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Alexander a veces soñaba el como había llegado allí. Unas pocas veces a decir verdad. El beso de Magnus contra sus labios. Sus ojos brillantes, marrones y salpicados en verde y dorado mirarlo con cariño. Sus palabras soltadas en susurros. El como se acercaba a él para besarlo. El impacto del camión sacando a Magnus a volar.

El como, en media noche, Alexander se levantaba en un grito ahogado y de sus labios salir el susurro de su amado con dolor.

Aquella noche, y las anteriores cuando los recuerdos se volvían más vividos, se levantaba. Tomaba la muleta de un lado y el suero de su brazo colgado en un perchero, salir de su habitación del hospital, al ascensor hasta el cuarto piso. Todo en silencio. Oyendo sus propios quejidos al tener que controlar ambas cosas a la vez. Llegar hasta la habitación de Magnus sin ser aún capaz de abrir la puerta.

Te amo...

Alec cerro los ojos, su mano envolver la manija de la habitación de Magnus con fuerza en un intento de dejar que sus ojos piquen.

Te amo demasiado, Alexander Lightwood.

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Ese fue el primer 'te amo'. El más cliché de todos pero el más sincero que Alec escucho en su vida.

Fue una noche de primavera. Alec había llegado de improvisto al loft de Magnus para una cita nocturna en un paseo fresco. Llevaban mas de un largo tiempo saliendo. En la que Alec hacia su trabajo y Magnus daba sus clases de arte en la academia de arte y diseño dramático. Toda una delicia de lugar a los ojos gatunos de Magnus.

Alec recordaba como tuvo que llamar al móvil de Magnus esa noche que él andaba ocupado haciendo una escultura sin forma para su desgracia. Pidiéndole con voz ligera de cachorro que se acercase al balcón y mirara abajo. Alec sabia que Magnus tenia buena vista lo cual no iba a hacer un problema que lo viera con un ramo de rosas rojas en una mano y una caja de chocolates en la otra.

Magnus había bajado corriendo, eso sin antes de arreglarse un poco. Ponerse una camiseta limpia sin maquillaje. Hubo una vez en la que Alec le dijo que era atractivo con maquillaje, pero lo era aún mas sin ella, resaltando su morena piel, sus párpados rasgados y sus ojos dorados, volviéndolo más vulnerable. Vulnerabilidad que Alec amaba en secreto. Hasta ahora.

Vio como la puerta principal del loft se abría hasta dejar a un Magnus salir con una camiseta de un color cenizo, una chamarra de mezilla entre blanco y negro con un estampado de un águila que Alec le había regalado, unos pantalones deportivos grises, los tenis dorados, la frente sudorosa y se le notaba a leguas que había bailado un poco antes de salir con la sonrisa plasmada en el rostro como muestra de agradecimientos y la alegría de ver los azules de Alec.

Alec amaba verlo bailar, algo se removía en su interior. Una mezcla de ver algo maravilloso mover cada parte de su cuerpo. Contonear las caderas en el momento exacto que había énfasis en la música. El como cantaba sin dejar de mirarlo a los ojos las veces en que Alec tuvo el privilegio y la gloria de verlo bailar.

Creí que no te vería hasta la otra semana —. Exclamo Magnus, sintiendo el dedo pulgar de Alexander rozar casi imperceptible el perfil de Magnus con suavidad —. ¿Son para mi?

If You Stay |Malec-AU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora