Capítulo LIV: Un regreso inesperado.

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Miré mis armas con decisión, sabía lo que hacía, había llegado lo suficientemente lejos en esto para rendirme ahora, mi clan, la aldea, Yagura... nada sería un impedimento. Con la mente completamente fría tomé a Kama y Gunbai entre mis manos, observando al mundo con los ojos que mi hermano me otorgó.

―Confío en ti, Hashirama.― Dije, para después salir corriendo dispuesto a mi objetivo.

Destruir Konoha y los lazos que me atan a ella.

...

―Gracias por confesarme eso Goro, algo dentro de mi se siente aliviado...

Con suavidad tomé su hombro intentando calmar su rostro avergonzado, para él era completamente incómodo, pero eso no importaba en lo absoluto.

―Espero que todo se arregle, Yagura, Madara se dará cuenta de lo que realmente importa.

Sonreí ante sus palabras de aliento, este tipo de apoyo era necesario para mi, él estaba siendo bastante amable conmigo. Sin aviso tomé sus hombros abrazando estos en acción de cariño, no buscaba confundirlo, sino agradecer sus palabras.

―Gracias por estar aquí...― Murmuré sobre su hombro.

―No es nad...

Un estruendo sumamente fuerte nos tomó por sorpresa, con rapidez me levanté del futón al igual que Goro, ambos igual de sorprendidos nos miramos sin comprender el origen de tan ruidoso golpe.

―¡Y-Yagura-sama...!― Una Yuka completamente hiperventilada se recargó sobre la puerta de mi habitación, logrando preocuparme más.

―¿Qué está pasando, Yuka?― Pregunté intentando ventilar la habitación para ella.

―¡Están atacando la aldea!

―¡¿Qué?!

Por mi mente pasaron las imágenes de aquel abismo donde estuve alguna vez, dudaba el hecho de que esos hombres estuviesen atacando Konoha, sino mal recuerdo el 90% de ellos murió a manos de la furia de Madara.

Madara...

―Yagura, tengo que apoyar a la aldea ¡Vayan al refugio!― Así, Goro quien hace unos momentos se encontraba a mi lado, salió corriendo.

―¿Quién está atacando la aldea, Yuka?― Hablé, esperando con todo lo que a que no dijese su nombre.

―No tengo idea, Yagura-sama... ¡Debemos ir al refugio ya!

Yuka intentando tomar mi mano se acercó, cosa que evité completamente, sin mirar atrás caminé hasta la sala donde por obra del destino me encontré con un Kagami completamente cansado y con una mirada aterrada.

―Yagura-sama...

―Dime que no es mi esposo, Kagami-kun, por favor...― Rogué, acercándome a pasado lento.

―No es su esposo, Yagura-sama... ese hombre es una bestia.

Sin contener mis impulsos abofeteé al protegido de mi hermano, quien sorprendido y con una mano en la mejilla me miraba sin respuesta. Mi sangre hervía, ellos no tenían derecho a llamarlo de esa forma, él era un humano, un buen hombre ¿No?

―No te permito hablar de mi esposo así frente a mi, no eres nadie para hacerlo.― Hablé con esa frialdad de la cual yo carecía.

―Lo lamento, Yagura-sama, pero no encuentro otra forma de llamarlo...

―¿Dónde se encuentra?― Pregunté ignorando sus antiguas palabras.

―Luchando contra Hokage-sama, me ordenaron llevarla al refugio...

El Verdadero Sentimiento Uchiha | Madara Uchiha |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora