🔰II🔰

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La primera vez que lo vio, fue en una tienda departamental, de aquellas en las que Alexander disfrutaba comprar sus discos, tanto música de los ochenta (la que Alec creía firmemente que era buena música) o tanto como la música clásica para cuando su familia venía a su hogar, hogar vacío.

Creyó que había visto un ángel, un ángel muy colorido, con aquellos pantalones de cuero ajustados resaltando su parte trasera y una camisa con brillo azul cobalto, zapatillas negras simples, el cabello en punta con mechones de color azul y (Oh, por Raziel) sus ojos, eran de un color extraño, eran como marrones con toques verdes y amarillos salpicados con un delineado que hasta su hermana envidiaría.

Juro por los cielos que aquella criatura, era un ángel.

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La cabeza le martilleaba, como un pequeño colibrí aleteando sin parar en su mente, el zumbido producto del choque aun seguía sonando en sus oídos en cada momento, lo bueno era que ya podía mover gran parte del parte del cuerpo. Al menos.

—Buenos días, señor Lightwood —. Alexander levanto la cabeza rápidamente causándole un quejido por el rápido movimiento —. ¿Como se siente?

—Mejor que nunca —. Respondió con sarcasmo —. ¿Me veo bien?

La doctora, de nombre Tessa Gray, suspiro con algo de pena, la mayoría de sus pacientes eran algo descortés pero menos el Lightwood pero al parecer hoy no era su día y ni tampoco serían los venideros en buen augurio, Gray entendía sus estado —. No, la verdad es que no. Se ve del asco.

Alexander se encogió en la camilla médica, su ante brazo con una incrustaciones de algunas agujas le causaba escalofrío, muy aparte, no se esperaba tal respuesta.

—Lo siento... Es que... No se como...

—Esta bien, señor Lightwood —. Tessa se acerco a él, tomándolo de la muñeca para medir su pulso —. Aun necesita reposo.

—Yo no necesito descansar, necesito respuestas de Magnus y...

—Pero yo ahora no te puedo dar esas respuestas, si, Alexander, Magnus Bane, tu prometido, esta en coma pero aun falta hacerle exámenes y estudios de que tan grave es su fractura en el cráneo —. Alexander se sintió estremecer con la palabra fractura y el repentino cansancio —. Tus familiares llegaran mas tarde, y para eso tienes que estar fuerte. También por Magnus.

Alexander ya solo balbuceaba, los efectos de la anestesia haciendo presencia no ayudaba en nada en querer hablar.

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-¡Ey!

Alexander fue trotando levemente, allí donde el ángel de ojos extraños estaba sonriendo con alguien de ojos muy verdes y piel morena junto otra chica de piel pálida y cabello platinado. El ángel volteo y Alexander se sintió desfallecer deteniéndose por completo y con aquel disco que el ángel se olvido de llevar.

Hola —. El ángel lo saludo. Alexander sintió algo cálido dentro de él que lo dejo desconcertado.

Hola —. Ambos se quedaron en silencio. Alexander creía escuchar risitas desde un poco mas lejos de donde el ángel se había alejado para ver que necesitaba —. Uhmm, se te olvido esto —. Alexander le extendió el disco de Elvis —. Buena elección por cierto...

Ah, claro —. Mascullo el ángel algo apenado —. Me encanta venir a comprar discos y que se me olviden, gracias...

Alexander, pero todos me dicen Alec.

Alec —. Su nombre lo sintió salir como un cántico, dioses, estaba perdido —. Soy Magnus, un gusto.

Y cuando estrecharon sus manos, ambos sintieron la típica corriente placentera que se dicen en la películas y libros, ambos se miraron sorprendidos, azul eléctrico con marrón salpicado.

Eh, bueno gracias —. Magnus no entendía su nerviosismo pero deseo que aquellos ojos azules muy expresivos lo volviesen a mirar.

Sabes —. Alexander soltó eso abruptamente cuando Magnus se alejaba —. He notado que vivimos por la misma zona...

¿Ah si?

Si —. Soltó en medio de una risa, si su hermana hubiera estado a su lado, Alexander estaba seguro que se habría tirado al piso junto a Jace a carcajearse por lo idiota que ahora probablemente se veía —. Si —. Añadió con mas confianza en un intento de verse relajado, Magnus pareció maravillado —. Tal vez, deberíamos tomar algo juntos en honor a nuestra zona ¿No crees?

Alec lo pensó, es mejor que venir a decir y preguntar que si viene muy seguido.

Magnus sonrió ladino, aquel adonis de cuerpo perfecto y asombrosos ojos azules con apariencia de cachorro le estaba pidiendo una cita :—. Sabes, yo podría ser un asesino.

-No, no creo que lo seas —. Aseguró inmediatamente —. Alguien tan hermoso no podría ser tal cosa con la bella cara de ángel que tienes —. Soltó abruptamente antes de pensarlo

Y esta vez, fue el turno de Magnus de enrojecer hasta las orejas. Alexander oyó la carcajada del de ojos extremadamente verdes y la risita discreta de la platinada diciéndole con golpes leves que parase de reír.

Así que... —. Alexander volvía a hablar, rascándose la nuca, tal vez habría cometido un error y Magnus no fuese gay.

Pero la respuesta de su ángel lo lleno de regocijo y jubiló, estallando su corazón y mente en varios colores y emociones.

Si, me encantaría tomar algo contigo.

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—Allex—

If You Stay |Malec-AU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora