía tan mal. Esperaba verme como un saco de huesos. Erick me tomo de la mano y salimos de la casa. El auto nos esperaba pero nos llevarían, el seguro se perdía y yo no tenía ganas de conducir.

Llegamos a un restaurante que no conocía, y eso es extraño pero por lo que veo, se las ingenió bien. Me llevo por un camino de flores que pasaba un puente sobre una pequeña laguna. Joder, es que mi hombre es terriblemente romántico. Al final había una mesa en un pequeño jardín adornada con flores y velas, solo dos sillas y una bella fuente en forma de cisnes dándose un beso. Un poco cliché pero romántico.

— ¿No es como que mucha comida? – Erick se rió y me dio esa mirada que me mataba de amor.

— Nena, no quisiste comer por un tiempo. Así que hoy, lo haremos. Y solo pedí tu comida favorita.

Efectivamente, así fue. Toda la comida entre salada y dulce era mi favorita. Sirvió la botella de vino y comenzó a ofrecerme los diferentes platos que habían. Sin duda alguna, me enamore del hombre correcto. Aún con sus dudas, su desconfianza y sus peleas, era el hombre que me tenía enamorada.

— ¡Salud! – Chocó nuestras copas y luego me dio un beso – Prometo no volver a hacer lo que hice, confió en ti. Y quiero estar siempre junto a ti.

— Te amo, Erick.

— Te amo más de lo que tu a mi, cariño.

Seguimos disfrutando nuestra cena, charlando de todo lo que sucedía en Miami o aquí, y algún tema que se nos ocurriera. Esto, para mí, es la felicidad. Sin necesidad de muchos lujos, disfrutando mi vida con el. Con el hombre que elegí para pasar los días, y espero que la vida también.

Atados al amor • ¡FINALIZADA!Where stories live. Discover now